miércoles, 4 de noviembre de 2020
Virginia Woolf Un cuarto propio (fragmento)
"Así, me dije, cerrando la vida de Mr. Oscar Browning, y apartando el resto, es harto evidente que aun en el siglo XIX la mujer carecía de todo estímulo si quería ser artista. Al contrario, la desairaban, le pegaban, la sermoneaban y la exhortaban. La necesidad de hacer frente a esto y de refutar aquello, tiene que haber torcido su mente y disminuido su vitalidad. Porque otra vez estamos dentro de aquel complejo masculino tan interesante y oscuro que ha influido tanto en el movimiento de la mujer: ese arraigado deseo, no de que ella sea inferior sino de que él sea superior, que lo sitúa no sólo a la cabeza de las artes, pero también cerrando el camino a la política, aun cuando el riesgo parezca mínimo y la postulante humilde y leal. Hasta Lady Bessborough, recuerdo, con toda su pasión por la política, tuvo que doblegarse humildemente y escribir a Lord Granville Leveson-Gower: «… a pesar de toda mi violencia política y lo mucho que he hablado sobre ese tema, convengo con usted que ninguna mujer debe entrometerse en ese u otro asunto serio, salvo para dar su opinión (si se la piden)». Y luego emplea su entusiasmo en un tema sin riesgo, en aquel tema infinitamente importante: el primer discurso de Lord Granville en la Cámara de los Comunes. Por cierto, el espectáculo es muy extraño, pensé. La historia de la opinión de los hombres a la emancipación de las mujeres es quizá más interesante que la historia misma de esa emancipación. Podría ser objeto de un libro divertido si alguna joven estudiante de Girton o de Newnham acumulara ejemplos y dedujera una teoría —pero precisaría guantes gruesos en las manos y barras de oro macizo para protegerla—. Pero lo divertido ahora, recordé, cerrando a Lady Bessborough, tuvo que ser desesperadamente en serio algún día. Opiniones que uno pega en un libro rotulado Cocorocó y que uno guarda para leer a auditorios selectos, alguna vez arrancaron lágrimas, les aseguro. Entre sus abuelas y bisabuelas hubo muchísimas que lloraron a mares. Florencia Nightingale gritó fuerte en su agonía. Además a ustedes, que han ingresado en la Universidad, y gozan de saloncitos —¿o quizá únicamente dormitorios?— les es muy fácil resolver que el genio debe despreciar tales opiniones; que el genio debe estar muy por encima de lo que digan de él. Por desgracia, son precisamente los hombres y las mujeres de genio los que más se preocupan de lo que se dice de ellos. Piensen en Keats. Piensen en las palabras que hizo grabar en su lápida. Piensen en Tennyson. Piensen —pero no preciso multiplicar ejemplos del hecho indiscutible aunque lamentable—, de que es muy propio del artista preocuparse en exceso de lo que digan de él. La literatura está abarrotada de ruinas de nombres que se han preocupado más allá de lo razonable de las opiniones ajenas. " epdlp.com |
Katherine Mansfield Fiesta en el jardín (fragmento)
"Y, después de todo, el tiempo era ideal. Si lo hubieran hecho de encargo no habría resultado un día más perfecto para la fiesta en el jardín. Sin viento, cálido, el cielo sin una nube. Como pasa al principio del verano, una neblina de oro pálido velaba, apenas el azul. El jardinero estaba en pie desde el alba, segando el prado y barriéndolo, hasta que el césped y los rosetones chatos y oscuros donde habían estado las margaritas parecieran brillar. En cuanto a las rosas, no se podía negar que habían comprendido que las rosas son las únicas flores que impresionan a la gente en una fiesta en el jardín, las únicas flores que a todos interesan. Cientos, cientos. literalmente, habían abierto en la noche; las zarzas verdes estaban inclinadas como si los arcángeles las hubieran visitado. " epdlp.com |
Katherine Mansfield Textos privados (fragmento)
"Mal día... dolores terribles, etcétera, y debilidad. No pude hacer nada. La debilidad no era sólo física. Debo curar mi Yo antes de poder sanar... He de hacerlo sola y ahora mismo. Es la raíz de mi incapacidad de mejorar. No controlo mi mente. He aquí la gentil alondra harta de descanso, qué insoportable sería morir, dejar recortes, fragmentos, nada verdadero terminado. (...) Mi vecino de habitación tiene la misma queja. Cuando por la noche me despierto, lo oigo darse vueltas. Y entonces tose. Sigue en silencio y toso yo. Y él vuelve a toser. Y así sigue largo rato. Hasta que me da la sensación de que somos como dos gallos llamándose uno al otro en un falso amanecer." epdlp.com |
Katherine Mansfield Felicidad (fragmento)
"A pesar de sus treinta años, Berta Young tenía momentos como éste de ahora, en los que hubiera deseado correr en vez de andar; deslizarse por los suelos relucientes de su casa, marcando pasos de danza; rodar un aro; tirar alguna cosa al aire para volverla a coger, o quedarse quieta y reír... simplemente por nada. ¿Qué puede hacer uno si, aún contando treinta años, al volver la esquina de su calle le domina de repente una sensación de felicidad..., de felicidad plena..., como si de repente se hubiese tragado un trozo brillante del sol crepuscular y éste le abrasara el pecho, lanzando una lluvia de chispas por todo su cuerpo? ¿Es que no puede haber una forma de manifestarlo sin parecer “beodo o trastornado”? La civilización es una estupidez. ¿Para qué se nos ha dado un cuerpo, si hemos de mantenerlo encerrado en un estuche como si fuera algún valioso Stradivarius? " epdlp.com |
Woodkid
Woodkid S16 (2020) 02 NOVIEMBRE 2020 Dicen que los diseñadores gráficos a veces consiguen obras maestras que llegan a conmoverte. Si a esa cualidad unimos la de realizador de video-clips que se disputan la mayoría de las grandes figuras de la música actual y que en los últimos años ha destacado en su faceta de compositor, estaríamos hablando de Yoann Lemoine, artista multidisciplinar francés, figura clave de la modernidad contemporánea. Ha dirigido obras para Lana del Rey, Katy Perry, Taylor Swift, Rihanna o Moby, entre otros, así como para los directores Luc Besson y Sofía Coppola, y su música ha llamado la atención de profesionales de la moda, musicando expresamente para desfiles de algunas de las marcas más importantes del mundo. Visualmente sus clips son expresionistas, normalmente en blanco y negro y aluden al universo de Tolkien, pero también al de Metrópolis de Fritz Lang o al mundo de Ingmar Bergman. Woodkid es el seudónimo de Yoann Lemoine y The Golden Age (2013), su primer álbum, un trabajo que se situaba en algún lugar entre Bonnie Prince Billy y Neil Hannon, y que viajaba por las tinieblas de Antony and the Johnsons, pero con más fuerza y menos desesperación. S16 (2020), es su segundo trabajo después de siete años. Yoann Lemoine compone sus canciones como si fuese música pop, aunque no quiere que suenen así, sino como una orquesta que le permita trasladar mejor sus emociones, ese universo onírico que según sus palabras, intente confrontar la madera y el mármol, orgánico y digital, pasado y futuro, clasicismo y vanguardia. |
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