Una historia de detectives ambientada en los ’50. Foto: Film & Arts
Ciudad de México, 9 de julio (SinEmbargo).- Junto con el sentido de la vida, los seres humanos ignoramos cómo hace el célebre Jack Bauer para hablar por teléfono celular sin que se le termine nunca la batería.
De más está decir que el regreso de 24 ha vuelto a traer a la televisión los sofisticados gadgets que hacen falta para salvar el mundo.
En la otra punta de la pantalla televisiva, un cura rechoncho con cara de enterarse poco de las cosas, pasea en bicicleta por su pueblo y descubre los culpables de horrendos crímenes sin echar mano de la tecnología y usando un recurso tan antiguo como la humanidad misma: hablar con las personas.
Se trata de Padre Brown, la nueva serie que ha comenzado a emitir los domingos a las 21 horas la señal Film & Arts y que se basa en la famosa novela del inglés G. K. Chesterton (1874 – 1936)
LOS MISTERIOS VIENEN A MÍ
“No busco los misterios, los misterios vienen a mí”, dice el cura encogiéndose de hombros en la serie de la BBC, para explicar su afición a resolver crímenes frente a los cuales la policía suele mostrarse inerme e ineficaz.
El personaje fue motivo de medio centenar de cuentos del escritor inglés y se convirtió en el detective sin placa más famosos de Gran Bretaña, con adaptaciones en el cine y en la televisión, como en 1974, cuando en la sotana del perspicaz sacerdote se puso el actor Kenneth Moore o como en 1954, en el filme protagonizado por Alec Guinness.
Ahora es el turno de Mark Williams (Harry Potter), en un show cuya característica principal consiste en crear nuevos misterios, ambientados todos en los ’50 y valiéndose de la capacidad humana para confesar sus propios delitos, algo que muy bien sabe estimular el simpático Padre Brown.
Mark Williams deja Harry Potter y se pone la sotana. Foto: Especial
Tantos años escuchando las confesiones de sus feligreses le han dado un particular conocimiento sobre los orígenes del mal y el funcionamiento de la mente criminal, pero el Padre Brown no está allí para juzgar, sino para salvar almas.
Así, en cada episodio el enigmático sacerdote investiga un crimen distinto con su estilo particular y mantiene una tensa relación con el jefe de policía local, el inspector Valentine, personaje encarnado por el guapísimo Hugo Speer.
Pudimos ver el domingo “El martillo de Dios”, primer capítulo que marcó la impronta de los programas que vendrán, con temas como la homosexualidad y la migración, en un hecho donde el criminal resulta la persona menos sospechosa.
La astucia del sacerdote evita que una joven y hermosa mujer vaya a la horca y su capacidad para convencer a las personas logra que el verdadero culpable se entregue a la justicia.
“ Las estrellas volantes”, “La forma incorrecta” y “El hombre del árbol” son los capítulos venideros.
Las aventuras del Padre Brown llegan a la televisión
GONZALO PALERMOsáb jul 5 2014
Mañana a las 22 horas Film & Arts emite el primer episodio de "Padre Brown", una serie original de la BBC que se basa en el popular investigador de las historias del escritor G.K. Chesterton.
El primer gran admirador de la obra de Chesterton, por estas latitudes, fue Jorge Luis Borges. Por eso no existe mejor manera de explicar la mecánica básica de los cuentos del Padre Brown -el personaje de gran parte de la obra del escritor londinense- que citar al propio autor de El Aleph. "Cada una de las piezas de la Saga del Padre Brown presenta un misterio, propone explicaciones de tipo demoníaco o mágico y las reemplaza, al fin, con otras que son de este mundo".
Borges escribió varias reflexiones sobre Chesterton, dispersas aquí y allá, pero la que mejor condensa la vida y obra del autor es el ensayo Sobre Chesterton. Ese esquema básico -a) misterio, b) coqueteo con lo fantástico y c) resolución realista- es también aplicable a otros varios autores y ficciones. Sin ir más lejos, y por citar un ejemplo reciente, True Detective apostó en cierta forma a esto.
Chesterton dedicó 25 años de su carrera al Padre Brown, entre 1911 y 1936, con más de medio centenar de relatos. En la brevedad fue donde Chesterton mejor desplegó sus habilidades. De ahí que este personaje, que inmediatamente se convirtió en uno de los detectives británicos más populares (en rigor no es detective, o no es detective de los que tienen placa, pero sí lo es intelectualmente y de raza) fuera adaptado a la televisión, la radio y el cine.
La cadena ITV británica (que hoy produce Downton Abbey) ya había llevado al Padre Brown a la televisión, en 1974, con Kenneth Moore como protagonista. El año pasado la BBC decidió retomar al personaje y la serie, que llega a Sudamérica mañana, fue un éxito.
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Mark Williams (Harry Potter) es quien interpreta a Brown ahora, en esta serie donde solo unos pocos relatos originales de Chesterton fueron adaptados; en general, los capítulos plantean misterios nuevos, especialmente creados para la televisión. "Tiene un enorme corazón y empatía, que es la esencia del personaje, y además puede hacer comedia, lo que es fundamental", dijo la productora Ceri Meyrick sobre el actor principal.
La otra gran diferencia es que la acción, que transcurre en el pueblo ficticio de Cotswold, se ubica en los años 50 en vez de principios del siglo pasado, como en el original.
Eso sí: un padre Brown utilizando celulares y apoyándose en análisis de ADN hubiera terminado por desvirtuar completamente el sentido de la obra original, por lo que se agradece la leve actualización que le dieron. Algo parecido pasó recientemente con Sherlock, otro éxito de la BBC, donde el sagaz investigador está en el siglo XXI.
¿Por qué no hubiera resistido bien el Padre Brown la modernización que tan bien le vino a Sherlock Holmes? Porque son antagonistas. Mientras Holmes resuelve los casos aplicando la lógica convencional, el método y la investigación tradicionales, Brown se apoya en su intuición, su capacidad de comprender el comportamiento humano y su experiencia en el confesionario.
En los casos del Padre Brown y el resto de su obra, Chesterton depositó dosis de su lado oscuro para encontrar la luz al final. Hay obsesión pero nunca desemboca en la locura. Habla, como escribe Borges, "de una cárcel de espejos" y "de un laberinto sin centro" pero su fe en lo humano siempre triunfa.
Una inspiración para Chesterton
Chesterton se inspiró en hechos reales para crear a su personaje más célebre y uno de los más importantes de la literatura británica de todos los tiempos. En 1904 conoció a John O`Connor, un párroco de Bradford, en Yorkshire, de quien se haría muy amigo. Más tarde, en 1922, el sacerdote serría una pieza clave en su conversión hacia el catolicismo.
A esto siguió la idea de crear un detective que además de resolver casos pudiera expresar su visión filosófica del mundo. Así nació el Padre Brown. "Me permití la peligrosa libertad de tomar a mi amigo y darle algunas vueltas. Ensucié su ropa, transformé su semblante inteligente en un rostro de rechoncha estupidez. Disfracé al Padre O`Connor como el Padre Brown", escribió el autor en su autobiografía.
Ese personaje ficticio pasaría a ser casi tan real como en el que se inspiró.