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Schopenhauer, Nietzsche, Freud – Thomas Mann
En la narrativa de todo novelista intempestivo translucen las ideas que le llevaron a modelar los mundos forjados por él. En este ensayo, que recopila cinco textos escritos o pronunciados por Thomas Mann, se revelan las influencias filosóficas de uno de los más importantes narradores del siglo XX; pues el novelista, tomando ideas en bruto proporcionadas por la razón especulativa, es capaz de ilustrarlas evocando personajes, pasiones y paisajes, es decir, humanizándolas.
La flecha que atraviesa la reflexión de estos tres pensadores es la psicología, su horizonte común es el desenmascaramiento de la conciencia, la pretensión que motiva su pensamiento es la de mostrar a la humanidad la potencia de ciertas fuerzas que determinan la conducta de los individuos.
Schopenhauer encuentra el fundamento del mundo en una pulsión primordial que lo envuelve todo; esta fuerza omnímoda que es la voluntad de vivir, universal por encontrarse detrás de todos los fenómenos, es ciega e irracional, carece de razones, y no está sujeta a ningún principio o ley. El hombre es un iluso al considerar que sus acciones son libres, cree que por medio de la autonomía de la razón se impone motivos que le llevan a obrar; cuando es la voluntad, insaciable e infatigable, la que crea el intelecto. La razón ilustrada queda degradada a mero instrumento de la voluntad, pues no queremos aquello que es bueno, sino que nos representamos como bueno lo deseado.
Nietzsche y Freud seguirán la estela marcada por Schopenhauer, ambos verán en el maestro del pesimismo el modelo de lo humano. Nietzsche sostendrá que la vida, y la voluntad de poder que la afirma, es el centro gravitacional sobre el que debe partir toda consideración moral, por lo que deshecha los preceptos de ascetismo y renuncia de Schopenhauer. Por otro lado, Mann señala las semejanzas entre el pensamiento de Freud y Schopenhauer al equiparar las nociones de inconsciente y yo del primero, con la voluntad y el intelecto del segundo.
La mirada con la que Thomas Mann se acerca a estos tres pensadores es muy diferente, debido a los diferentes motivos y circunstancias que le impulsaron a escribirlos, cada uno de los textos revela una visión particular que el autor tiene del pensador en cuestión. Mientras que Schopenhauer recibe elogios por su monumental capacidad para describir los sufrimientos del hombre; Nietzsche es criticado por el fervor con el que escribe acerca de la guerra y el conflicto, por su excesiva ironía y por las consecuencias a las que condujeron sus ideas en la primera mitad del siglo XX. La figura de Freud también es reverenciada, Mann le llega a comparar con el lírico romántico, Novalis, y trata de situarle en la historia del espíritu, así como señalar su recorrido futuro.
“El reino de los afectos y de la pasión es, desde luego, el reino de la belleza. Según una ley misteriosa, que vincula el sentimiento a la forma, que hace al sentimiento anhelar siempre una forma, más aún, que le hace ser, en el origen, uno con la forma, según esa ley una imagen del mundo concebida con pasión, una imagen del mundo vivida y sufrida con la totalidad del ser humano llevará en su exposición el cuño de lo bello; no tendrá en sí nada de la sequedad, del aburrimiento que produce a los sentidos la mera especulación intelectual; surgirá como novela del espíritu, como sinfonía de ideas articulada maravillosamente, desarrollada a partir de un núcleo de pensamiento presente por doquier; surgirá, dicho en una palabra, como obra de arte, y actuando con todos los encantos del arte.”
Thomas Mann fue un escritor alemán que nación el Lübeck, ciudad situada al norte de Alemania, en 1875. Está considerado como uno de los grandes escritores europeos de la primera mitad del siglo XX por su contribución al análisis y diagnóstico de la sociedad y el alma europea de su tiempo. Entre su vasta producción literaria encontramos títulos como: Los Buddenbrook, novela por la que fue galardonada con el Nobel, y La montaña mágica.
Fernando Peralta
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