viernes, 5 de febrero de 2016

"La Calumnia de Apeles" Sandro Botticcelli




La calumnia de Apeles (La Calunnia, en italiano) es una obra pictórica de Sandro Botticelli realizada en 1495. Se trata de una pintura al temple sobre madera que mide 62 por 91 centímetros y que se conserva actualmente en la Galería de los Uffizi de Florencia.

Historia del cuadro[editar]

Esta obra se produjo después de la caída de los Médicis, en plena época de la República. Se considera que es fruto del ambiente religioso que dominó Florencia durante la época de dominio de Savonarola.
Esta obra fue muy admirada por los nobles florentinos. Se trataría de un encargo de la casa Segni, una importante familia florentina, pues Giorgio Vasari lo describió, diciendo que lo había visto en casa de Messer Fabio Segni. Posteriormente, estuvo en los archivos secretos del Palacio Pitti. Forma parte de la Galería Uffizi desde 1773.

Análisis del cuadro[editar]

El tema es alegórico; se basa en una descripción literaria sobre una pintura de Apeles, pintor de la antigüedad, hecha por Luciano de Samosata1 en uno de sus Diálogos y mencionada por Leon Battista Alberti en su tratado De pictura.2
Incluye diez figuras: a la derecha del espectador, el rey Midas, el Juez malo, es entronizado entre la Sospecha y la Ignorancia, representadas como mujeres de rostros crispados que están susurrándole malos consejos a sus orejas de asno. El trono está sobre un podio decorado con relieves en grisalla. Ante este Juez se encuentra una figura masculina, con hábito de monje, en quien se cree ver representado el Rencor (o la Envidia o la Ira) que conduce a una joven (la Calumnia) a la que están adornando los cabellos la Envidia y el Fraude. La Calumnia, indiferente a cuanto sucede, arrastra a la víctima, un hombre prácticamente desnudo que junta las manos en ademán de pedir clemencia. A la izquierda está la Penitencia, vestida de negro con ropa pesada y andrajosa, que se vuelve hacia la figura que está desnuda detrás de ella. Este último personaje es la Verdad desnuda que resplandece, señalando al cielo con el dedo.
El colorido del cuadro, la luz que queda subrayada por toques de oro, es lo que confiere movimiento a la escena. Ésta se desarrolla dentro de una estancia con arquitectura clásica con arcadas que presentan esculturas que subrayan el estudio de la Antigüedad por Botticelli; en los relieves hay alusiones a la antigüeda clásica. Esta arquitectura completamente revestida de estatuas y relieves acentúa el tono dramático y agitado de la escena. En el centro del cuadro está representado David al modo de Donatello. En otros nichos se representa a San PabloSan JorgeJudit y, en los relieves, a personajes como Apolo y DafneHércules y Licas o Mucio Scevola, lo que evidencia la mezcla de personajes cristianos y grecorromanos que incluyó Botticelli en esta pintura. Detrás de esta arquitectura, el mar verdoso y un cielo liso.
Pintado en la época de predicación de Savonarola en Florencia, se ha interpretado como una defensa de Savonarola frente a los ataques que se consideraban calumnioso del papa Alejandro VI.

Historia apócrifa[editar]

El erudito Rudolph Altrocchi relata, en 1921, que existe vinculada a esta pintura una historia apócrifa según la cual el propio Apeles habría sido calumniado al ser acusado por un rival de ayudar a Teodoto de Etolia a promover la revuelta en Tiro.3 Cuando Ptolomeo IV Filopator estaba apunto de ejecutar a Apeles por ese acto, un amigo reveló la verdad y el calumniador fue vendido como esclavo. Sin embargo, según esta historia, Apeles mostraba en su pintura el resentimiento hacia Ptolomeo IV y el peligro en el que se había visto. Altrocchi asegura a sus lectores que esta historia no puede ser cierta, ya que Apeles había muerto casi un siglo antes de esa revuelta en la que supuestamente se le implicaba.3


Meet the (New) Director: Charles Poekel, "Christmas, Again"

Hotel Boulevar Atlántico. Un Antiguo Titanic bonaerense.

6 DE MARZO DE 2010

Hotel Boulevar Atlántico. Un Antiguo Titanic bonaerense.

Fragmento tomado de: “El Titanic bonaerense y otros monstruos dormidos” por Leandro Fernández Vivas.

Silbidos entre paredes. Rincones hoy sólo visitados por el viento que sin embargo hace unos años eran el punto de reunión de visitantes y viajeros opulentos que dejaban el trajín de Buenos Aires detrás para disfrutar en parajes de ensueño. Valles cordilleranos, sierras pampeanas, termas naturales o brisas marinas eran los principales atractivos.
Emprendimientos hoteleros millonarios que intentaron convertir un hermoso paisaje en un negocio sin igual pero que lamentablemente finalizaron en ruinas y en la decadencia total. Sin embargo, la fascinación por el esplendor perdido los convirtió, nuevamente, en un lugar de visita ineludible para los pocos viajeros que se aventuran hacia los parajes desconocidos y desolados que los tienen como anfitriones.
Aun más cerca del Conurbano los esqueletos de sueños, aventuras e inversiones ajenas encierran también mitos, leyendas y fantasmas. La ruta 11, llamada interbalnearia, nace en la ciudad de San Clemente del Tuyú, la primera parada de la costa atlántica argentina, y termina en un remoto paraje entre Necochea y Mar del Plata, llamado Mar del Sur.A diferencia de otros balnearios, Mar del Sur nació pujante con la promesa de ser el gran balneario argentino aun cuando Mar del Plata, su gigante vecina, no mostraba ni parecía ser lo que llegó a ser en nuestros días. Allí mismo entre medanos, pastizales y vientos marinos se erigió en 1886 un edificio sin igual: 4500 metros cubiertos, techo de pizarra francesa y más de noventa habitaciones, el hotel Boulevar Atlántico. Sin embargo la crisis de 1890 no le dio tregua.
El ferrocarril que traería a los turistas adinerados desde Buenos Aires nunca llegó tan lejos y el pueblo se quedó solo con las promesas y las esperanzas de apogeo. En 120 años, la mole neoclásica resistió tornados y diluvios, sufrió un incendio y saqueos, pasó del esplendor a la decadencia. Alojó desde vagabundos hasta familias adineradas de Miramar pasando por inmigrantes judíos a principio del siglo pasado (quienes son protagonistas de los mitos de fantasmas en el lugar) y hasta se llegó a decir que Hitler se refugió allí según la teoría que afirma que el nazi se refugió en Argentina en el final de la segunda guerra.
Mas info: 
www.museodemiramar.com.ar