sábado, 21 de noviembre de 2009

Giacomo Leopardi







Reseña biográfica

Poeta italiano nacido en Recanati, Las Marcas, en 1798.
Primogénito del conde Monaldo y de la marquesa Adelaida Antici, recibió una educación rígida y conservadora a pesar de su enorme fragilidad física. Desde muy pequeño aprovechó la extensa biblioteca de su padre para adquirir una vasta cultura que lo convirtió en un gran poeta y ensayista.
Su primera publicación, "Al pie del monumento de Dante" en 1819, fue seguida por obras de carácter romántico y melancólico entre las que se destacan "Cantos" en 1824 a 1835, "Misceláneas" en 1832, "Opúsculos morales" en 1827, y "Zibaldone" en 1832.
Su inestabilidad emocional y los repetidos fracasos sentimentales, lo llevaron a viajar por diferentes ciudades italianas hasta radicarse en Nápoles, donde falleció
en 1837. ©

Canto XXIV La calma después de la tormenta

Pasó ya la tormenta;
los pájaros gorjean; la gallina
ha tornado al camino
y vuelve a cacarear. Sereno el cielo
surge a Poniente, sobre la montaña;
despéjanse los campos
y aparece en el valle el claro río.
Todo pecho se alegra; en todas partes
renacen los rumores;
el trabajo prosigue.
A contemplar el cielo, el artesano,
obra en mano, cantando,
asómase a la puerta;
sale la joven a coger el agua
de la reciente lluvia;
repite el verdulero
de camino en camino
el cotidiano grito.
He ahí el sol que retorna y que sonríe
por pueblos y colinas. Los balcones
y las terrazas abre la familia ;
en el sendero escúchase a lo lejos
tintinear de esquilas; cruje el carro
del viajero que sigue su camino.

Todo pecho se alegra.
¿Cuándo tan dulce y grata
es como ahora la vida?
Con tanto amor, el hombre,
¿cuándo se da a su estudio,
torna al trabajo, o nueva cosa emprende?
¿Cuándo se acuerda menos de sus males?
Placer, de afanes hijo;
vano goce, que es fruto
del pasado temor, donde temblaba
de espanto ante la muerte
el que odiaba la vida;
donde, en largo tormento,
fría, callada y pálida,
palpitaba la gente, contemplando
desplomarse sobre ella
viento, rayos y nubes.

Naturaleza afable,
las dádivas son éstas,
son éstos los deleites
que ofreces al mortal. Salir de penas
goce es para nosotros.
Penas derramas largamente; el duelo
espontáneo surge, y los placeres
que por milagro algunas veces nacen
de los afanes, son gran suerte. ¡Humana
prole cara a los dioses! Feliz casi
si descansar te dejan
de algún dolor; dichosa
si la muerte te cura de ellos todos.

Versión de Diego Navarro


Fuente: http://amediavoz.com/leopardi.htm#Canto%20XXIV%20%20%20La%20calma%20despu%C3%A9s%20de%20la%20tormenta