Abaporu
Icono del arte brasileño.
Abaporu (hombre que come carne humana, en la lengua tupí-guaraní) fue el cuadro que Tarsila do Amaral regaló a su marido en aquella época, el escritor Oswald de Andrade, y está considerado un icono del arte brasileño, una obra clave que inauguró uno de los movimientos artísticos más importantes en Latinoamérica: la antropofagia.
Andrade, se inspiró en esta tela para crear el Manifiesto Antropófago, pieza conceptual y fundamental que dio lugar al modernismo en Brasil y que consiste en «canibalizar» el arte extranjero y crear junto a características y elementos de la cultura local un nuevo tipo de arte. Así la cultura popular brasileña se mezclaba con las influencias europeas para crear obras, que sin perder su identidad indigenista, y tras su «digestión» darían lugar a una identidad distintiva, algo típicamente brasileño.
En esta pintura, el tamaño del cuerpo, enorme, en contraposición a la minúscula cabeza, expresa el trabajo físico en detrimento del mental, esa naturaleza bruta que domina más el mundo que las ideas. Su mano y pie derechos están en contacto con la tierra, al igual que el cactus y simbolizan un mismo origen, como si estuviesen hechos de la misma materia. Un sol, que parece una fruta abierta a la mitad y que podría ser una flor del propio cactus, remite junto a los otros elementos, cielo, cactus y tierra, a los colores de Brasil.
La tela fue comprada en 1995 en Nueva York por un millón y medio de dólares por Constantini, empresario argentino fundador del museo MALBA (Museo de Arte Latinoamericao de Buenos Aires), donde se encuentra hoy día y está valorada en unos 40 millones de dólares, convirtiéndose así en la obra más cara realizada por un artista brasileño. Este año se pudo contemplar en el MASP una retrospectiva de 92 de las obras de Tarsila, la artista que ya desde 1923 había afirmado: Quiero ser la pintora de mi país.