sábado, 20 de octubre de 2012

Little Florence Gray de Nathaniel Parker Willis


A poem by Nathaniel Parker Willis

I was in Greece. It was the hour of noon,
And the Ægean wind had dropped asleep
Upon Hymettus, and the thymy isles
Of Salamis and Ægina lay hung
Like clouds upon the bright and breathless sea.
I had climbed up th’ Acropolis at morn,
And hours had fled as time will in a dream
Amid its deathless ruins, for the air
Is full of spirits in these mighty fanes,
And they walk with you! As it sultrier grew,
I laid me down within a shadow deep
Of a tall column of the Parthenon,
And in an absent idleness of thought
I scrawled upon the smooth and marble base.
Tell me, O memory, what wrote I there?
The name of a sweet child I knew at Rome!

I was in Asia. ’Twas a peerless night
Upon the plains of Sardis, and the moon,
Touching my eyelids through the wind-stirred tent,
Had witched me from my slumber. I arose,
And silently stole forth, and by the brink
Of golden “Pactolus,” where bathe his waters
The bases of Cybele’s columns fair,
I paced away the hours. In wakeful mood
I mused upon the storied past awhile,
Watching the moon, that with the same mild eye
Had looked upon the mighty Lybian kings
Sleeping around me, Crœsus, who had heaped
Within the mouldering portico his gold,
And Gyges, buried with his viewless ring
Beneath you swelling tumulus, and then
I loitered up the valley to a small
And humbler ruin, where the undefiled
Of the Apocalypse their garments kept
Spotless; and crossing with a conscious awe
The broken threshold, to my spirit’s eye
It seemed as if, amid the moonlight, stood
“The angel of the church of Sardis” still!
And I again passed onward, and as dawn
Paled the bright morning star, I lay me down
Weary and sad beside the river’s brink,
And ’twixt the moonlight and the rosy morn,
Wrote with my fingers in the golden “sands.”
Tell me, O memory! what wrote I there?
The name of the sweet child I knew at Rome!

The dust is old upon my “sandal-shoon’”
And still I am a pilgrim; I have roved
From wild America to spicy Ind,
And worshipped at innumerable shrines
Of beauty; and the painter’s art, to me,
And sculpture, speak as with a living tongue,
And of dead kingdoms, I recall the soul,
Sitting amid their ruins. I have stored
My memory with thoughts that can allay
Fever and sadness; and when life gets dim,
And I am overladen in my years,
Minister to me. But when wearily
The mind gives over toiling, and, with eyes
Open but seeing not, and senses all
Lying awake within their chambers fine,
Thought settles like a fountain, clear and calm,
Far in its sleeping depths, as ’twere a gem,
Tell me, O memory what shines so fair?
The face of the sweet child I knew at Rome!



Traducción virtual: 
Yo estaba en Grecia. Era la hora del mediodía,
Y el viento Egeo había quedado dormido
Al Himeto, y las islas thymy
de Salamina y Egina yacía colgado
Como nubes sobre el mar brillante y sin aliento.
Me había subido Acrópolis th 'a mañana,
y había huido horas como tiempo en un sueño
en medio de sus ruinas inmortales, porque el aire
está lleno de espíritus en estos fanes poderosos,
y caminan con ustedes! Como sultrier crecía,
yo me acosté en una profunda sombra
de una columna alta del Partenón,
Y en una ociosidad ausente del pensamiento
que garabateó sobre la base lisa y mármol.
Dime, oh memoria, lo que escribí allí?
Nombre de un niño dulce que conocí en Roma! Yo estaba en Asia. -Fue una noche sin igual en la llanura de Sardes, y la luna, toca mis párpados a través del viento agitó tienda, me hubiera embrujado de mi sueño. Me levanté silenciosamente y robó a otro, y por el borde de oro "Pactolus", donde se bañan sus aguasLas bases de las columnas de Cibeles justo, me alejó de las horas. En el estado de ánimo despierto reflexioné sobre el pasado histórico de un rato, mirando la luna, que a simple leve mismo había mirado a los poderosos reyes libios dormir a mi alrededor, Creso, que había amontonado Dentro del pórtico mouldering su oro, y Giges, enterrado con su anillo viewless Debajo de usted hinchazón túmulo, y entonces yo vagaba por el valle a una pequeña ruina y humilde, donde la mancha de la gran tribulación sus prendas mantienen impecable, y el cruce con un temor consciente El umbral roto, a los ojos de mi espíritu Parecía como si , en medio de la luz de la luna, se puso de "El ángel de la iglesia en Sardis" quieto! Y volví a pasar adelante, y como el amanecer Paled la estrella resplandeciente de la mañana, yo me sentar abajo Cansado y triste junto a la orilla del río, Y 'Twixt la luz de la luna y la mañana de color de rosa, escribió con mis dedos en las arenas de oro "." Dime, oh memoria! lo que escribí allí? El nombre del niño dulce que conocí en Roma! El polvo es viejo en mi "sandalia-Shun" Y todavía soy un peregrino, he vagaron de Wild America a picante Ind, y adoraron a innumerables santuarios De una belleza y arte de la pintura, para mí, y la escultura, como hablar con una lengua viva, y de los reinos muertos, recuerdo el alma, Sentado en medio de sus ruinas. He guardado mi memoria con pensamientos que pueden aliviar la fiebre y la tristeza, y cuando la vida se vuelve tenue, Y yo estoy en mis años sobrecargados, Ministro para mí. Pero cuando cansadamente La mente da más trabajadora, y, con los ojos abiertos pero al ver que no, y todos los sentidos despierto dentro de sus cámaras de multa, Pensamiento instala como una fuente, clara y tranquila, lejos en sus profundidades para dormir, ya que "twere una joya, Dime, oh memoria lo que brilla tan justo? El rostro de la niña dulce que conocí en Roma!



































Comentarios de los lectores

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Texto original


"Recibí tu declaración de amor con fecha del viernes 23" de Luis Pescetti


Recibí tu declaración de amor con fecha del viernes 23

 
03/01/2012
Estimado Alberto: recibí tu declaración de amor con fecha del viernes 23, misma que paso a responder.
Primero que me pareció medio larga. Ni sabías en qué andaba, entonces te mandaste más por entusiasmo tuyo que por otra razón.
En la parte que ponés “que me amás desde el primer día que me viste”, ¿a vos te parece?, para empezar no indicás qué día fue, no puedo saber si yo también te vi o me llevás ventaja. Sí recuerdo cuando nos presentaron, y ahora entiendo la sonrisa que traías, porque ya venías emocionado, por así decirlo.
Cuando afirmás que “he nacido para hacerte feliz”. No puede ser cierto, ahora no sé cuántos años tenés, pero desde que naciste hasta ahora, ni un poco mejoraste mi vida. O llevás un atraso que ni te cuento o es una de esas frases que se dicen por decir.
¿Que pasás noches sin dormir? No sé si estás tomando algo, ¿qué querés que haga? Podría cantarte una canción tranquila, pero no soy de cantar en público, no sé, me da vergüenza. Probá ir al médico.
Después decís que las estrellas te dicen mi nombre. ¡Estaría todo el mundo llamándome por teléfono si fuera cierto! Móviles de televisión a la puerta de mi casa, la NASA. “¡Ani, las estrellas le dicen tu nombre a un flaco!”. Nada que ver.
Que pasás las horas lánguidamente. ¿Vos buscaste qué quiere decir esa palabra? Para mí que quisiste decir otra cosa.
Por último me pedís que te dé una respuesta y que la vas a esperar con ansiedad. Calmadito, por favor, porque lo que menos quiero es andar con gente nerviosita.
Te voy a ser sincera, me llegaron tres o cuatro cartas de amor más, ¡a cuál más disparatada y boba! Así que la tuya, dentro de todo, fue la mejorcita.
De modo que acepto tu propuesta, vení con flores mañana a partir de las cinco y seremos felices para siempre, mi amor.
Tuya de todo corazón
Anita