miércoles, 8 de octubre de 2008


Alfred de Musset (1771-1832)
Francisco Arias Solis

Lunes, 2 de junio de 2008

“Es necesario amar siempre, aun después de haber amado”. Alfred de Musset.

LA VOZ DEL POETA AMANTE DEL ESCANDALO

Alfred de Musset llega al campo romántico y de la poesía como la personificación de la más alegre, turbulenta, despreocupada juventud, con aires donjuanescos y alcanzando la celebridad a los veintitrés años, aplaudido y alentado por Víctor Hugo y por Charles Nodier, al principio, después por todos los románticos. Sus Cuentos de España e Italia le revelaron como poeta en 1830, un poeta amante del escándalo, pero genial.

Musset, tenga o no defectos, es de los autores románticos que se leen aún con más gusto, y en que la poesía moderna puede hallar modelos. La forma misma de sus versos ha envejecido menos que la de otros de más ruidosa fama. Musset fue, además, excelente prosista, novelista y autor dramático.

Alfred Louis Charles de Musset nació en París el 11 de diciembre de 1810 y falleció en la capital francesa el 2 de mayo de 1857. Perteneciente a una añeja y culta familia mostró, después de haber hecho brillantes estudios en el colegio Henri IV, un precoz talento para los versos, y desde los diecisiete años frecuenta El Cenáculo, célebre salón literario fundado por Charles Nodier. Mantuvo relaciones amorosas con la famosa novelista George Sand, con quien visitó Génova, Florencia, Bolonia, Ferrara y Venecia, en donde tuvo lugar la ruptura de los dos amantes. La alegre primavera de la juventud fue corta para Musset y a los treinta años le hallamos convertido en un misántropo, sea como se ha dicho, por la influencia de George Sand o por lo que fuere. Fue bibliotecario del Ministerio del Interior durante la Monarquía de Julio y destituido en 1848. Durante el Segundo Imperio fue bibliotecario del Ministerio de Instrucción Pública. En 1845 fue galardonado con la Legión de Honor y, en 1852, fue elegido miembro de la Academia Francesa.

Su gran talento se puso de manifiesto en diversos campos -en la lírica, en cuentos en verso, en dramas y en novelas-, dominando con elegante habilidad distintos estilos. Sus obras teatrales están entre lo mejor de la dramaturgia romántica francesa: graciosas, tiernas y apasionadas, con elementos burlescos y patéticos, en ellas se une una suerte de libertad volteriana con el disgusto por la vida, tan característico del momento.

Entre sus obras destacan: Cuentos de España y de Italia (1830), colección de versos, La noche veneciana (1830), su primera obra teatral, el poema Rolla (1833), La confesión de un hijo del siglo (1836), novela autobiográfica, Lorenzaccio (1834), drama histórico, obra maestra del teatro romántico, Un espectáculo en un sillón (1834), recopilación de obras teatrales destinadas a la lectura, el poema Las noches (1835-1837), “Noche de mayo” (1835), “Noche de diciembre” (1835), “Noche de agosto” (1836) y “Noche de octubre” (1837), dedicadas a sus amores con George Sand; la última de ellas y “Recuerdos” (1841) hablan del dolor que produjo en el poeta la ruptura de esta relación, y, siguiendo el ejemplo de “El lago”, de Lamartine, pide que perdure al menos el recuerdo. Sus obras de teatro se agruparon en Comedias y proverbios (1853).

Elegante, seductor, espiritual, inteligente, culto, dotado de un corazón sensible y ardiente bajo la desenvoltura del mundano y la ironía del libertino, reunía Musset las más felices dotes. Su ruptura con George Sand dejó al poeta decepcionado y deshecho. Y como dijo el poeta francés: “Amigos míos, cuando me muera / plantad un sauce en el cementerio, / amo sus ramas desconsoladas, / su palidez amada es suave / y su sombra será ligera / a la tierra en que dormiré”.


Fuente: http://www.analitica.com/va/arte/documentos/2386853.asp

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