martes, 28 de febrero de 2023

Esperando a los bárbaros

Esperando a los bárbaros

Waiting for the Barbarians. Ciro Guerra. EUA, Italia, 2019.

Esperando a los Bárbaros - CartelEsperando a los bárbaros (2019) es el tan esperado debut en inglés del director colombiano Ciro Guerra, recordado por Pájaros de Verano (2018) y la nominada al Oscar El Abrazo de la Serpiente (2015). El filme se queda en las buenas intenciones, es más de lo mismo a lo que nos tiene acostumbrado el director, pero ahora con reconocidas celebridades de Hollywood.

Empecemos por el guion, que fue casi un traspaso literal de la novela homónima, pues no hubo una verdadera adaptación. El autor de ambas versiones, J.M. Coetzee, puede ser un Nobel de literatura y la potencia de sus libros es indudable, pero el lenguaje cinematográfico es algo que no maneja en su totalidad. Toda la historia se explica por sí sola y el mensaje está claro: los inmigrantes, la xenofobia, el odio, el blanco conquistador sobre el de piel oscura… Aunque no deja de ser interesante y actual, no hay una invitación real a una reflexión acerca del tema, por parte del espectador, ni una identificación con los personajes. La linealidad y el ritmo no ayudan a contar la historia, haciéndola más lenta y pesada de lo que ya es. La división de la historia en las cuatro estaciones, cada una con su título, es innecesaria.

Pero el ritmo es algo típico del director, desde el comienzo se ven los largos planos de presentación de lugares y personajes que suele usar, algo que ya se ha convertido en un sello del director y se ve hasta en la serie que hizo para Netflix, Frontera Verde (2017). Es cierto que las películas de Guerra no se caracterizan por seguir las normas tradicionales, no tienen esos eventos detonadores de la historia que dictan los manuales de guion y generan el interés en el espectador común. Su ritmo es lento, pausado, delicado.

Esperando a los Bárbaros - Fotograma 1

Por eso es que cerca de los veinte minutos de película se presenta el primer evento que dispara al personaje a actuar: el magistrado (Mark Rylance) recibe la vista del Coronel Joll (Johnny Depp), quien llega a inspeccionar el lugar y a cuestionar a dos prisioneros, unos «bárbaros» que han venido buscando medicina para una herida que no sana. Uno de los hombres muere, lo que obliga al magistrado a abrir los ojos ante la realidad que vive, que parece aplastar la nobleza y decencia que abundan en él. En el proceso encuentra a una mujer (Gana Bayarsaikhan) que fue brutalmente lastimada por el ejército y por la que despierta unos sentimientos, que mientras que en el libro son de carácter sexual, acá son de empatía y lástima, hasta devolverla a su gente y causarle el peor de sus problemas.

Rylance es quien que se queda con todos los aplausos por su genial actuación como el magistrado, impecable como siempre, lleva toda la película en sus hombros. A través de él está la empatía con los bárbaros y con todas aquellas víctimas de la violencia del imperio. Por brindarles una mano e involucrarse con los «indeseados» bárbaros, es que termina ridiculizado y castigado cruelmente. El hombre inteligente, sensible, noble, dedicado y estudiado es el sometido, el abusado… Creo que ya entendieron el mensaje, y así es toda la película, no hay que leer entre líneas, porque está plenamente expuesto, y aunque no deja de ser muy poderoso, se diluye.

Esperando a los Bárbaros - Fotograma 3

Johnny Depp no tiene una participación memorable ni magistral, tampoco es una actuación diferente a las que nos tiene acostumbrados, solo unas gafas que a más de uno le encantaría tener. Su supuesta maldad se queda corta y las acciones fuertes que su personaje tiene suceden fuera de escena, quedándose entonces como anécdotas. Robert Pattison, la otra gran estrella que aparece en el cartel, llega a los 75 minutos del filme, resume toda la historia hasta ese momento en tres diálogos y toma la acción en sus manos, dándole al relato un ritmo diferente y ágil, pero que no dura mucho. Su crueldad empieza a construirse y a generar cierto interés, pero el personaje desaparece tan rápido como llegó.

Como suele suceder en las películas de Guerra, lo mejor está en la parte visual: el vestuario es increíble y la fotografía del famoso Chris Menges, el ganador del Oscar por su trabajo en La misión (The Mission, 1986) y Los gritos del silencio (The Killing Fields, 1984), es impecable. Omitiendo la evidente falla de raccord en la que un personaje que ya se había movido reaparece mágicamente en el mismo lugar, la película es una buena pieza cinematográfica, pero que carece de alma y de emoción.Esperando a los Bárbaros - Fotograma 2

Tristemente, el tema sigue siendo muy actual en el mundo entero, el abuso del poder y las ambiciones desmedidas siguen llevando a los que están a cargo de países enteros a desangrar lentamente a una sociedad sometida que quiere hacer el bien y vivir en paz. Quizá por eso la falta de referencia de la época y el lugar en toda la historia –a pesar del acento británico de los actores principales–: ¿Quiénes son realmente los bárbaros, al final de cuentas? ¿Los pobladores originales de la región, unos nómadas que van por las tierras en su eterno recorrido, o el ejército que saquea, viola y mata en nombre de un imperio? Puede ser cualquiera, en algún lugar del mundo. Puede ser su país, el mío o ambos. Los hechos quedan claramente expuestos como una herida abierta, pero como película, no toma partido al respecto, carece de una mirada realmente crítica y fuerte, solo se queda en las buenas intenciones y eso no es suficiente para llenar salas de cine o para arrasar con premios.

Trailer:

Ficha técnica:

ESPERANDO A LOS BÁRBAROS (Waiting for the Barbarians),  EUA, Italia, 2019.

Dirección: Ciro Guerra
Duración: 112 minutos
Guion: J.M. Coetzee
Producción: Monika Bacardi, Michael Fitzgerald, Cristina Gallego, Andrea Iervolino, Olga Segura
Fotografía: Chris Menges
Música: Giampiero Ambrosi
Reparto: Mark Rylance, Johnny Depp, Robert Pattinson, Gana Bayarsaikhan

Waiting for the Barbarians (Esperando a los Bárbaros) Tráiler Subtitulad...

miércoles, 22 de febrero de 2023

The Last of Us | Official Trailer | HBO Max

Hôtellerie-restauration.com 2e édition

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martes, 21 de febrero de 2023

Mitologías y leyendas: El Sol y la Luna (mito jíbaro)

viernes, 15 de marzo de 2019

El Sol y la Luna (mito jíbaro)

El Sol (Etsa) y la Luna (Nantu), antiguamente eran gentes (jíbaros)
y vivían aquí abajo, en la Tierra, en la misma casa y tenían la misma
mujer. Ésta era un ave, la chotacabras, llamada Aóho por los jíbaros.
Ahora Sol estaba con Aóho, ahora Luna. Cuando Sol abrasaba a Aóho,
era muy caliente y eso gustaba a la mujer. Al contrario, cuando Luna la
abrazaba, ella sentía frío y no le agradaba.
-Tú eres muy frío -dijo a Luna-, no te quiero.
Sol se burló de Luna y le dijo:
-¿Por qué eres tan frío? Yo soy muy caliente y por eso la mujer me
quiere.
De esto se enojó Luna y se fue arriba, al cielo, trepando por un
bejuco. Al mismo tiempo sopló a Sol, de modo que éste por un momento
se oscureció y no aparecía (eclipse solar). La mujer, creyéndose
sola, dijo:
-¿Por qué voy a quedarme aquí yo sola? Yo también me voy arriba
-y se puso a trepar tras Luna al cielo por el mismo bejuco.
Ella llevaba consigo una canasta llena de barro del que las jíbaras
suelen hacer las ollas. Ya estaba Aóho cerca del cielo, cuando Luna
notó que ella le seguía.
-¿Por qué me sigues? -dijo a la mujer-. Ya no te quiero -dio un golpe
al bejuco, de modo que éste se cortó, y la mujer, junto con la canasta
de barro, cayó al suelo. El barro, por la caída, se regó por todas partes,
y en donde quedó algo de él allá principió a criar.
También Sol, más tarde, se fue al cielo, trepando por otro bejuco, pero
también allá arriba Luna siempre tiene que huir de Sol, corriendo por encima
de las montañas. Nunca pueden andar juntos y nunca se concilian.
Por eso Sol siempre se ve de día, mientras que Luna aparece de noche.
Si Sol y Luna en lugar de reñir por la posesión de la mujer, hubieran
acordado en tenerla juntos, también ahora, entre los jíbaros, dos
hombres podrían tener una mujer juntos. Mas como Sol y Luna eran
celosos uno de otro y reñían por la mujer, así también ahora los jíbaros
tienen que estar celosos unos de los otros y pelear por la posesión de
las mujeres.
Pero el barro, del que todavía las mujeres jíbaras hacen las ollas para
las fiestas, tiene su origen de la mujer Aóho, habiendo salido del alma
de ella; y en todas partes desde ahora se encuentra ese barro, y esto es
porque lo ha regado la mujer Aóho, que después se convirtió en el ave
de ese nombre.

MIRAR, ESCUCHAR, LEER de Claude Levi Strauss

 






«[Estos ensayos] revelan los ojos inquietos de un sabio perdido en un mercado de pulgas, el de un mundo donde lo que ha sido destruido es más fascinante que la necesidad presente.»

El País



«En este trabajo mezcla Lévi-Strauss sabiduría y placer.»

El Mundo



Este libro reúne un conjunto de ensayos sobre arte y gusto. Como un paseante a la vez caprichoso y sabio, Lévi-Strauss explora, entre otros temas, la pintura «filosófica» de Poussin, los cambios en la audición musical desde el siglo XVIII, las ideas de Diderot y Rousseau sobre el arte o la relación entre palabras y música y entre sonidos y colores.

https://www.delburgo.net/libro/mirar-escuchar-leer_54180

"La alfarera celosa" de Claude Levi Strauss

 

Claude Lévi-Strauss revolucionó el campo de la antropología con esta obra, en la que afirma que los mitos de los indios son un fruto de su conocimiento sobre plantas y animales, sobre la sociedad humana y sus emociones, sobre el cuerpo humano y los astros. Así, parecería que los descubrimientos de Freud y sus discípulos van por el mismo camino que la ambiciosa ciencia de los indios americanos.

https://www.delburgo.net/libro/la-alfarera-celosa_32116

Link de la versión en PDF: 

https://introduccionalaantropologia.files.wordpress.com/2018/10/spanish-edition-claude-levi-strauss-la-alfarera-celosa-paidos-iberica-ediciones-s-a-1986.pdf

Entrevista con Claude Lévi-Strauss (1972) 4/4

Entrevista con Claude Lévi-Strauss (1972) 3/4

¿POR QUÉ EN LA EDAD MEDIA SE DORMÍA EN DOS TURNOS?

 Silvia GundínLa Biblioteca de Alejandría A.S.

💠¿POR QUÉ EN LA EDAD MEDIA SE DORMÍA EN DOS TURNOS?















🔹Hubo un tiempo en el que la gente dormía en dos turnos: así funcionaba el "sueño bifásico" de la Edad Media.
El libro de Roger Ekirch Al final del día: Noche en tiempos pasados revela que hasta los tiempos modernos, cuando la iluminación artificial apareció y nos permitió permanecer despiertos más tiempo, la mayoría de la gente se acostaba al atardecer y el tiempo dedicado a dormir se dividió en dos fases, conocidas como primer y segundo sueño. Ambas fases del sueño duraban aproximadamente lo mismo, y las personas se despertaban en algún momento después de la medianoche antes de volver a descansar.
El historiador Roger Ekirch encontró en la Oficina de Registro Público de Londres diversos testimonios en sentencias de la época que le parecieron extraños. Ekirch había estado investigando un libro sobre la historia de la noche y varios registros que abarcaban la Edad Media y la Revolución Industrial. Mientras leía una declaración penal, dos palabras le llamaron la atención: "primer sueño".
Un primer sueño tenía que implicar también un segundo sueño, ¿no?: una noche dividida en dos mitades, quizás. Ekirch amplió su búsqueda y pronto quedó claro que el fenómeno estaba más generalizado y normalizado de lo que jamás había imaginado.
Los primeros sueños se mencionan en una de las obras más famosas de la literatura medieval, Los cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer (escrita entre 1387 y 1400), que se presenta como un concurso de narración entre un grupo de peregrinos. Pero eso no es todo. Ekirch encontró referencias casuales al sistema de dormir dos veces en todas las formas imaginables, con cientos en cartas, diarios, libros de texto médicos, escritos filosóficos, artículos periodísticos y obras de teatro. La práctica incluso se convirtió en baladas, como Old Robin of Portingale.
“Y al despertar de tu primer sueño,
te prepararán una bebida caliente,
Y al despertar de tu próximo sueño,
Tus penas se apagarán…”
🔹La actividad nocturna medieval
Desde las 9 de la noche hasta las 11 de la noche, los ciudadanos procedían a echarse en colchones rellenos de paja o trapos (o plumas, si eran ricos) listos para dormir durante un par de horas. En ese momento, la mayoría de la gente dormía en comunidad y, a menudo, se acurrucaban entre chinches, pulgas, piojos, familiares, amigos, sirvientes o extraños.
Incluso había una serie de convenciones sociales estrictas para minimizar cualquier incomodidad. Por ejemplo, evitar el contacto físico o moverse demasiado, y había posiciones designadas. Las niñas generalmente se acostaban a un lado de la cama, más cerca de la pared, seguidas por la madre y el padre, luego los niños varones, nuevamente ordenados por edad, y luego los miembros que no eran familia.
Un par de horas más tarde, la gente comenzaba a despertarse de este sueño inicial. La vigilia nocturna generalmente duraba hasta la 01:00, y no era causada por ruido u otras perturbaciones en la noche, ni tampoco era iniciada por ningún tipo de alarma. En cambio, ocurría de forma completamente natural, tal como lo hacemos ahora por la mañana.
Este lapso de tiempo intermedio era muy útil para hacer cosas. Los textos describen cómo la gente hacía casi cualquier actividad después de despertarse de su primer sueño. Bajo la luz de la luna, las estrellas y las lámparas de aceite o "luces de juncos", la gente se ocupaba de las tareas ordinarias, como echar leña al fuego, tomar medicinas, o ir a orinar.
Para los campesinos, despertarse significaba volver a dedicarse a un trabajo más serio, ya fuera para aventurarse a vigilar a los animales de la granja o para realizar tareas domésticas, como remendar telas, peinar lana o pelar los juncos para quemarlos. Pero también fue un tiempo para la religión. Los cristianos tenían oraciones elaboradas y específicas prescritas para este período exacto de tiempo.
Pero, sobre todo, ese tiempo era útil para socializar y para el sexo. Como explica Ekirch en su libro, la gente a menudo se quedaba en la cama charlando. Y durante esas extrañas horas del crepúsculo, los compañeros de cama podían compartir un nivel de informalidad que era difícil de lograr durante el día. Como los esposos y esposas tenían que compartir una cama con otros, también era un intervalo conveniente para la intimidad física: si habían tenido un largo día de trabajo, el primer sueño les quitaba el cansancio y el período posterior era un momento excelente para concebir.
Más tarde, las personas regresaban a la cama para prodecer a su sueño "mañanero", que duraba hasta el amanecer o más tarde.

Resulta que el sueño bifásico se practicaba en todo el mundo preindustrial. En Italia se le llamó "primo sonno". En Francia, "premier somme". De hecho, se encontró evidencia del hábito en lugares tan distantes como África, el sur y sureste de Asia, Australia, América del Sur y el Medio Oriente. Un relato colonial de Río de Janeiro, Brasil, en 1555 describía cómo el pueblo tupinambá cenaba después de su primer sueño.

Su investigación terminó concluyendo que el método había sido la forma dominante de dormir durante milenios, un antiguo defecto que heredamos de nuestros antepasados ​​prehistóricos. El primer registro que encontró data del siglo VIII a. C., en la epopeya griega La Odisea, mientras que los últimos indicios de su existencia datan de principios del siglo XX, antes de que de alguna manera cayera en el olvido.

En la actualidad

Formas similares de sueño bifásico son evidentes en la sociedad actual, por ejemplo, en culturas que hacen una siesta por la tarde. Nuestro reloj biológico se presta a ese horario, con una reducción del estado de alerta a primera hora de la tarde (el llamado "bajón posterior a la comida").

A principios de la década de 1990, el psiquiatra Thomas Wehr realizó un experimento en el que expuso a un grupo de personas a un fotoperíodo corto, es decir, se les dejó en la oscuridad durante 14 horas todos los días en lugar de 8 horas, durante un mes. Su sueño tardó un tiempo en regularse, pero en la cuarta semana surgió un patrón de sueño distinto de dos fases. Primero durmieron durante 4 horas, luego se despertaron de 1 a 3 horas antes de caer en un segundo sueño de 4 horas. Esto sugiere que el sueño bifásico es un proceso natural con una base biológica.

La sociedad actual a menudo no permite este tipo de flexibilidad, por lo que tenemos que ajustarnos a los horarios de sueño y vigilia actuales. Generalmente se piensa que un sueño ininterrumpido continuo de 7 a 9 horas es probablemente lo mejor para sentirse renovado. Sin embargo, tal horario puede no adaptarse a nuestros ritmos circadianos, ya que nos desincronizamos con el ciclo externo de luz/oscuridad de 24 horas.

Imagen de la red.