lunes, 26 de septiembre de 2011

Declamación de poesías

POEMAS EN LA VOZ DE LA GRAN DECLAMADORA ESPAÑOLA:

CARMEN FEITO MAESO

POEMAAUTOR
Corazón RotoCarmen Feito Maeso
Hace Tiempo Que...Nicolás del Hierro
EvocaciónHumberto Garza
Un Tiempo EscondidoHumberto Garza
ExtraterrestreHumberto Garza
El ArriboHumberto Garza
Cuadros PasionalesHumberto Garza
Dos Reyes ViajerosHumberto Garza
Flor del CampoHumberto Garza
Sinfonía TristeHumberto Garza
Ya DespuésHumberto Garza
ReflexionesHumberto Garza
Pensando en TiHumberto Garza
Canción OtoñalFederico García Lorca
Preciosa y el AireFederico García Lorca
Muerto de AmorFederico García Lorca
Romance de la Pena NegraFederico García Lorca
La GuitarraFederico García Lorca
La Ciudad sin SueñoFederico García Lorca
No te amo Pablo Neruda
La Noche en la IslaPablo Neruda
A un Olmo Seco Antonio Machado
Dulce MilagroJuana de Ibarbourou
FidelidadesAntonio Pascual Alcaide
Concierto Bárroco Juan José Alcolea
La Fuga más Hermosa Juan Carlos Jiménez
DespuésAna Garrido
CuentoLorenzo Silva

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Declamación de poesías

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Poemas en la voz del Gran Declamador Español:
Rafael Taibo

POEMAAUTOR
WALPURGISHumberto Garza
AGONÍAHumberto Garza
LA SANGRE DERRAMADAFederico García Lorca
ESPAÑA EN EL CORAZÓNPablo Neruda
SEGISMUNDOPedro Calderón de la Barca
CAMINANTEAntonio Machado


Pablo Neruda


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Pablo Neruda
(1904-1973)

Neftalí Ricardo Reyes Basoalto (quien escribiría posteriormente con
el seudónimo de Pablo Neruda) nació en Parral el año 1904, hijo de
don José del Carmen Reyes Morales, obrero ferroviario y doña Rosa
Basoalto Opazo, maestra de escuela, fallecida poco años después del
nacimiento del poeta.

En 1906 la familia se traslada a Temuco donde su padre se casa con
Trinidad Candia Marverde, a quién el poeta menciona en diversos
textos como Confieso que he vivido y Memorial de Isla Negra con
el nombre de Mamadre. Realiza sus estudios en el Liceo de Hombres
de esta ciudad, donde también publica sus primeros poemas en el
periódico regional La Mañana. En 1919 obtiene el tercer premio en
los Juegos Florales de Maule con su poema Nocturno ideal.

En 1921 se radica en Santiago y estudia pedagogía en francés en
la Universidad de Chile, donde obtiene el primer premio de la fiesta
de la primavera con el poema La canción de fiesta, publicado
posteriormente en la revista Juventud. En 1923, publica Crepusculario,
que es reconocido por escritores como Alone, Raúl Silva Castro y Pedro
Prado. Al año siguiente aparece en Editorial Nascimento sus Veinte
poemas de amor y una canción desesperada, en el que todavía se nota
una influencia del modernismo. Posteriormente se manifiesta un
propósito de renovación formal de intención vanguardista en tres
breves libros publicados en 1926: El habitante y su esperanza ;
Anillos (en colaboración con Tomás Lagos) y Tentativa del hombre
infinito.

En 1927 comienza su larga carrera diplomática cuando es nombrado
cónsul en Rangún, Birmania. En sus múltiples viajes conoce en Buenos
Aires a Federico García Lorca y en Barcelona a Rafael Alberti.
En 1935, Manuel Altolaguirre le entrega la dirección a Neruda de
la revista Caballo verde para la poesía en la cual es compañero de
los poetas de la generación del 27. Ese mismo año aparece la edición
madrileña de Residencia en la tierra.

En 1936 al estallar la guerra civil española, muere García Lorca,
Neruda es destituido de su cargo consular, y escribe España en el
corazón.

En 1945 obtiene el premio Nacional de Literatura.

En 1950 publica Canto General, texto en que su poesía adopta una
intención social, ética y política. En 1952 publica Los versos del
capitán y en 1954 Las uvas y el viento y Odas elementales. En 1958
aparece Estravagario con un nuevo cambio en su poesía. En 1965 se
le otorga el título de doctor honoris causa en la Universidad de
Oxford , Gran Bretaña. En octubre de 1971 recibe el Premio Nobel
de Literatura.

Muere en Santiago el 23 de septiembre de 1973 . Póstumamente se
publicaron sus memorias en 1974, con el título Confieso que he vivido.

LOS CISNES

A Juan Ramón Jiménez

¿Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello
al paso de los tristes y errantes soñadores?
¿Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello,
tiránico a las aguas e impasible a las flores?

Yo te saludo ahora como en versos latinos
te saludara antaño Publio Ovidio Nasón.
Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos,
y en diferentes lenguas es la misma canción.

A vosotros mi lengua no debe ser extraña.
A Garcilaso visteis, acaso, alguna vez...
Soy un hijo de América, soy un nieto de España...
Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez....

Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas
den a las frentes pálidas sus caricias más puras
y alejen vuestras blancas figuras pintorescas
de nuestras mentes tristes las ideas obscuras.

Brumas septentrionales nos llenan de tristezas,
se mueren nuestras rosas, se agostan nuestras palmas,
casi no hay ilusiones para nuestras cabezas,
y somos los mendigos de nuestras pobres almas.

Nos predican la guerra con águilas feroces,
gerifaltes de antaño revienen a los puños,
mas no brillan las glorias de las antiguas hoces,
ni hay Rodrigos ni Jaimes, ni han Alfonsos ni Nuños.

Faltos del alimento que dan las grandes cosas,
¿qué haremos los poetas sino buscar tus lagos?
A falta de laureles son muy dulces las rosas,
y a falta de victorias busquemos los halagos.

La América Española como la España entera
fija está en el Oriente de su fatal destino;
yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera
con la interrogación de tu cuello divino.

¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?

He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros,
que habéis sido los fieles en la desilusión,
mientras siento una fuga de americanos potros
y el estertor postrero de un caduco león...

...Y un Cisne negro dijo: "La noche anuncia el día".
Y uno blanco: "¡La aurora es inmortal, la aurora
es inmortal
!" ¡Oh tierras de sol y de armonía,
aun guarda la Esperanza la caja de Pandora!


Pinturas de Pompeya

Diana
Poetisa
Primavera

"Canción de Otoño en Primavera" de Rubén Darío



Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.

Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...

Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.

Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;

y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.

¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!