sábado, 30 de abril de 2011

Ernesto Sabato, físico

19 julio 2007

Ernesto Sabato, físico

AErnesto Sabato se le conoce sobre todo como escritor y, para los que tienen memoria, por haber sido presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas. La CONADEP elaboró el tremendo Informe Sabato(1984) donde se documentó y destapó la estrategia de desaparición, tortura y ejecución desarrollada por el gobierno militar argentino entre 1976 y 1983. Ya han pasado 23 años de aquel informe, publicado en 1984.

Pero mucho más tiempo ha pasado desde que Sabato se dedicara a la investigación en física, una faceta menos conocida de su vida. La cronología es sucinta. En 1929 ingresó en la Universidad de La Plata donde se doctoró en Física en 1938. Con una “beca anual al mejor candidato del año” se fue a trabajar al Laboratorio Curie de París. En 1939, se traslada al MIT y en 1940 vuelve como profesor a su antigua universidad argentina.

No sé si se nota, acaso por el caos atropellado con que he escrito este post, que el enorme respeto que siento por este hombre es único, no lo tengo por nadie más

La ciencia no sólo no llenó a Sabato sino que le llevó a una tremenda crisis personal que bordeó el suicidio. Consideró que la ciencia desvalorizaba al ser humano entre otras cosas por su neutralidad ante el mundo por lo que su dedicación a ella era sólo vacío. Su crítica se resume en este artículo de 1955 del cual rescato lo que me ha parecido fundamental:

[...] la ciencia llega a ser monarca, en efecto; pero cuando lo alcanza, su reino es apenas un reino de fantasmas. A medida que se van unificando los hechos más opuestos, también van desapareciendo los atributos concretos que los distinguen, y la riqueza de la realidad va como evaporándose en el laboratorio y en el razonamiento. Y el Universo se va transformando, de un conjunto de montañas, pájaros, flores, cacerías y luchas sociales, en un conglomerado de sinusoides, letras griegas, tensores y ondas de probabilidad. Y, lo que es peor: nada más que en eso.

La trágica falacia es sostener que ese fantasma matemático es la realidad, la única y verdadera realidad. Falacia primero sostenida por los científicos y finalmente acatada por el pueblo. Frente a la infinita riqueza del universo, los fundadores de la ciencia positiva seleccionaron los atributos cuantificables: la masa, el peso, la forma geométrica, etc. Y llegaron al convencimiento de que la naturaleza está escrita en caracteres matemáticos, como Galileo afirmó. Y llegaron al convencimiento de que la naturaleza está escrita en caracteres matemáticos, como Galileo afirmó. Cuando lo que está escrito en caracteres matemáticos no es la naturaleza, sino... la estructura matemática de la naturaleza. Perogrullada tan brillante como la de sostener que el esqueleto de los animales tiene caracteres esqueléticos. No era, pues la rica realidad exterior la que expresaban los científicos con el lenguaje matemático, sino apenas su fantasma pitagórico.

Por suerte el suicidio no se perpetró y Sabato se conformó con abandonar la ciencia y dedicarse a la literatura. Renunció a su puesto universitario y se fue a vivir en un remoto lugar de las sierras de Córdoba con su mujer, Matilde, y su primer hijo, Jorge Federico, de 4 años. Un lugar hermoso que le dió algo de sosiego pero difícil ya que no tenían electricidad ni agua corriente; ni siquiera vidrios en las ventanas para soportar el invierno.

De su época de científico apenas he encontrado nada, es una lástima. Con cierto orden cronológico, les pongo primero la referencia de lo que parece ser su único trabajo científico en una revista "de impacto" y que escribió en su estancia en París:

Sabato, E. R. (1939), On Alfvén's Hypothesis of a "Cosmic Cyclotron", Physical Review, 55: 1272-1273.

(Es curioso como en este caso y con la distancia que da el tiempo, lo del "impacto" se hace claramente irrelevante, si no absurdo).

Ya en Argentina, tuvo que sobrevivir como pudo:

Conseguí algo de dinero dictando clases y haciendo traducciones por las que me pagaban miserablemente... (Antes del fin).

A estos años debemos la versión en castellano de Nacimiento y muerte del Sol (George Gamov, tr. 1942) ): Después vino El ABC de la relatividad y El ABC de los átomos (Bertrand Russell, tr. 1942 y 1945).

Y como trabajos propios, finales, está el artículo "El concepto de temperatura en la termodinámica fenomenológica" (1945) y un capítulo de Física en la Enciclopedia Práctica Jackson(1951).

Sabato debe ser leido por todos los que perdemos de vez en cuando el sentido de lo importante. Uno de sus párrafos más conocidos es de una carta a un "querido y remoto muchacho" donde le contesta a la obvia pregunta de la adolescencia ¿qué debo hacer para ser escritor?

Querido y remoto muchacho: [...] además del talento o del genio necesitarás de otros atributos espirituales: el coraje para decir tu verdad, la tenacidad para seguir adelante, una curiosa mezcla de fe en lo que tenés que decir y de reiterado descreimiento en tus fuerzas, una combinación de modestia ante los gigantes y de arrogancia ante los imbéciles.

Buscando un poco por internet me sorprendió la cantidad de referencias personales que hay hacia Sabato en la red. Me quedo con una y se la trasmito. Es la del escritor Juan Carlos Botero, que dice haberse apartado del suicidio y acercado a la escritura gracias a leer en tiempos de crisis Sobre héroes y tumbas. Entre otras cosas comenta algo que comparto:

Los escritores deberían practicar el idioma de las nubes: guardar un enigmático silencio o, al escribir, tronar. Un ejemplo de esta clase de creador fue Juan Rulfo, quien en dos obras magistrales consideró dicho lo que tenía que decir, y después no hubo tentación capaz de quebrar su silencio hasta la muerte. Otro caso cada vez más valioso, es Ernesto Sábato.

Yo sólo les recomiendo que lean Antes del fin, un pequeño libro autobiográfico que deberíamos tener a mano siempre. Luego ya decidirán si siguen explorando el resto de su obra superviviente.

No sé si se nota, acaso por el caos atropellado con que he escrito este post, que el enorme respeto que siento por este hombre es único, no lo tengo por nadie más.


Ernesto Sábato

letras.s5.com

Memorias : "Antes del fin". (texto escogido) 1999.

Novela : "El Túnel". (texto escogido).

Ensayos : "Heterodoxia". 1953 (texto escogido).

Novela : "Sobre Héroes y Tumbas". (texto escogido), 1961.

Novela : "Abaddón el exterminador". (texto escogido), 1974.

Ensayo : "Apologías y Rechazos". (1979).

Ensayo : "La Resistencia" texto escogido.

Entrevista : "Nueve preguntas a Ernesto Sabato",por Jorge Román Lagunas en Gaceta Literaria de La Nación. Santiago 30 de junio de 1968.

Entrevista : "Ernesto Sábato: La pasión de los 80",por Alejandra Dahia, en revista Caras, 30 de septiembre de 1991.

Entrevista : "Un hombre atormentado", por Isabel Allende, en revista Paula, Nº90, Santiago de Chile, junio de 1971.

Ensayo : "Primeros tiempos y grandes decisiones",por Julio Woscoboinik, en revista PROA. mayo - junio 2001..

Entrevista : "El escritor y sus fantasmas", por Roberto Alifano, en PROA, mayo-junio 2001.

Entrevista-Ensayo : "Diálogo sobre la Argentina",por Ernesto Sabato, en revista Vuelta., noviembre de 1999.

Ensayo : "La estructura y la problemática existencial de `El Túnel´ de Ernesto Sábato", por Marcelo Coddou, en ATENEA, abril junio de 1966.

Artículo : "Sabato, la rebelión de un idealista", por Andrés Gómez.

Novela : "Diálogos de Jorge Luis Borges y Ernesto Sabato", en revista Vuelta. 1999.

Artículo : "Sábato, el fruto de la soledad", en La Hora, Santiago de Chile, 16 de agosto de 2002.

Artículo : "Sabato leerá un mensaje por la paz ante 2 mil alumnos", 19 y 20 de marzo de 2003, en diario Clarín de Bs. Aires.

Ensayo : "El consumo no es un sustituto del paraíso", Conferencia de Paz en la Paz, 14 de agosto 2002, San Juan Puerto Rico.

Artículo : "Un Mundo Más Humano" por Santiago Kovadloff. Diario "La Nación", Buenos Aires, GDA.

Ensayo : "España en los diarios de mi vejez" por Ernesto Sabato. Fuente: elcultural.es, septiembre de 2004.

Ensayo : "Notas sobre `Antes del fin'". Memorias de Ernesto Sabato. Por Lorenzo Peirano. Artes y Letras de El Mercurio, Domingo 7 de agosto de 2005.

Entrevista : Conversación con Ernesto Sábato. Por Aristóteles España.

Artículo : Sabato radiactivo. Por Sonia Lira. La Tercera Cultura. Sábado 18 de octubre de 2008.

Entrevista : Revelan los fantasmas de Sabato.Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas. Poitiers - Córdoba (Argentina), CRLA-Archivos/Alción. (Colección Archivos, 60), 2009. Edición crítica, María Rosa Lojo, coordinadora. 1036 páginas. Por Javier García. La Nación Domingo, 29 de Noviembre de 2009.

viernes, 22 de abril de 2011

Chico Buarque - Que Será (Español)

"Calice" Chico Buarque y Milton Nascimento

Entrevista a Sebastián Martínez sobre su película "París Marsella" Autopista fantasma

taller uno

SÁBADO 5 DE MAYO DE 2007

Entrevista a Sebastián Martínez sobre su película "París Marsella"

Autopista fantasma

En 2002 una pareja intentó repetir un gesto: el que hicieron Julio Cortázar y Carol Dunlop veinte años antes, y que quedó plasmado en Los autonautas de la cosmopista. Sebastián Martínez registró la experiencia y la llamó París Marsella. Este mes se estrena en el MALBA.
Entrevista a Sebastián Martínez por Cynthia Sabat.

¿Qué hay entre París y Marsella? ¿Qué simboliza ese viaje?
En algún momento, mientras escribía los textos para mi voz en off, había surgido la idea de que lo que existía entre París y Marsella era justamente esta película. No quedó en el film finalmente, pero rescato la idea en el sentido de que debido a la forma en que estaba planteado el viaje, y por lo tanto también la película, ese espacio de 800 kilómetros se vuelve abstracto. Se desintegra, se confunde. Y lo que queda es un paisaje poblado de rostros, vehículos y cemento, puestos en relación a través de los textos. Si uno toma un mapa de Francia verá las distintas regiones que fuimos atravesando. Cambian la geografía, el tipo de árboles, los vinos. Pero la película no hace foco en eso, y entonces lo que queda es la subjetividad de la experiencia.Simbólicamente el viaje representa esa idea cortazariana de no aceptar el "nombre-etiqueta" de las cosas. Dar vuelta el guante, sacar de contexto, modificar el punto de vista y encontrar un mundo nuevo exactamente allí donde estábamos parados.Personalmente, y viéndolo un poco en retrospectiva, (la película se rodó en 2002), veo el viaje como un punto de inflexión en mi vida, como el registro de un momento crucial: la paternidad que se aproxima y el intento de convertirme en director de cine documental.

¿Por qué elegiste el documental y no la ficción para retratar el viaje de Julio y Carol?
Porque mi formación es documental, básicamente. Y porque el gran desafío era salir a la autopista sin certezas de lo que iba a suceder; sentir que la película se iba armando a medida que viajábamos.

¿Por qué, siendo los protagonistas del viaje, vos y tu mujer casi no aparecen en cámara?
Es que intenté buscar otras maneras de estar presentes, otro sistema de representación. La furgoneta amarilla, a mi criterio, funciona como señal permanente de nuestro paso por la autopista.Siempre sentí que la cotidianeidad del viaje tenía que estar presente, pero que si no lo dosificaba se me podía ir de las manos. Además también está mi voz en off, que viene a ocupar un lugar importante en esto de estar presente dentro de la película.Viéndola, uno puede suponer que el libro y sus maravillosas descripciones pudo haber sido un fantasma mientras la filmaban. ¿Fue así?Sin dudas. El libro fue la principal herramienta de trabajo durante todo el desarrollo del proyecto. Y entonces, una vez en la autopista, fue muy difícil despegarse de las imágenes y de los conceptos que contenía. Sobre todo al comienzo del viaje. Gran parte del trabajo residió justamente en poder mirar la autopista con mis propios ojos. Lograr correrlo (al libro) de lugar, que funcionara como hoja de ruta y no necesariamente como un guión.

¿Los documentales son los libros del siglo XXI?
No sé, no creo, supongo que los libros seguirán inspirando películas, tanto ficciones como documentales

Es una paradoja el hecho de que el viaje de Julio y Carol terminara de alguna manera con la muerte y el de ustedes con una nueva vida. ¿Cómo vivieron este hecho?
Mi mujer quedó embarazada justo un mes antes de comenzar a filmar. Me di cuenta de lo que podía significar en términos dramáticos o narrativos, y durante el rodaje lo tuvimos presente como una línea de trabajo, como una punta de la que agarrarse. Pero no era un hecho que fuera a formar parte de la película. Lo que pasó es que después, en la interacción con los personajes que cruzábamos, fue ganando presencia, y finalmente, en el montaje, fui encontrando que, de alguna manera, el embarazo, por incipiente que fuese, hacía avanzar la trama.Para mí en la película hay dos contrapuntos permanentes: el hecho de que Julio y Carol sintieran la autopista como un festín, como una celebración, mientras para nosotros se trataba de un territorio incómodo e inabarcable, y por otro lado la paradoja de la vida y la muerte. Me parecía interesante marcar bien las diferencias entre un viaje y otro y, en ese sentido, semejante contraste me pareció contundente.

¿Cuál fue el momento de mayor felicidad de todo el viaje?
Hubo un par. Después de filmar el encuentro con Maurice, el señor mayor, fue uno. Sentimos que justificaba toda la aventura, pero tal vez el momento más celebrado fue la noche que pasamos fuera de la autopista en un pueblito perdido. La felicidad de transgredir un poco las reglas, los vinos de la región, un documental que vimos en la TV del hotel. Como hacerse la rata al colegio, pero sin culpa.Y por último, la llegada a Marsella. A pesar de la incertidumbre (¿había película o no?), la satisfacción de haber cumplido con lo que nos habíamos propuesto. Y una pizza que comimos en el puerto, que para Victoria sigue siendo la más rica que comió en su vida.

París Marsella se podrá ver los sábados y domingos de mayo a las 17.00 en el MALBA.
www.malba.org.ar
Esta entrevista se publicó en el Nº70 de la revista Haciendo Cinewww.haciendocine.com.ar

La autopista hacia el sur

radar

DOMINGO, 29 DE ABRIL DE 2007

PARIS-MARSELLA: LOS AUTONAUTAS DE LA COSMOPISTA EN CINE

La autopista hacia el sur

Por Mariano Kairuz

“Hicimos este viaje como una manera de acercarnos un poco más a Cortázar”, dice Sebastián Martínez sobre el final de su película París – Marsella. Para entonces, Martínez acaba de terminar junto a su mujer, la fotógrafa Victoria Simón, un viaje por la autopista del sur que une los 800 kilómetros que hay entre la capital parisina y la ciudad mediterránea. Es decir, recién terminan de reproducir juntos el viaje que Julio Cortázar y Carol Dunlop hicieron a lo largo de 33 días en mayo y junio de 1982 y que relataron en Los autonautas de la cosmopista, el último libro de ambos (ella murió a fines de ese mismo año; Cortázar a principios del ‘84). La premisa, anuncian desde el principio, es seguir las mismas reglas que se había impuesto el escritor: no salir ni una sola vez de la autopista, “explorar cada uno de los paraderos, a razón de dos por día, pasando siempre la noche en el segundo sin excepción, efectuar relevamientos científicos de cada paradero, tomando nota de todas las observaciones pertinentes”; e “inspirándonos en los grandes relatos de viajes de los grandes exploradores del pasado, escribir el libro de la expedición”. Esto es, cambiando libro por película, máquina de escribir por cámara, aclara Martínez.

En el trayecto conocen a algunos personajes, aunque son todos contactos fugaces. Al principio, los “agentes de seguridad” de la autopista parecen seguirlos suspicaces (alguno los increpa invocando su “derecho a la imagen”: “¿Me estabas filmando? Quiero que borres la cinta”) pero más tarde se ganan su confianza. Dos de ellos se interesan en la experiencia: hace veinticuatro años que trabaja en la autopista, le cuenta uno a la pareja, así que probablemente vio a Cortázar y a Dunlop pasar por el peaje. “¿Vive ese escritor todavía?”. Pero algo no parece funcionar en la proyección libre del libro a la pantalla: si en el relato de Cortázar (que ahora vuelve a publicarse, por primera vez en casi un cuarto de siglo) las intenciones “épicas” del viaje, de vivir una aventura como las de los grandes exploradores de la historia, nunca son para tomárselas demasiado en serio, y todo tiene un tono lúdico y un sentido del humor, en la película desaparecen bajo la solemnidad de la voz en off y de los fragmentos del texto original leídos en francés. Ese espíritu y esa liviandad eran esenciales para la reali-zación del viaje y del relato: los autores, que ya estaban fatalmente enfermos, escribieron que “de alguna manera, probar que podíamos llevar a cabo ese viaje era probarnos que teníamos armas contra lo tenebroso, no sólo en sus grandes manifestaciones como la que acababa de dejarnos tan frágiles, sino también en sus expresiones más solapadas, la banalidad de las obligaciones cotidianas, esos compromisos que no significan nada en sí mismos pero que en conjunto alejan cada vez más de ese centro donde cada uno espera vivir su vida. Recibimos la enfermedad de Julio como una advertencia. No vivir su vida en lo que tiene de más real es un crimen, no sólo con respecto a uno mismo sino a los otros”.

A la vez, es probable que en lo que París-Marsella sí alcanza a expresar el libro que la inspira, es en su propuesta de un relato sobre la autopista donde lo que importa es lo que está al costado del camino; esos momentos en los que no se avanza; la sensación de que la autopista no es esa “banda de asfalto que tiende a dar a quienes la siguen –falazmente como se comprobará más adelante– la impresión de una continuidad ininte-rrumpida’”. O, como dice una crítica francesa citada en la presentación de la película, la idea de una especie de “anti-road movie”.

París-Marsella : sábados y domingos de mayo, a las 17, en el Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415).

viernes, 15 de abril de 2011

The Jumblies

the jumblies



Edward Lear
William Holman Hunt


De veras, no conzoco otro autor al que esté la mitad de agradecido por mis ratos de esparcimiento que a Edward Lear. Lo pondré en el primer lugar de mis cien autores.

John Ruskin


The Jumblies
By Edward Lear


I

THEY went to sea in a Sieve, they did,
In a Sieve they went to sea:
In spite of all their friends could say,
On a winter’s morn, on a stormy day,
In a Sieve they went to sea!
And when the Sieve turned round and round,
And every one cried, “You’ll all be drowned!”
They called aloud, “Our Sieve ain’t big,
But we don’t care a button! we don’t care a fig!
In a Sieve we’ll go to sea!”
Far and few, far and few,
Are the lands where the Jumblies live;
Their heads are green and their hands are blue,
And they went to sea in a Sieve.


II

They sailed away in a Sieve, they did,
In a Sieve they sailed so fast,
With only a beautiful pea-green veil
Tied with a ribbon by way of a sail,
To a small tobacco-pipe mast.
And every one said who saw them go,
“Oh! won’t they soon be upset, you know!
For the sky is dark and the voyage is long,
And happen what may it’s extremely wrong
In a Sieve to sail so fast!”
Far and few, far and few,
Are the lands where the Jumblies live;
Their heads are green and their hands are blue,
And they went to sea in a Sieve.


III

The water it soon came in, it did,
The water it soon came in;
So to keep them dry, they wrapped their feet
In a pinky paper all folded neat,
And they fastened it down with a pin.
And they passed the night in a crockery-jar,
And each of them said, “How wise we are!
Though the sky be dark, and the voyage be long,
Yet we never can think we were rash or wrong,
While round in our Sieve we spin!”
Far and few, far and few,
Are the lands where the Jumblies live;
Their heads are green and their hands are blue,
And they went to sea in a Sieve.


IV

And all night long they sailed away;
And when the sun went down,
They whistled and warbled a moony song
To the echoing sound of a coppery gong,
In the shade of the mountains brown.
“O Timballoo! How happy we are,
When we live in a sieve and a crockery-jar.
And all night long, in the moonlight pale,
We sail away with a pea-green sail,
In the shade of the mountains brown!”
Far and few, far and few,
Are the lands where the Jumblies live;
Their heads are green, and their hands are blue,
And they went to sea in a Sieve.


V

They sailed to the Western Sea, they did,
To a land all covered with trees,
And they bought an Owl and a useful Cart,
And a pound of Rice, and a Cranberry Tart,
And a hive of silvery Bees.
And they bought a Pig, and some green Jackdaws,
And a lovely Monkey with lollipop paws,
And forty bottles of Ring-Bo-Ree,
And no end of Stilton Cheese.
Far and few, far and few,
Are the lands where the Jumblies live;
Their heads are green, and their hands are blue,
And they went to sea in a Sieve.


VI

And in twenty years they all came back,
In twenty years or more,
And every one said, “How tall they’ve grown!
For they’ve been to the Lakes, and the Torrible Zone,
And the hills of the Chankly Bore;”
And they drank their health, and gave them a feast
Of dumplings made of beautiful yeast;
And every one said, “If we only live,
We, too, will go to sea in a Sieve,–
To the hills of the Chankly Bore.”
Far and few, far and few,
Are the lands where the Jumblies live;
Their heads are green, and their hands are blue,
And they went to sea in a Sieve.







Los Jumblies


I

Se fueron al mar en un Tamiz, pues sí,
al mar se fueron en un Tamiz:
¡pese a lo que sus amigos dijeran,
una mañana de invierno, un día tormentoso,
al mar se fueron en un Tamiz!
Y cuando el Tamiz empezó a dar vueltas y vueltas,
y todos gritaban: «¡Que os vais a ahogar!»,
ellos exclamaron: «¡Nuestro Tamiz no es grande,
pero nos importa un comino! ¡Nos importa un bledo!
¡En un Tamiz iremos al mar!».
Lejanas y escasas, lejanas y escasas,
son las tierras donde los Jumblies viven;
sus cabezas son verdes, sus manos azules,
y se fueron al mar en un Tamiz.


II

Navegaron en un Tamiz, pues sí,
en un Tamiz navegaron deprisa,
con sólo un bonito trapo de color verde guisante,
atado con una cinta a modo de vela
al mástil de una pequeña pipa de tabaco;
y cuantos los veían marchar decían:
«¡Oh, se van a cansar pronto, ya sabes!
Pues el firmamento está oscuro, y el viaje es largo,
y pase lo que pase, ¡es un absoluto error
navegar tan deprisa en un Tamiz!».
Lejanas y escasas, lejanas y escasas,
son las tierras donde los Jumblies viven;
sus cabezas son verdes, sus manos azules,
y se fueron al mar en un Tamiz.


III

Enseguida entró el agua, pues sí,
el agua enseguida entró;
y para estar secos, se cubrieron los pies
con un papel rosa bien plegado,
y lo abrocharon con un alfiler.
Y pasaron la noche en un tarro de loza,
y todos dijeron: «¡Qué listos somos!
¡Aunque el firmamento esté oscuro, y el viaje sea largo,
nunca creeremos que fuimos imprudentes y nos equivocamos,
mientras giremos en nuestro Tamiz!».
Lejanas y escasas, lejanas y escasas,
son las tierras donde los Jumblies viven;
sus cabezas son verdes, sus manos azules,
y se fueron al mar en un Tamiz.


IV

Y navegaron toda la noche;
y cuando se puso el sol,
silbaron y trinaron una canción de luna
al sonido retumbante de un gong de cobre,
bajo la sombra de las montañas pardas.
«¡Oh Timballo! ¡Qué felices somos,
viviendo en un Tamiz y en un tarro de loza,
y toda la noche a la pálida luz de la luna,
navegamos con una vela de color verde-guisante,
bajo la sombra de las montañas pardas!».
Lejanas y escasas, lejanas y escasas,
son las tierras donde los Jumblies viven;
sus cabezas son verdes, sus manos azules,
y se fueron al mar en un Tamiz.


V

Navegaron hacia el Mar del Oeste, pues sí,
a una tierra cubierta toda de árboles,
y compraron una Lechuza y una útil Carreta,
y una libra de Arroz, y una Tarta de Arándano,
y una colmena de Abejas plateadas.
Y compraron un Cerdo, y algunas Grajillas verdes,
y un bonito Mono con patas de pirulí,
y cuarenta botellas de Ring-Bo-Ree,
y un sinfín de Queso de Stilton.
Lejanas y escasas, lejanas y escasas,
son las tierras donde los Jumblies viven;
sus cabezas son verdes, sus manos azules,
y se fueron al mar en un Tamiz.


VI

Y a los veinte años regresaron,
a los veinte años o más,
y todos dijeron: «¡Qué altos se han hecho!
Pues han estado en los Lagos, y en la Zona Torrible,
y en las colinas del Chankley Bore»;
y bebieron a su salud, y les ofrecieron una fiesta
con pasteles hechos de hermosa levadura;
y todos dijeron: «¡Si vivimos,
también nos iremos al mar en un Tamiz,
a las colinas del Chankley Bore!».
Lejanas y escasas, lejanas y escasas,
son las tierras donde los Jumblies viven;
sus cabezas son verdes, sus manos azules,
y se fueron al mar en un Tamiz.



Traducción de niki

jueves, 14 de abril de 2011

Centipede

Centipede
Intenta que no te coman ni el gusano ni la araña... es un juego bastante sencillo pero entretenido

miércoles, 13 de abril de 2011

"Déjala que caiga" de Paul Bowles

Escrito por Jerof
paul bowles

Image by the euskadi 11via Flickr

Déjala que caiga es la respuesta que da uno de los asesinos de Banquo cuando este hace el comentario intrascendente de parece que se avecina lluvia. Y es la última frase que Banquo oye.

En la breve nota introductoria del propio Paul Bowles a la novela - escrita la nota unos 30 años después- nos dice que esa frase le fascina desde que leyó Macbeth con ocho o nueve años. Le entiendo. Aunque nunca fui tan precoz como para leer Macbetha los ocho o nueve años, a mí también me fascinó una frase entre todas las otras cuando la leí: es la respuesta de una de las brujas a la pregunta que hace la primera bruja sobre lo que han estado haciendo a lo largo del día; Matando puercos, dice, y no sabes si se refiere a los cerdos o a los soldados muertos en la batalla que acaba de concluir. En cuanto a Banquo, nunca lo consideré del todo inocente, pues estaba junto a Macbeth cuando las brujas predicen su futuro y sabe que la futura gloria de su linaje está ligada al crimen del usurpador. Algo debió de sospechar cuando Duncan fue asesinado, o algo no debió callar. Pero basta de Macbeth.

Déjala que caiga es una expresión que habla por sí sola, casi un encogimiento de hombros ante lo que sucede, la fatalidad o maktub; el está escrito. Buscada o no, Bowles encontró esa aceptación de la fatalidad y el destino en el norte de África, y siempre le gustó: en Memorias de un nómada se complace en contarnos cómo un anciano bereber da las gracias a Dios tras aplastarse la mano con la puerta de un camión. La lluvia no puede hacer otra cosa que caer para ser lluvia y los personajes de la novela no pueden hacer otra cosa que lo que hacen para ser ellos mismos. La lluvia real y la metafórica están bien presentes a lo largo de la novela. Este fatalismo no está lejos al que un oriundo del norte de África, Albert Camus, nos muestra en una de sus novelas más famosas, El extranjero, novela con la que Déjala que caiga comparte casi de manera literal su escena principal, y tal vez esa coincidencia ha confundido los términos con Bowles y se le ha incluido en el existencialismo sin que él tenga nada de filósofo francés de posguerra.

El protagonista, el extranjero, es Nelson Dyar, un aburrido y nervioso empleado de banco de Nueva York que acepta la propuesta de Jack Wilcox, conocido suyo, para viajar a Tánger y entrar como socio en una agencia de viajes. Buscando un sentido a la vida, Dyar deja atrás su cómodo y aburrido empleo, su vida vacía y a sus padres por lo desconocido, confiando en sentirse vivo nada más llegar. Lejos de sentirse vivo, Dyar se ve envuelto en la atmósfera de corrupción y equívoco de la ciudad y sus certezas, si las tenía, se van disolviendo poco a poco, hasta desaparecer, como el protagonista de América, de Kafka - también conocida como El desaparecido-. Al poco de llegar descubre que el negocio de Wilcox es un fracaso, que este vive gracias a asuntos turbios y se ve enredado en un asunto de espionaje, mientras conoce a diversos y extraños personajes, entre ellos a Thami Beidoui, el descarriado vástago de una buena familia marroquí, a la puta Hadija y a su enamorada miss Goode. En un momento como cualquier otro, Dyar cruza las líneas rojas y roba el dinero que Wilcox evade con el tráfico de divisas y se convierte en un fugitivo, que huye a las montañas del Riff en busca de otra clase de silencio, que encuentra en el kif y en un ritual sangriento al que es invitado. Del kif llega a decir que libera del presente y de la obligación de pensar. Mientras comparte refugio en las montañas con Thami, que le ha ayudado a escapar, cruza la última línea y consigue dejar atrás - o así se lo parece- su humanidad.

Me gustaría señalar que el viaje nunca es en Bowles un motivo de alegría o conocimiento, lo que es extraño en alguien que viajó tanto y que se definía como un viajero. Al final del viaje sólo nos espera la nada y la disolución de nuestra identidad y eso vale tanto para Dyar como para Kit y Port, el matrimonio protagonista de El cielo protector; en su transcurso, no hay lugar para el placer o la revelación, sólo para las incomodidades físicas - la arena en El cielo protector, la lluvia en Déjala que caiga-. Si para los árabes el viaje es victoria y para sus admiradores, los beatniks, la experiencia, para Bowles es un absurdo peregrinar de la nada a la nada, en camiones viejos y expuestos al viento, en lanchas con motores raquíticos, en caminatas más allá de todo resuello. Algo que no debería haberse empezado pero que ha sido inevitable comenzar y que haremos sin parar.

Déjala que caiga puede leerse como un thriller a lo Graham Greene en el que el catolicismo se ha substituido por el fatalismo/existencialismo y en el que los personajes no van buscando la redención o la gracia, sino la disolución y el olvido. Claro, que al hablar tanto de Camus, Kafka y Greene no dejo nada para Bowles: un escritor honesto, poco amigo de oropeles y casi seguro del todo ajeno al personaje legendario que fue. Alguien que contemplaba impávido el sufrimiento de todos los seres vivos y que no parecía encontrar razones lógicas para que lo estuvieran. Murió a los ochenta y siete años.



martes, 12 de abril de 2011

Rachid Taha - Ya Rayah...

El pan desnudo /Il pane nudo (la pelicula)

El pan desnudo /Il pane nudo (la pelicula)



A propósito de nuevo del gran Mohamed Chukri y de la desazonadora imposibilidad de encontrar sus libros en este maldito país (los que se han editado están descatalogados, como bien dice Pablo G. Bao en la anterior entrada referida al escritor bereber, y los demás –obras de teatro como “La felicidad”, novelas cortas como “Zoco Chico”, o libros de relatos como “La tienda” o “El loco de las rosas”, no han sido traducidas) existe una versión cinematográfica italiana de “El pan desnudo”: Il pane nudo" (el director es el argelino Rachid Benhadj), y su trailer puede verse en

Il pane nudo (di Rachid Benhadj)

"Mohammed Chukri" Biografía


Mohammed Chukri (en árabe, محمد شكري), transcripción más conocida en castellano, y en ocasiones Šukrī, Choukri o Shukri, fue un escritor marroquí nacido en 1935 en Beni Chiker, un pueblo cerca de Nador, en la región del Rif, y muerto en Rabat en 2003.

En 1945 su padre deserta del ejército español y se traslada con toda su familia a Tánger. Allí Mohammed aprende español y se gana la vida haciendo de guía a los marineros que llegan a la ciudad. Fue educado en una familia pobre; la violencia de su padre le obliga a huir y vivir en las calles de Tánger, subsistiendo en medio de la miseria, la violencia, la prostitución y las drogas. Con veinte años, encarcelado, aprende a leer y escribir, tras lo cual marcha a estudiar a Larache.

En los años 60 vuelve a Tánger, donde fijará su residencia de forma permanente. Comienza a publicar sus obras en 1966: en Al-Adab, mensual de Beirut, su novela Al-Unf ala al-shati (Violencia sobre la playa).

Sus mayores obras son la trilogía autobiográfica que empieza con Al-jubz al-hafi (El pan desnudo), sigue con Zaman al-Ajta (Tiempo de errores), y finalmente Rostros, amores, maldiciones (edición en español del 2002). Escribió también novelas en los años 60 y 70 (Maynun al-Ward (El loco de las rosas), 1980 ; Al-jayma (La tienda), 1985). Escribió asimismo sus memorias sobre sus encuentros con los escritores Paul Bowles, Jean Genet y Tennessee Williams (Jean Genet y Tennessee Williams en Tánger, 1992, Jean Genet en Tánger, 1993, Jean Genet, continuación y fin, 1996, Paul Bowles, el recluso de Tánger, 1997). Ha traducido al árabe poemas de Bécquer, los Machado, Vicente Aleixandre, Lorca, Labordeta,Susana March...

Murió de cáncer el 15 de noviembre en 2003, en el hospital militar de Rabat. Fue enterrado en el cementerio Marshan de Tánger el 17 de noviembre con la presencia del ministro de Cultura de Marruecos, altos funcionarios, personalidades del mundo de la cultura y de un representante del palacio real. Antes de morir creó una fundación con su nombre, que posee sus derechos de autor y conserva sus manuscritos. Chukri dejó en testamento una pensión vitalicia a Fathia, su ayudante doméstica, que lo acompañó durante más de veinte años.

Contenido

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[editar]Infancia en las calles

Mohammed Chukri nació en la región del Rif en una familia pobre y numerosa, en una época de sequía y hambruna, y sufrió violentos abusos de su padre. Su lengua materna era elrifeño, dialecto bereber. A causa de la miseria, su familia parte a Tetuán, de allí a Tánger y más tarde a Orán. Sobrevive realizando pequeños servicios, como siervo de una familia francesa en Argelia, o guía de marineros extranjeros en Tánger. A los once años abandona a su familia y se convierte en un vagabundo por las calles de Tánger, y se mantiene con el robo, el contrabando y la prostitución. Fue analfabeto hasta los veinte años, edad en que el aprendizaje cambió el curso de su vida.

[editar]Años de aprendizaje

En 1955 una persona le ayuda a aprender a leer y escribir en árabe, lengua de cultura y amplia tradición, distinta del dialecto marroquí y del rifeño natal. En 1956 deja Tánger y se instala en Larache, inscribiéndose en una escuela primaria. Persevera y continúa sus estudios. En los sesenta regresa a Tánger. Allí iniciará una vida de nocturnidad y exceso, frecuentando todos los bares de la ciudad y haciendo de alcohólicos y prostitutas sus compañeros de juerga, personajes que evocará repetidas veces en sus textos. Al mismo tiempo se codea con el entorno de la cultura, conoce a Paul Bowles, Jean Genet y Tennessee Williams.

[editar]Tabús, censura, desacralización

Chukri conocerá el éxito internacional con la traducción inglesa que Paul Bowles hace de su Al-jubz al-hafi (El pan desnudo) en el año 1973. La traducción al francés la hizo Tahar Ben Jelloun en 1980.

Tras la publicación de su versión inglesa, su novela autobiográfica El pan desnudo se convertirá en un escándalo en los países árabes. En 1982 se publica en árabe, siendo al año siguiente prohibido en Marruecos por el Ministerio del Interior, a cargo de Driss Basri, por recomendación de los ulemas escandalizados por las referencias explícitas al sexo y las drogas. La prohibición no se revocaría hasta el año 2000.

Chukri utiliza la lengua árabe en su registro estándar contemporáneo, con una libertad absoluta (utilizando en ocasiones el dialecto marroquí y el bereber del Rif) y un tono conciso, directo y en ocasiones agresivo, que lo alejará del gusto de una gran parte de los escritores y lectores en esta lengua. En árabe, el término Adab (literatura), significa también, etimológicamente, buen gusto y comportamiento. El árabe es también la lengua del Corán, y esto la sacraliza, en cierto modo, en la cultura árabe musulmana, puesto que fue la lengua de expresión del profeta Mahoma. Del mismo modo, la poesía es, junto a la arquitectura la actividad artística más destacada y cultivada en la historia del Islam. Sin embargo, Chukri escribe sobre el sexo con crudeza y precisión. Relata episodios de prostitución infantil, pedofilia, homosexualidad; escribe en árabe insultos proferidos contra madres y hermanas, experiencias con las drogas, el alcohol; describe el odio y la violencia de su padre, que abusa de su madre y llega hasta el asesinato de su propio hijo, hermano de Chukri.

[editar]Adaptaciones cinematográficas

El libro El pan desnudo fue adaptado al cine por Mohamed Rachid Benhadj, en una producción italo-franco-argelina del año 2004.