jueves, 28 de julio de 2011
La Ola
'La ola', póster y tráiler
Beatriz Maldivia 22 de noviembre de 2008 | 15:36
Dennis Gansel (‘Napola’) dirige a Jürgen Vogel (‘La suerte de Emma’, ‘Der freie wille’, ‘Mi nombre es Bach’, ‘Good bye, Lenin!’), Jennifer Ulrich (‘Las partículas elementales’, ‘Mi vida empieza hoy’) y Max Riemelt (‘Napola’) en ‘La ola’ (‘Die Welle’), película basada en el libro de Morton Rhue, que se estrena el día 28 de noviembre.
Haciendo clic en “leer más” (a la derecha), se puede leer la sinopsis y ver el tráiler.
Al profesor de instituto Rainer Wenger (Jürgen Vogel) se le ocurre la idea de un experimento que explique a sus alumnos cuál es el funcionamiento de los gobiernos totalitarios en la Alemania de hoy en día. En apenas unos días, lo que comienza con una serie de ideas inocuas como la disciplina y el sentimiento de comunidad, se va convirtiendo en un movimiento real: La Ola. Al tercer día, los alumnos empiezan a aislarse y amenazarse entre sí. Cuando el conflicto finalmente rompe en violencia durante un partido de waterpolo, el profesor decide no seguir con el experimento, pero para entonces es demasiado tarde…
Si preferís ver un tráiler en v. o., lo podéis encontrar en este enlace.
‘La ola’ ha concursado en el Festival de Sundance, en los Premios del Cine Europeo 2008, tiene dos premios y dos nominaciones de los Premios Alemanes de Cinematografía y estuvo nominada al tráile extranjero más original en los Golden Trailer Awards.
Esta película recrea los hechos reales que ocurrieron en 1967 en Palo Alto, California: el profesor de historia Ron Jones dirigió una recreación experimental de la Alemania Nazi con alumnos de secundaria. Al no poder explicar a sus alumnos por qué los ciudadanos alemanes (especialmente los no judíos) permitieron que el Partido Nazi exterminara a millones de judíos y otros llamados “indeseables”, decidió mostrárselo. Jones comenzó con cosas simples, como la disciplina en el salón de clases, y logró convertir a su clase de historia en un grupo con un gran sentido de propósito.
El experimento cobró vida propia, con alumnos de toda la escuela uniéndose a él. Jones se preocupó acerca del resultado del ejercicio y lo detuvo haciendo ver a sus alumnos que el movimiento tenía un líder mundial: Adolf Hitler. Se rumoreó que hubo implicaciones, como el suicidio de uno de los alumnos, pero poco ha trascendido sobre el asunto.
Todd Strasser se basó en este experimento para escribir, con el seudónimo Morton Rhue, la novela en la que se basa ‘Die Welle’. Antes de esta adaptación de Gansel, el libro conoció otras en cine y teatro.
Más información en Blogdecine sobre Dennis Gansel
Fuente | Página Web Oficial
Un conejo sin orejas
'Un conejo sin orejas', comedia romántica a la europea
Beatriz Maldivia 28 de abril de 2009 | 20:22
‘Un conejo sin orejas’ (‘Keinohrhasen’, 2007) es una comedia romántica escrita, dirigida y protagonizada por Til Schweiger (‘Malditos bastardos’), que se estrena el 30 de abril.
Ludo Dekker es un periodista de un “tabloide” berlinés que recibe la orden judicial de pasar 300 horas de servicios sociales en una guardería. La profesora, Anna, sorprende a Ludo diciéndole que le conoce, pero él no logra recordar. Al final, ella le refresca la memoria: cuando eran pequeños, él se metía con ella y la convertía en el centro de las mofas y abusos escolares. Anna odia a Ludo, pero él es tan guapo que ella no puede mantener el rencor durante mucho tiempo.
Quizá sea su origen europeo lo que hace que este film tenga una estética más elegante que la de otros del mismo género, aunque por otro lado, también se le detecta una fotografía más agradecida que la de muchas producciones alemanas.
Los intérpretes, tanto los principales como los secundarios, están muy bien en sus papeles, pero está claro que Til Schweiger es la estrella. Nora Tschirner, en el papel de Anna, le da la réplica con una ingenuidad que consigue empatía, si bien quizá se pasa de la raya.
El género de la comedia romántica no se basa precisamente en contar historias novedosas o en introducir giros de la trama que sorprendan. Por ello, carecería de sentido esperar que una de estas películas se distinguiese por esos motivos. Lo que sí hay que pedirle, y eso es lo que realmente resulta difícil de encontrar, es que funcione, es decir: que sintamos la química entre los personajes y estemos pendientes de ver el devenir de esa historia de amor… Y ‘Un conejo sin orejas’ funciona en todo ello.
Hacia el final, el avance se paraliza y la historia, que está ya cantada, tarda algo más de lo necesario en resolverse. Por otro lado, la verosimilitud se pierde también hacia los últimos minutos, donde va resultando cada vez más difícil creer que un hombre como Ludo esté enamorado de alguien como Anna. El personaje de ella, sumamente pringado, puede ser exagerado e irreal, por ello habría sido interesante que sufriese una evolución y que ésta conllevase una transformación del patito feo en cisne, pues el film pide a gritos un momento de este tipo. Sin embargo, no se hace nunca, probablemente porque Schweiger se lo toma como una declaración de principios: él se tiene que enamorar de ella, a pesar de su físico.
El otro aspecto que busco en una comedia romántica es que sea, en efecto, comedia. Porque muchas veces este apelativo es un cajón de sastre donde meter cualquier cosa que no tenga un tono definido.‘Un conejo sin orejas’ respira un humor que encaja con su estilo delicado, sin por ello quedarse en lo mojigato de las cintas llamadas familiares. Son buenos los chistes sobre el mundillo del cine y del periodismo y muy curiosos los cameos de los actores reales, especialmente el que abre la película, con Jürgen Vogel, protagonista de ‘La ola’ (‘Die Welle’).
Tiene mucho mérito que una película plagada de niños –los hijos del director— y que transcurre en su mayor parte en una guardería, no sea insoportable por la lata que podrían dar los monstruitos, ni tampoco moralista, por la lección acerca de la paternidad que se extraería si fuese un film norteamericano. Emma Schweiger, una de las pequeñas, protagoniza algunas de las escenas más simpáticas.
‘Un conejo sin orejas’ es la posibilidad de recuperar el género de la comedia romántica, tras tanto producto basura estadounidense, que se aprovechaba de la etiqueta para mezclar lo mismo de siempre sin gracia, ni fuerza, y con mensajes aleccionadores de lo más irritantes. Gracias a su factura europea, la película es más vistosa que las mencionadas y demuestra mucha frescura con respecto a ellas. Merece la pena para cualquier persona a la que le guste este género.
Un conejo sin orejas
'Un conejo sin orejas', comedia romántica a la europea
Beatriz Maldivia 28 de abril de 2009 | 20:22
‘Un conejo sin orejas’ (‘Keinohrhasen’, 2007) es una comedia romántica escrita, dirigida y protagonizada por Til Schweiger (‘Malditos bastardos’), que se estrena el 30 de abril.
Ludo Dekker es un periodista de un “tabloide” berlinés que recibe la orden judicial de pasar 300 horas de servicios sociales en una guardería. La profesora, Anna, sorprende a Ludo diciéndole que le conoce, pero él no logra recordar. Al final, ella le refresca la memoria: cuando eran pequeños, él se metía con ella y la convertía en el centro de las mofas y abusos escolares. Anna odia a Ludo, pero él es tan guapo que ella no puede mantener el rencor durante mucho tiempo.
Quizá sea su origen europeo lo que hace que este film tenga una estética más elegante que la de otros del mismo género, aunque por otro lado, también se le detecta una fotografía más agradecida que la de muchas producciones alemanas.
Los intérpretes, tanto los principales como los secundarios, están muy bien en sus papeles, pero está claro que Til Schweiger es la estrella. Nora Tschirner, en el papel de Anna, le da la réplica con una ingenuidad que consigue empatía, si bien quizá se pasa de la raya.
El género de la comedia romántica no se basa precisamente en contar historias novedosas o en introducir giros de la trama que sorprendan. Por ello, carecería de sentido esperar que una de estas películas se distinguiese por esos motivos. Lo que sí hay que pedirle, y eso es lo que realmente resulta difícil de encontrar, es que funcione, es decir: que sintamos la química entre los personajes y estemos pendientes de ver el devenir de esa historia de amor… Y ‘Un conejo sin orejas’ funciona en todo ello.
Hacia el final, el avance se paraliza y la historia, que está ya cantada, tarda algo más de lo necesario en resolverse. Por otro lado, la verosimilitud se pierde también hacia los últimos minutos, donde va resultando cada vez más difícil creer que un hombre como Ludo esté enamorado de alguien como Anna. El personaje de ella, sumamente pringado, puede ser exagerado e irreal, por ello habría sido interesante que sufriese una evolución y que ésta conllevase una transformación del patito feo en cisne, pues el film pide a gritos un momento de este tipo. Sin embargo, no se hace nunca, probablemente porque Schweiger se lo toma como una declaración de principios: él se tiene que enamorar de ella, a pesar de su físico.
El otro aspecto que busco en una comedia romántica es que sea, en efecto, comedia. Porque muchas veces este apelativo es un cajón de sastre donde meter cualquier cosa que no tenga un tono definido.‘Un conejo sin orejas’ respira un humor que encaja con su estilo delicado, sin por ello quedarse en lo mojigato de las cintas llamadas familiares. Son buenos los chistes sobre el mundillo del cine y del periodismo y muy curiosos los cameos de los actores reales, especialmente el que abre la película, con Jürgen Vogel, protagonista de ‘La ola’ (‘Die Welle’).
Tiene mucho mérito que una película plagada de niños –los hijos del director— y que transcurre en su mayor parte en una guardería, no sea insoportable por la lata que podrían dar los monstruitos, ni tampoco moralista, por la lección acerca de la paternidad que se extraería si fuese un film norteamericano. Emma Schweiger, una de las pequeñas, protagoniza algunas de las escenas más simpáticas.
‘Un conejo sin orejas’ es la posibilidad de recuperar el género de la comedia romántica, tras tanto producto basura estadounidense, que se aprovechaba de la etiqueta para mezclar lo mismo de siempre sin gracia, ni fuerza, y con mensajes aleccionadores de lo más irritantes. Gracias a su factura europea, la película es más vistosa que las mencionadas y demuestra mucha frescura con respecto a ellas. Merece la pena para cualquier persona a la que le guste este género.