miércoles, 17 de junio de 2009

Palabra Girondo - Nocturno

Después de los Días




Documental realizado al cumplirse los 30 años del último golpe militar en Argentina.
Con Norman Briski, Hebe de Bonafini, Carlos Aznarez, Daniel de Santis y Hugo Rosani.
80 min.
Dirección Fernando Rubio

Palabra Girondo

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Jorge Teillier

Duerme

No temas

Duerme

Todas las estaciones

Te amare siempre

Aunque nunca mi cuerpo
se tienda junto al tuyo

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Paul Eluard.

TOQUE DE QUEDA

Que ibamos hacer, la puerta estaba bajo guardia
Que ibamos hacer, estabamos encerrados
Que ibamos hacer, la calle habian cerrado
Que ibamos hacer, la cuidad estaba bajo custodia
Que ibamos hacer, ella estaba hambrienta
Que ibamos hacer, estabamos desarmados
Que ibamos hacer, al caer la noche desierta
Que ibamos hacer, teniamos que amarnos.
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Jorge Teillier

¿Has olvidado que el bosque es tu hogar?

¿Has olvidado que el bosque es tu hogar?
¿Que el bosque grande, profundo y sereno
te espera como a un amigo?

Vuelve al bosque.

Alli aprenderas a ser de nuevo un niño

¿Por que te olvidaste que el bosque es tu amigo?

Los caminos de las hormigas bajo el cielo,
el estero que te daba palabras luminosas,
el atardecer con el que juegas con la lluvia

¿Por que lo has olvidado?

¿Por que no recuerdas nada?

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Oliverio Girondo

NOCTURNO
Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos.
Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas.
Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo,
y cuál será la intención de los papeles
que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras,
y en que las cañerías tienen gritos estrangulados,
como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa,
al dar vuelta la llave de la electricidad,
en el espanto que sentirán las sombras,
y quisiéramos avisarles
para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones.
Y a veces las cruces de los postes telefónicos,
sobre las azoteas,
tienen algo de siniestro
y uno quisiera rozarse a las paredes,
como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos
que nos pasaran la mano por el lomo,
y en las que súbitamente se comprende
que no hay ternura comparable
a la de acariciar algo que duerme.