“Balzac y la joven costurera china” de Dai Sijie
“Precisamente cuando un violín comenzaba a tocar una fúnebre melodía, una ráfaga de viento sorprendió a los libros que ardían; las recientes cenizas de Enma (Bovary) emprendieron el vuelo, se mezclaron con las de sus compatriotas carbonizados y se elevaron flotando en el aire”
Este es un fragmento del final de la novela, efectivamente se están quemando libros. Cualquier destrucción de un libro es para mí, por definición, algo doloroso e inexplicable, pero el protagonista de esta acción la encuentra justificada.
Nos situamos en el tiempo en la dictadura de Mao Zedong a finales de los años ‘60 , en esos momentos se producen cambios radicales en la sociedad y cultura china promovidos por la política y que se plasman en la llamada Revolución Cultural.
Mao odiaba a los intelectuales considerando como tales a los que tenían una formación académica superior: médicos, escritores, etc. Siendo considerados reaccionarios. Los hijos de estos “reaccionarios” por el simple hecho de serlo y los estudiantes bachilleres eran “intelectuales” y debían ser reeducados en el campo por campesinos pobres que dirigirán su reeducación.
Todos los libros excepto “El pequeño libro rojo” de Mao estaban prohibidos.
Los protagonistas son Dai, Lúo, una maleta llena de libros occidentales y “la sastrecilla” hija del sastre de la comarca.
Descubren la maleta y van leyendo libros de Balzac, Dumas, Stendhal, Flaubert, Baudelaire…
Lúo lee a la sastrecilla y le va abriendo un mundo nuevo, diferente. El mundo del conocimiento, del saber, de que hay algo diferente a lo que conoce y, poco a poco, la idea de descubrirlo le atrapa.
Es una novela sobre lo que nos descubre la lectura, sobre el valor del conocimiento y la posibilidad de que al abrir un mundo nuevo a otra persona se nos escape, se vaya de nuestro lado.
Dejo la letra de una canción de Mikel Laboa: “Txoria Txori” que expresa el sentido, para mí, el sentido del libro:
Si le hubiera cortado las alas
habría sido mío,
no habría escapado.
Pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Y yo…
yo lo que amaba era un pájaro.
habría sido mío,
no habría escapado.
Pero así,
habría dejado de ser pájaro.
Y yo…
yo lo que amaba era un pájaro.
Carmen Fabre©
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