miércoles, 8 de julio de 2009



La leyenda del tulipán

Un joven persa llamado Farhad, príncipe según algunos, estaba profundamente enamorado de la doncella Shirin.
Un día, le llegaron noticias de que su amada había sido asesinada (luego resultó que no era más que un rumor) y, destrozado de la pena, montó su caballo preferido y galopó hasta un acantilado desde donde se lanzó para morir.
De sus numerosas heridas y gotas de sangre en el suelo brotó un tulipán, como símbolo de su amor perfecto. Por ello, en la antigua Persia, el tulipán rojo se considera el símbolo por excelencia del amor apasionado.




Historia del tulipán

En el año 1554, el embajador austriaco, Busbecq quería saber el nombre de una flor desconocida que le había dejado asombrado. Un señor sobre su turbante llevaba esta flor. Él preguntó al traductor "¿Cómo se llama esto?" y el traductor pensó que le preguntaba por turbante, le respondió en lugar de "lale" como "tülbent". Así, fue puesto el nombre de tulipán en Europa. Una flor que más tarde la gente de Holanda se volvería loca por ella y tulipomanía ya había empezado en la vida exótica de Estambul.Tulipán, nombre común de las plantas de un género de herbáceos bulbosas de floración primaveral. Es de la familia de las Liliáceas. La planta entera; tallo, hojas y flores están comprimidos y encerrados dentro del bulbo, esperando para salir en la primavera y sorprendernos con sus colores preciosos.

El origen del tulipán es Asia Menor. Los turcos se encontraron con él en Anatolia y en la época otomana empezaron adornar los jardines de Estambul. Además, tuvo un sentido religioso porque el nombre turco "lale" escribiendo con las letras árabes que utilizaron los turcos durante la época otomana, se parecía "Allah".

Al empezar el siglo 18 con el sultanato de Ahmet III, en el imperio otomano empezó la época de Tulipán (1703-1730). Después de más de cuatro siglos de la guerra, de la conquista y de la derrota, ya los otomanos habían decidido gozar de la dulce vida. Con la colaboración del gran visir Ibrahim Pacha el yerno de Nevsehir, el Sultán solo le había dedicado para las fiestas. Estambul tenía unas celebraciones que la gran capital de los imperios nunca había vivido algo así. En Kagithane del cuerno de oro construyeron unos palacios y áreas de recreo, en los estanques del bosque los cisnes nadaban, las fuentes adornaban la orilla del cuerno de oro. El primer embajador turco, el 28 Mehmet Pacha (es curioso pero se llamaba así) en el año 1720 había vuelto de Paris con nuevas inspiraciones y nuevas planes de jardines.

La perla azul, la luz del amanecer, la gota de rubíes, así se llamaban las especies de los tulipanes. Mehmet Lalezar, cultivador oficial del palacio había contado 1323 variedades. El tulipán era el símbolo de la sensualidad, creatividad, y todo...

El gran pintor Levní pintaba unas escenas de los baños turcos y Nedim escribía su poesía erótica y hedonística, especialmente en los versos alegres. Todo acabó después de la sublevación de Patrona Halil. El nuevo Sultán Mahmut I no pudo resistir a los rebeldes que destruyeron todo, pasó el sinistro y el imperio, uno a uno, deshizo a los rebeldes. Unos veinte años más tarde empezó otra vez las fiestas del cuerno de oro, pero ya la época de tulipán se había acabado.

La "relación" entre Holanda y los tulipanes empezó en 1593, cuando el botánico Carolus Clusius trasladó tulipanes desde Estambul a la Universidad de Leiden, en Holanda, para realizar investigaciones médicas. Era un hombre bastante avaro y nunca quiso compartirlos con nadie, hasta que una noche un grupo de personas entró a la fuerza en su jardín y robó varios bulbos. A partir del año 1634 se convirtió en una especie de locura llamada tulipomanía, que dio lugar a una especulación disparatada de plantas, por las que se pagaban precios muy altos. Como muchas personas ya se habían arruinado, el gobierno decidió poner fin a la situación regulando el comercio de tulipanes.

Un dato para entender el elevado valor que los holandeses le dieron a esta flor en el siglo XVII quedó registrado para la posteridad por un escritor de la época, de apellido Munting.

En 1636, una tonelada de queso costaba 120 florines, y en una transacción entre dos comerciantes uno de ellos pagó 2500 por un tulipán; es decir, más de lo que había pagado por 20 toneladas de queso.

Además, existe una historia curiosa sobre el tulipán, según dicen; los turcos mandan a Holanda un barco lleno de tulipanes y ellos pensando que es la cebolla, se los comen, luego plantan lo que sobran para tener el año que viene y se dan cuenta de que se comieron una flor preciosa.

Los bulbos de tulipán desde hace 350 años forma una parte importante de las exportaciones de los Países Bajos. Cada año se producen alrededor de tres mil millones de bulbos de tulipán en Holanda, de los cuales se exportan unos dos mil millones.

Aproximadamente, la mitad de éstos van a Estados Unidos. Los tulipanes son la tercera flor más solicitada por los consumidores en países desarrollados como Estados Unidos, Japón y el norte de Europa. En estas naciones, cada persona gasta alrededor de cien dólares en un año.