jueves, 30 de noviembre de 2023
GEOFFREY CHAUCER : EL PARLAMENTO DE LAS AVES Y OTRAS VISIONES DEL SUEÑO
GEOFFREY CHAUCER : EL PARLAMENTO DE LAS AVES Y OTRAS VISIONES DEL SUEÑO
Editorial Siruela. Biblioteca Medieval. Madrid 2005 . 191 páginas
por Arancha Oña Santiago
Alegoría medieval
Geoffrey Chaucer filósofo, poeta y escritor de los conocidos Cuentos de Canterbury , fue uno de los autores más admirados de la época. Una amplísima cultura clásica y un gran conocimiento de su literatura influyeron en una extensa obra que abarca temas de gran interés para la mayor parte de la sociedad. Utilizó un lenguaje apropiado a la audiencia a la que iban dirigidos y legitimó el uso del inglés en la literatura profana.
El presente volumen recoge El libro de la duquesa, la Casa de la Fama, el Parlamento de las aves y la Leyenda de las buenas mujeres, siendo la primera vez que esta última aparece traducida al español y que se presentan juntas. Una interesante introducción y una importante bibliografía comienzan y cierran el trabajo.
En el camino hacia un humanismo renacentista, con un brillante y extenso bagaje de cultura clásica, tropezó con la Alegoría quien le acompañó durante toda su obra y junto a la Mitología, la Simbología, la Metáfora, la Ironía, la Sátira y la Comparación, crearon múltiples personificaciones, antropomorfismos y endiosamientos de conceptos cuya abstracción y poca concreción permite excesos literarios, ofreciendo una materialización de la idea a la manera convencional de la época, actuando como agente sintetizador entre el mundo antiguo y la sociedad medieval.
Es común a todas estas obras que el autor se presente como un personaje más, soñando y narrando lo que soñaba, creando su propio álter ego en un mundo onírico con acentuados temperamentos mitológicos. Adelantándose a Freud y a Jung, y continuando la línea de algunos clásicos como Ovidio y Virgilio, contribuyó literariamente a la presentación artística de los sueños y sus significados; sueños en los que se presentan dimensiones paralelas a la realidad en una relación privilegiada entre el inconsciente humano y el divino mitológico, en un estado ambivalente de reposo y acción onírica.
Estos cuatro libros dejan una magnífica constancia escrita de la sociedad medieval del siglo XIV y de algunos de los temas que más le preocupaban como es el caso del amor. Desde el amor sensual al espiritual, pasando por el amor cortés y el alegórico, quien se muestra en ocasiones con los ojos vendados no por su falta de visión sino por la irracionalidad y la oscuridad de algunos comportamientos en su nombre; todos esos amores constituyen un vínculo común explícito o implícito a las cuatro obras.
Entre el blanco de la pureza y el negro de la caótica oscuridad, se presenta el amor arrebatado por la ambivalente Fortuna en El Libro de la duquesa . A través de una desesperación rayando la demencia y una desmesurada pena por la muerte de su amada, el caballero llora la pérdida y detalla sus extremas virtudes a partir de un educado lenguaje, cargado de una moral propia del medioevo.
La unilateral visión masculina con ausencia de la voz femenina, presenta una excéntrica obediencia y un exuberante sentimiento que sólo tienen sentido en el decoro y grandilocuencia del lenguaje del amor cortés, forma de hablar, sentir y actuar que dignifica al señor convirtiéndole en vasallo en el amor.
Frente a esta presentación del sentimiento, en El Parlamento de las aves la jueza Naturaleza dirime sobre la legitimación del consentimiento y, diferentes voces adornadas de irónicas alegorías y sarcásticas metáforas, muestran su amor en un paradisíaco vergel aromático y musical.
En un onírico, fantástico y alegórico juicio, se presenta Chaucer ante el Amor, en La leyenda de las buenas mujeres. Defendido por la superioridad racional de la dama y a modo de penitencia, comienza Chaucer a escribir un inacabado libro con forma didáctica a modo de exempla, en honor a esas mujeres que han confiado y honrado el amor con sus pensamientos, actos y omisiones, alabando su fidelidad y condenando la falta de legitimidad e ingenuas creencias en determinados juramentos.
No es el Amor el único personaje alegórico que juega un papel importante en la obra de Chaucer. En La casa de la Fama bajo lujosos y austeros decorados oníricos, diserta sobre las apariencias y razona sobre el conocimiento, la sabiduría y la ciencia . En un punto estratégico donde todos los sonidos y sus armónicos se expanden en progresión geométrica y son audibles independientemente de su veracidad, la diosa Fama concede su cualidad con aleatoriedad.