Un vistazo al interior de la primera nave de turismo espacial

"Richard Scott en la nave"

En el desierto de Mojave, cerca de la ciudad de Los Angeles, en Estados Unidos, un grupo de ingenieros trabaja en un proyecto que busca ofrecerle al público general la posibilidad del turismo en el espacio.

En un discreto hangar está la nave espacial Virgin Galactic.

La empresa británica Virgin espera que en un par de años el proyecto esté listo para llevar de paseo a los clientes.

Estuve de visita para ver como va el trabajo. Soy el primer reportero que puede informar desde dentro de la nave espacial.

Luego de entrar por un pequeño agujero en la parte inferior de la nave, es claro que todavía queda trabajo por hacer.

Hay paredes sin adornos con cables al descubierto y todavía no hay sillas. Pero ya es posible hacerse una idea de lo que será el viaje para los seis pasajeros de cada misión.

A lo largo de toda la cabina hay ventanas. Algunas al costado, otras en el techo. Las ventanas permitirán a los pasajeros ver cómo el cielo azul de la Tierra se vuelve púrpura y después le da paso al negro del espacio.

El rugido del motor se desvanecerá, junto con la atmósfera.

Y cuando todo lo que puedan oir sea el silencio, sabrán que están en el espacio. Podrán ver la curvatura de la Tierra y la delgada banda de la atmósfera encima.

Los pasajeros después tendrán cerca de cinco minutos de ingravidez para flotar por la cabina, y probablemente estrellarse unos contra otros, pues la cabina es bastante estrecha.

"Muy emocionante"

"El mayor reto, porque estamos en un programa de vuelos de prueba, no es volar la nave. Es anticipar lo que podría salir mal, porque es una nave única", dice Pete Siebold, uno de los pilotos de prueba.

Nave Virgin Galactic

"Nave Virgin Galactic"

"Ver un vehículo nuevo que alguna vez llevará a pasajeros comerciales al espacio, y permitirle al público experimentar los viajes espaciales, es muy emocionante", aseguró a la BBC.

Cuando el programa esté en pleno funcionamiento, el viaje de los astronautas comenzará en un sitio en el estado de Nuevo México. Ahí está siendo construido el primer puerto espacial específicamente con fines comerciales.

El terminal diseñado por el reconocido arquitecto Norman Foster está a una corta distancia de la pista de aterrizaje, de cerca de 3.000 metros de longitud.

Los astronautas recibirán tres días de entrenamiento en el terminal para verificar su salud física y mental. La empresa Virgin dice que espera que la mayoría de las personas aprueben el examen.

La ubicación del complejo en medio del desierto es importante, entre otras razones, porque goza de cielos despejados 340 días al año, dice Dave Wilson, empleado de Virgin.

La astronave será llevada por un avión más grande hasta que alcance los 15.000 metros de altura. Eventualmente busca llegar a una órbita a 110 kilómetros de la superficie.

A los 15.000 metros, la nave será soltada en el aire, encenderá sus motores y acelerará a 4.000 kilómetros por hora en menos de un minuto a medida que deja la atmósfera.

Miles al espacio

La nave nunca ha estado en el espacio, ni siquiera en vuelos de prueba.

Estación espacial

"Estación espacial"

"Nuestro único objetivo es llevar a gente al espacio una y otra vez", dice Matt Stinemetze, de Scaled Composites, firma que construye el vehículo.

"En los últimos 50 años ha habido cerca de 500 personas que fueron al espacio", dice.

"Creo que en el primer o segundo año, el objetivo de este programa es de llevar tal vez miles de personas al espacio. Así que esto cambia el juego. En los próximos veinte años todos conoceremos a alguien que haya estado en el espacio", sostiene.

Luego del paseo por el espacio, la nave tiene un truco para volver a la Tierra. Dobla sus alas, lo que le otorga mayor estabilidad y genera menos resistencia.

Eso, junto con su escaso peso, facilita su reingreso a la atmósfera.

Luego, la nave regresa sus alas a la posición normal y entonces planea de regreso a la superficie.

En el momento no hay competencia en el horizonte. Si la empresa triunfa, sin embargo, es probable que los inversionistas se interesen en proyectos rivales.

¿Por qué? Basta recordar que pese a que los vuelos no ocurrirán antes de dos años y cuesten US$200.000 por persona, más de 400 personas ya han hecho reservaciones.

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