sábado, 11 de noviembre de 2017

“El tren cinematográfico”, A. I. Medvedkin


AM2Os dejamos aquí un fragmento de un documento que nos parece muy interesante. Unos párrafos del texto titulado “El tren cinematográfico”, escrito por Aleksandr Ivanovitch Medvedkin y publicado en la revista “Cine Cubano” nº 93, en 1978. En él habla de sus propias experiencias en el llamado Cine-Tren, de en qué consistía, de sus propósitos, de su utilidad… En fin, creemos que merece la pena.
Si lo queréis buscar para leerlo completo, lo hemos extraído de un libro absolutamente recomendable llamado “Textos y Manifiestos del Cine; Estética, escuelas, movimientos, disciplinas, innovaciones”, (Eds: Romaguera i Ramió, Joaquim y Alsina Thevenet, Homero) editado por Cátedra dentro de la colección Signo e Imagen.
EL TREN CINEMATOGRÁFICO
Comencé a trabajar en cine hace cincuenta años, en mayo de 1927, es decir, hace más de medio siglo. Mi propósito fundamental consistía en buscar nuevas formas revolucionarias de trabajo que me permitiesen utilizar el cine para la causa de la Revolución, para la lucha política. Creo que el cine es un medio muy eficaz para la educación del pueblo. Yo procedía del ejército, donde trabajé en la sección política. Durante la Guerra Civil estuve en el ejército de Budionny, en la caballería. Ya como trabajador de la sección política empecé enseguida a buscar medios que me permitieran utilizar el cine con los propósitos señalados. Hubo varias etapas en este trabajo. Comencé a filmar comedias satíricas agudas que criticaban y descubrían los errores en el trabajo y a sus responsables. Se trataba de un cine «fiscal». Nos mandaban a los lugares más problemáticos donde había muchas dificultades, donde no se trabajaba bien, donde no había cuadros, ni medios materiales, donde no marchaban las cosas y se necesitaba ayuda.
Para ser más eficaces desmonté el estudio del edificio de ladrillos y lo monté en los vagones de un tren de pasajeros. Es decir, tuvimos que equipar y montar en estos vagones los talleres básicos que nos permitieron, además de filmar, procesar las películas, editarlas y luego transportarlas y proyectarlas al pueblo. Era nuestra base principal. La productividad era elevada. Podíamos procesar dos mil metros de película todos los días en nuestro laboratorio. Para aquellos tiempos (1932) esa era un buena cifra.
Decidimos comenzar por el principio. Rechazamos de entrada el concepto del noticiero como crónica que se ocupaba de los incendios, averías, etc., y que se presentaba con un acompañamiento musical junto a los films de largometraje. Para nosotros eso no servía. Utilizamos el cine documental, la crónica no como una información pasiva, sino como una intervención activa y crítica en el esclarecimiento de las causas del mal trabajo, las averías, los atrasos, los errores. Teníamos un promedio de cinco grupos de filmación (a veces fueron 3 ó 6 ó 7 ). Pues bien, nuestros cinco cameramen recorrían las fábricas, o las minas, o donde fuera, y descubrían allí que el plan se cumplía en un 40 por 100, que los obreros se iban, que el jefe no era capaz de nada y que se emborrachaba, que los equipos estaban rotos, y cosas por el estilo.
El primer plan quinquenal fue para nosotros muy difícil. No teníamos experiencia, ni cuadros. El enemigo de clase estaba fuerte en aquellos tiempos. Los kulaks, que fueron expulsados de las aldeas, se dirigieron a las nuevas construcciones y hacían todo el daño que podían. Nos encontrábamos muy a menudo con los restos de la guardia blanca, con pillos, con enemigos de toda clase. Ellos también obstaculizaban las nuevas construcciones. Nuestra tarea consistía en llegar a esos lugares, encontrar las causas, filmarlas, denunciarlas. Por ejemplo, había un hombre que hacía cinco días que no iba a trabajar, porque estaba borracho. Lo buscábamos, entrábamos en su casa. Le decíamos: «Te mostraremos en el cine.» Se ponía una corbata, se peinaba. Lo filmábamos y los mostrábamos de verdad, pero enseguida aclarábamos lo que significaba todo esto.
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Por ejemplo, si había equipos rotos para cargar la hulla, o ausencia de máquinas, lo filmábamos todo durante dos o tres días y luego se editaba la cinta y la proyectábamos y discutíamos con todos. Comprendíamos que no bastaba una función común y corriente con una música (el cine era mudo): eso no bastaba. Se trataba del año 32. Haciendo films mudos con música aparte y cobrando la función, no hubiéramos logrado nada. Por esta razón, elaboramos una nueva estructura de función de cine. Los films se proyectaban, sin la música, en las asambleas generales. Se reunía a los trabajadores de una mina, de una planta, de un koljós, de un taller metalúrgico o de una nueva construcción. Se apagaban las luces. Yo me presentaba y aclaraba que nuestro film no tenía música. Casi siempre en la pantalla aparecía la inscripción: «¿Qué hacen ustedes, queridos compañeros?» Luego se mostraban todos los defectos, todas las deficiencias, todos los errores y averías. Pero para que estos hombres no pudieran justificarse diciendo que no tenían suficientes trabajadores, que la alimentación era mala, que los obreros se iban, que no había donde vivir, que los sueldos… Para que no repitieran las excusas habíamos filmado de antemano una buena mina cercana, donde el trabajo marchaba bien, donde todos los problemas se resolvían porque allá trabajan buenos organizadores, y el trabajo marchaba bien. […]
[…] Todo esto causaba una gran impresión, porque verse a uno mismo o a la gente conocida en el cine, en la pantalla, es una sensación única. Cuando yo me veo en la pantalla, invariablemente me siento incómodo, lo mismo que cada uno de nosotros. En este caso uno se veía como un ausentista o como un héroe del trabajo que realiza grandes cosas. Esto nos ayudaba mucho. Luego se formaba una discusión. Se discutía el film en cuestión y ni siquiera el mismo film, sino los sucesos mostrados. […]
[…] Todo era interesante. En 1932 aún no había televisión. Ahora se pueden hacer reportajes directos y mostrarlos en las pantallas. Lo que sucede por la mañana, se ve por la tarde. Pero era el año 32. Aún no teníamos siquiera el cine sonoro, cuando estaba funcionando el tren.[…]
AM
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El Viaje - Película Completa

Graciela - De Leopoldo Torre Nilsson - (1956)

En cine nos vemos - El siglo de las luces A - Humberto Solás, 1992

Nana Mouskouri - Biografía, historia y legado musical | BuenaMusica.com



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Joanna Mouskouri, segunda hija del señor Constantino Mouskouri y su esposa, nació el 13 de octubre de 1934 en la isla Creta. Cuando Nana tenía 2 años, la familia se trasladó a Atenas, donde el Sr. Mouskouri trabajaba como proteccionista en un cine al aire libre. La familia vivía en una pequeña casa detrás de la pantalla del cine. Fue allí donde Nana comenzó a realizar su deseo de entretener.
La madre de Nana había querido ser cantante de ópera, pero eso nunca se realizó. Debido a este sueño incumplido, ella esperaba que Jenny o Nana persiguieran esa aspiración. Las dos niñas fueron matriculadas en el conservatorio de música de Atenas, donde aprendieron las artes musicales. Nana se convertiría más adelante en una super estrella internacional; Jenny no siguió una carrera musical.

Cuando las batallas de la Segunda Guerra Mundial llegaron a Grecia, la vida se hizo extremadamente difícil. Como resultado de esto el Sr. Mouskouri no podía seguir enviando a sus dos hijas al conservatorio. La Señora Mouskouri quería que Jenny continuara su educación musical. Sin embargo, un profesor vio algo especial en la pequeña Nana, e insistió en hacer que Nana permaneciera en el conservatorio. Este especial profesor ofreció voluntariamente pagar la matrícula de Nana! Nana permanecería en el conservatorio por ocho años.

Mientras Nana crecía, también creció su gusto musical. Comenzó a cantar en pequeños clubes nocturnos en Atenas. Por lo cual le pidieron que se retirara del conservatorio.

Fue en uno de estos clubes donde Harry Belafonte la oyó cantar. Ella lo impresionó tanto que sería él quien más adelante la presentaría al mundo. Nana viajó con Harry por varios años, hasta que empezó a hacerlo sola. Un grupo llamado LOS ATENIENSES viajó también con Nana. El líder del grupo era George Petsilas, el marido de Nana. De este matrimonio nacieron dos hijos, Nicolás y Helena. Nana y George se divorciaron más adelante. También en la banda estaba Yussie Alie.

Nana era mundialmente conocida. Ella se convirtió en una estrella popular de la televisión en Inglaterra. En sus conciertos siempre se agotaban los boletos (y todavía se agotan!). Hasta la fecha, Nana a grabado más de 800 álbumes, lo que le a conseguido numerosos premios en todo el mundo y numerosos fans tanto de la realeza como personas comunes. Sus fans viajan por todo el mundo sólo para asistir a sus conciertos. Ella generalmente dedica parte de su tiempo a sus fans, es una hermosa dama tanto por dentro como por fuera.

El amor de Nana por niños la ha llevado por otros caminos. En octubre de 1993, ella se convirtió en una EMBAJADORA de UNICEF. Muchos de sus conciertos son a beneficio de UNICEF. Ella ha dedicado mucho tiempo para visitar hospitales y así poder ver de primera mano el maravilloso trabajo que esta organización hace.

En el año 1994 Nana se internó en la política. Ella fue elegida como representante de Grecia en el parlamento Europeo. A Nana ahora le quedan 4 años más de servicio parlamentario.

Nana Mouskouri Herodes Atticus Theatre In Athens 23 7 1984 Full Concert

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