domingo, 14 de septiembre de 2014

CARTA A TRES ESPOSAS

CARTA A TRES ESPOSAS



“Carta a tres esposas” significó para Joseph Mankiewicz el pasaporte hacia el estrellato, con ella obtuvo el DGA en 1949 y los Oscar como mejor director y mejor guionista en la edición de 1950, desde ese momento se le abrieron todas las puertas como director en Hollywood.
El film, basado en el relato de John Klempner “Carta a cinco esposas”, nos ofrece el particular retrato mankiewiczniano de la vida cotidiana en las pequeñas ciudades de los Estados Unidos, sus rituales sociales y los entresijos de las relaciones interpersonales de pareja y de amistad. 
Con este fresco el director consigue de forma coherente y armoniosa combinar una trama sobre las relaciones de pareja y su gusto por la crítica mordaz, todo ello aderezado por un más que conseguido punto de suspense, capaz de captar la atención de los espectadores desde el comienzo de la película.
Y que mejor argucia para ganarse nuestra atención que comenzar el metraje con una pícara y juguetona voz en off femenina, que nos guiará de principio a fin de la película, diciéndonos eso de: “Para empezar, todos los incidentes y personajes de esta historia son ficticios y cualquier parecido con usted o conmigo será una simple coincidencia.”


FICHA TÉCNICA: CARTA A TRES ESPOSAS “A Letter to Three Wives”.
AÑO: 1949. DURACIÓN: 103 min. PAÍS: Estados Unidos. DIRECTOR: Joseph L. Mankiewicz.
GUIÓN: Joseph L. Mankiewicz. MÚSICA: Alfred Newman. FOTOGRAFÍA: Arthur Miller (B&N).
REPARTO: Jeanne Crain, Ann Shothern, Linda Darnell, Kirk Douglas, Paul Douglas, Jeffrey Lynn, Thelma Ritter, Barbara Lawrence.
PRODUCTORA: 20th Century Fox. Productor: Sol C. Siegel.
GÉNERO: Drama. Sátira Social.

SINOPSIS: Tres mujeres están a punto de partir en barco para ir de excursión con un grupo de niños, cuando reciben la carta de despedida de una amiga común, en la que les informa que no acudirá a la cita, porque se ha fugado con uno de sus maridos. ¿Pero cuál?


En “Carta a tres esposas” Mankiewicz destripa a la clase media norteamericana de aquellos años, sacando a la luz sus temores, ambiciones y tensiones cotidianas. Elige para ello el microcosmos de una pequeña ciudad desde el cual nos expone los estereotipos personales y de conducta social a través de los protagonistas de la obra.
En “Carta a tres esposas” se centra en una vez más en su tema favorito, las mujeres, y en las relaciones que mantienen entre ellas, adobándolas con celos, envidias, dobleces, y una encarnizada lucha por los hombres.Mankiewicz se muestra menos interesado en hablar sobre la infidelidad que sobre los estereotipos humanos.

En primer lugar tenemos a las tres esposas: 
 Deborah Bishop (Jeanne Crain), una mujer acomplejada por sus orígenes campesinos y que cree no estar a la altura de su marido ni de los amigos de éste. La inseguridad que siente tiñe toda su relación de pareja, y para colmo está celosa de Addie con la que inevitablemente se compara.
Es el retrato de la mujer conformista.

Rita Phipps (Ann Sothern) es una mujer independiente que se dedica a escribir folletines para la radio. Sus ingresos son superiores a los de su marido. Se siente segura de sí misma, tanto que no cuida su relación todo lo que debiera y cree que él siempre estará ahí para ella. Sabe que su marido admira a Addie, a la que conoce desde la infancia, una mujer que siempre está en el lugar oportuno y haciendo lo correcto. A Addie no se le olvida el día del cumpleaños de George, pero a Rita sí.
Rita representa a la mujer que se rebela en su medio.

Lora Mae Hollingsway (Linda Darnell), nos ofrece una excelente interpretación de la mujer que procede de un nivel social bajo y que escala puestos contrayendo matrimonio con el jefe, uno de los hombres más ricos del lugar.
Su relación nace del desencuentro, Porter cree que Lora Mae se casa con él por su dinero, y ella ofendida por el comportamiento de él siente que la han comprado, y no que la amen. Los enfrentamientos verbales entre ambos son constantes. Porter tiene una foto de Addie Ross sobre el piano, la conoce desde hace tiempo y la ayudó en unas transacciones de negocios. Lora Mae quiere que sea su propia foto la que luzca sobre el piano.
Lora Mae representa a la mujer oportunista.
Como anécdota referiré que la foto que Porter y Lora Mae miran en la escena del piano, y que el espectador no alcanza a ver porque está girada, era en realidad la de Otto PremingerMankiewicz la utilizó para conseguir una mirada de desden en Linda Darnell, ya que sabía que aquella había tenido sus más y sus menos con Preminger en el rodaje de“Ambiciosa” (1947).




Cuando reciben la carta, las tres mujeres se replantean sus respectivas relaciones de pareja, ahondando en sus despropósitos, en sus errores y en las consecuencias de éstos. Todas dudan, ninguna está tranquila, saben que podrían haberlo hecho mejor, pero quizás sea ya demasiado tarde para alguna de ellas?


El retrato que Mankiewicz nos ofrece de los tres hombres tiene un tinte bien diferente. Los tres son personas llanas, sin recovecos emocionales sencillos y que contrastan con ellas por la falta de sentimientos oscuros y negativos.
Un joven Kirk Douglas es George Phipps, en una excelente interpretación del intelectual profesor de instituto, un hombre con principios y que valora lo importante, ajeno a lo superfluo y encantador en todos los sentidos.
Es el marido de Rita, capaz de admitir que su mujer ingrese más que él sin pasarle factura a la relación. Mankiewicz mima a este personaje e indudablemente se identifica con él.
Porter Hollingsway (Paul Douglas) es el jefe acaudalado, un personaje gruñón y poco atento, realmente desagradable con su mujer Lora Mae en público y bastante mayor que ella. Un retrato prototípico muy real de ese tipo de persona.
Brad Bishop (Jeffrey Lynn), es el marido de Deborah, se conocieron en el ejército, es rico, alegre y despreocupado. Su personalidad contrasta poderosamente con los sentimientos de duda e inferioridad que acechan a Deborah.




Y ahora hablemos del verdadero motor de la película, Addie Ross, ella no aparece en ningún momento, pero su voz omnipresente (puesta porCeleste Holm) es la que nos guía de principio a fin por los vericuetos de esta historia.
Addie lo sabe todo, incluso lo que dicen y piensan sus amigas, ellas la envidian y sus maridos la admiran. Es perfecta, su poder es infinito, es la guapa interesante, oportuna, todo un dechado de virtudes, salvo por el hecho de que se va con el marido de una de sus amigas.
Mankiewicz deja a la imaginación del espectador el honor de poner cara a un ser tan perfecto. Addie ejerce su influencia desde la distancia, ocupando un plano superior al de sus tres amigas completamente alejada de sus pequeñas cuitas. Su voz en off dice en un momento: “Si no hablaseis de mí no tendrías de que hablar”.
La carta es una terrible noticia, a traición una de ellas va a perder a su marido, y eso las obliga a las tres a recapacitar a plantearse su presente y a responder a la pregunta fundamental: ¿Cómo he llegado a esto?, y sobre todo ¿Aún estoy a tiempo de rectificar? Para dos de ellas probablemente sí, pero para la tercera puede que ya no. Lo que al principio se presenta como una tragedia, puede llegar a sublimarse, a convertirse en esa oportunidad para rectificar a tiempo y de enderezar así sus vidas que iban a la deriva. Partiendo de este punto de vista, la intervención de Addie no es tan nefasta, incluso, es la mejor oportunidad que se les podía presentar. Addie no ejerce de demonio, sino más bien, es el ángel que, haciendo gala de lo que todos dicen de ella, actúa en el momento oportuno para salvar a sus amigas. Dándoles la opción de enjuiciarse y enderezarse a tiempo.
Y como colofón Mankiewicz nos reserva un inesperado final, en el que al igual que en las relaciones de pareja nada debe darse por supuesto.


Los secundarios una vez más están a la altura de sus interpretaciones, y el director les concede un peso importante en la historia. El papel de la sirvienta, Sadie, que borda Thelma Ritter (curiosamente sin acreditar en el film), está cargado de humor y sentido común. También cabe destacar a la jefa de Rita, mrs. Manleigh (Florence Bates), es el estereotipo de mujer provinciana sin educación que triunfa en la radio y cuya obtusa mente nunca sabrá distinguir la calidad de la basura. ¡Seguro queMankiewicz odiaba a este tipo de persona!

Mankiewicz utiliza varios recursos cinematográficos para el relato, por un lado la voz en off de Addie que nos introduce en la historia y nos guía a través de ésta aportándole coherencia e intensidad narrativa. Lejos de sustituir a las imágenes las complementa oportunamente, introduciendo las diferentes escenas con maestría. Por otro lado disfrutamos de tresflashbacks en paralelo, uno para los recuerdos de cada esposa. Siendo el de Lora Mae, en el que el director realiza una bonita elipsis con el plano de un grifo goteando, el que a mi entender está mejor introducido. Losflashback no solo nos desplazan hacia el pasado de cada esposa, sino que además fragmentan el presente, algo que el director aprovecha para mostrarnos los efectos que dichos recuerdos ejercen sobre cada una de las protagonistas.
En “Carta a tres esposas” el reparto no fue elegido por el director sino por el todopoderoso Darryl F. Zanuck. Y los eligió entre los artistas que tenía bajo contrato. En opinión de Mankiewicz la película se resintió con la elección, sobre todo porque algunos como Jeffrey Lynn y Jeanne Crain según el mordaz director eran unos negados. Otros como Linda Darnell (con la que por cierto él mantuvo una relación durante el rodaje) yAnn Sothern, demostraron ser mejor de lo que parecían. Además consiguió lanzar a la pantalla a dos grandes actores de teatro: Thelma Ritter y Paul Douglas
 Los dos criterios que servían a Mankiewicz para elegir los actores, eran fundamentalmente que éstos fueran buenos intérpretes y que además fueran inteligentes. El director esgrimía que si un actor no comprendía el papel que le tocaba interpretar difícilmente iba a conseguir transmitirlo al público. 


Zanuck también interfirió en el guión, el texto original le fue presentado aMankiewicz por Sol Siegel, el entonces jefe de producción de la Fox, era una adaptación de la novela “Carta a cinco esposas” de Klempner que realizó Vera Caspary dejándolo en “Carta a cuatro esposas”.Mankiewicz reescribió completamente el guión de Caspary, pero llegóZanuck y de un plumazo “se cargó ” a una de las esposas y tras lo cual se llegó al texto definitivo de “Carta a tres esposas”.


Dicen que con esta película Mankiewicz fue afilando los colmillos para rodar al año siguiente “Eva al desnudo”Así que preparaos para algo bueno, ya que “Carta a tres esposas” es un film en el todo encaja; un estupendo guión, tal y como acostumbra Mankiewicz, fantásticamente interpretado, una eficaz realización, la ambientación e incluso el vestuario y los efectos especiales. Disfrutemos entonces de este film, uno de los más destacados de la filmografía del autor y que no desmerece en absoluto con los que ya hemos tratado en este ciclo, ya que viene cargado de humor, crítica, sátira, y escepticismo.

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