(MOXEY, Keith. "La nostalgia de lo real. La problemática relación de la historia del arte con los estudios visuales”. En revista digital. Estudios visuales, diciembre 2003 http://www.estudiosvisuales.net/revista/pdf/num1/moxey.pdf )“El tema de los estudios visuales, es el de localizar la imagen en el contexto de los procesos creadores de significado que constituyen su entorno cultural… los estudios visuales están interesados en cómo las imágenes son prácticas culturales cuya importancia delata los valores de quienes las crearon, manipularon, y consumieron.”
miércoles, 12 de octubre de 2022
Algunos presupuestos de los 'estudios visuales'
Reflexiones y referencias acerca de temáticas estéticas, filosóficas y artísticas...
La imagen-afección y el rostro-paisaje en el cine
Reflexiones y referencias acerca de temáticas estéticas, filosóficas y artísticas...
La
imagen-afección y el rostro-paisaje en el cine
Retengamos para comenzar esta primera y determinante definición de la imagen-afección: "La imagen-afección no es otra cosa que el primer plano, y el primer plano, no es otra cosa que el rostro".[1]
Y no se trata de que el primer plano sea el 'encuadre' adecuado para tratar al rostro, sino que el rostro es en sí mismo primer plano, el rostro es por sí mismo primer plano, y ambos son el afecto y la imagen-afección. A un rostro generalmente se le formulan dos clases de preguntas: ¿en qué piensas?, o bien: ¿qué te pasa qué tienes, qué sientes o experimentas?.
El expresionismo como movimiento cinematográfico es, esencialmente, el
juego intensivo de la luz con lo opaco, con las tinieblas. Su combinación es
como la potencia que produce la caída de las personas en el agujero negro o su
ascensión hacia la luz. Esta mezcla constituye una serie, bien sea en
una forma alternada de estrías o rayas, bien en la forma compacta ascendente y
descendente, de todos los grados de sombra que equivalen a colores.[2] El rostro expresionista participa así de la
vida no orgánica de las cosas como primer polo del expresionismo; se trata de
un rostro vaporoso, nebuloso, borroso, que se halla envuelto en un velo más o
menos denso. Es la cabeza de Atila tenebrosa y surcada de arrugas en Los
Nibelungos (1924) de Fritz Lang.
Aparentemente la característica del primer plano es que nos presenta un
objeto parcial, separado de un conjunto o arrancado a un conjunto del que
formaría parte; al respecto el psicoanálisis dirá que se trata de una
estructura del inconsciente (castración), y la lingüística considerará que se
trata de un procedimiento constitutivo del lenguaje (sinécdoque; tomar el todo
por una parte o una parte por el todo). Pero en realidad el primer
plano, el rostro en primer plano, no tiene nada que ver con un objeto parcial;
el primer plano no arranca su objeto a un conjunto del que formaría parte, sino
que se trata de algo completamente distinto porque lo abstrae de las
coordenadas espacio-temporales, es decir, lo eleva al estado de
Entidad. Esto nos remite a la filosofía estoica según la cual las
cosas eran portadoras de acontecimientos ideales que no se confundían
exactamente con sus propiedades, sus acciones y reacciones, v.gr.
lo cortante de un cuchillo, lo rojo de la rosa, etc. El afecto,
entonces, es la entidad, la Potencia o la Cualidad. Es un expresado: el
afecto no existe independientemente de algo que lo expresa, aunque se distinga
de él por completo.[3]
Esta cualidad sin sustantivo, este adjetivo sin su actualización, es el
afecto puro, es una potencialidad más que una actualización, es la imagen de lo
intenso, por fuera de la extensión. Esta es la imagen-afección: la cualidad o
potencia, es la potencialidad considerada por sí misma en cuanto expresada.
Según Charles Peirce, semiólogo norteamericano cuya importancia en cualquier
clasificación de las imágenes y signos Deleuze exalta, la imagen-afección
correspondería a la primeridad; no es una sensación, o una
idea, sino la cualidad de una sensación, de un sentimiento o de una idea
posible; por ejemplo, es el miedo que invade el espíritu antes de tener motivo
para tener miedo. Según la clasificación Deleuze-Peirce el signo de la
imagen-afección es el ícono.
En el cine, Bergman ha sido sin duda el autor que más ha insistido en la
unión entre cine, rostro y primer plano. Por ejemplo, en Persona (1966)
no es posible distinguir con certeza si el rostro es de dos personas, o por el
contrario de una sola persona desdoblándose. Bergman llevó la
imagen-afección a sus límites, porque con los planos-rostros mostró los límites
del rostro, su relación con el miedo, con el vacío o con la ausencia; el miedo
del rostro ante el vacío.
https://www.youtube.com/watch?v=XCstyHzOMng
El afecto es como lo expresado del estado de cosas, pero ese expresado
no remite más que a los rostros que lo expresan y que, componiéndose o
separándose le dan una materia propia moviente. La técnica cinematográfica que
predomina, entonces, es el de encuadres de primeros planos fragmentados.
https://www.youtube.com/watch?v=ievQHdD-qIQ
No estudié los vestidos de la época y ese tipo de
cosas. El año del acontecimiento me parecía tan poco importante como su distancia
respecto al presente. Quería interpretar un himno al triunfo del alma sobre la
vida. Todo lo humano es expresado en su rostro, del mismo modo que su cara es
el espejo del alma.[5]
En otra declaración Dreyer enfatiza en la importancia del rostro:
Cualquiera que haya visto mis buenas películas,
sabrá la importancia que atribuyo al rostro humano. Es una tierra que
jamás puede ser explorada suficientemente. No existe experiencia más noble en
los estudios que registrar la expresión de un rostro sensible a la fuerza
misteriosa de la inspiración, verlo llenarse desde lo interior y llenarse de
poesía. [6]
Hay otra manera de expresar un afecto, una imagen afección y es por
medio de lo que Deleuze llama el espacio cualquiera. No se trata de
un universal abstracto, en todo tiempo, o en todo lugar, sino que es un espacio
perfectamente singular, sólo que ha perdido su homogeneidad, es decir, el
principio de sus relaciones métricas o la conexión de sus propias partes.
Ahora decimos que hay dos clases de signos de
imagen-afección, o dos figuras de la primeidad: de una parte, la
cualidad-potencia expresada por un rostro; pero de otra, la cualidad-potencia
expuesta en un espacio cualquiera. [7]
Y el color es el afecto mismo, es decir, la conjunción virtual de todos
los objetos que el color capta. Al respecto, Antonioni es uno de los más
grandes coloristas del cine, dado que él se sirve de los colores fríos llevados
a su máxima plenitud o a su máxima intensificación para rebasar la función
absorbente que aún mantenía a personajes y situaciones transformados en el
espacio de un sueño o de una pesadilla. Con Antonioni, el color lleva el
espacio hasta el vacío, borra lo que ha absorbido:
Desde La aventura, la gran búsqueda de
Antonioni es el plano vacío, el plano deshabitado. Al final de El
eclipse todos los planos recorridos por la pareja son revisados y
corregidos por el vacío, como índica el título del film. (...) Antonioni busca
el desierto: El desierto rojo, Zabriskie Point (...) El objeto
del cine de Antonioni es arribar a lo no figurativo, a través de una aventura
cuyo término es el eclipse del rostro, el borramiento de los personajes. [8]
https://www.youtube.com/watch?v=slfZVTDYHEI
Por: Rodolfo Wenger C.
[1] DELEUZE, Gilles. La
imagen-movimiento. Estudios sobre cine 1. Barcelona: Paidós,
1984, p.131.
[2] Ibid. p.138.
[3] Ibid. p.144.
[4] Ibid. p.
156. Apud. PEIRCE, Charles. Ecrits sur le signe.
[5] KOBAL, John. Las 100 mejores
películas. Madrid: Alianza, 1990, p.125.
[6] El cine, desde Lumière
hasta el cinerama. Barcelona. Argos. 1966. p.200.
[7] DELEUZE, Gilles. Op.cit. p.161.
[8] Ibid. p.173. Apud. BONITZER,
Pascal. Revista Cahiers
du cinéma Nº 150. Enero 1964. p.88.
https://perspectivasesteticas.blogspot.com/2014/04/la-imagen-afeccion-y-el-rostro-paisaje.html
La imagen-percepción de Deleuze-Bergson
Reflexiones y referencias acerca de temáticas estéticas, filosóficas y artísticas...
Ampliando el número de los objetos frente a los cuales podemos estar en guardia, tanto en el orden visual como en el auditivo, el cine ha tenido como consecuencia una profundización de la percepción.[1]
La percepción es ante todo una sustración; percibimos lo que nos interesa, lo que la atención a la vida requiere. La supervivencia es nuestra primera necesidad, y el primer contacto con el mundo es la percepción subjetiva. El bergsonismo nos propone lo siguiente en relación con la percepción subjetiva y objetiva:
Una percepción será subjetiva cuando las imágenes varíen con respecto a una imagen central y privilegiada; una percepción será objetiva, tal como es en las cosas, cuando todas las imágenes varien unas con respecto a las otras, sobre todas sus caras y en todas sus partes.[2]
Finalmente, lo que la escuela francesa encontraba en el agua era la promesa o la indicación de otro estado de percepción: una percepción más que humana, una percepción que ya no se obtenía de los sólidos, para la que el sólido ya no era el objeto, la condición el medio. Una percepción más fina y más vasta, una percepción molecular, propia de un 'cine-ojo'.[3]
Algo parecido hace el cineasta contemporáneo Michael Snow cuando despoja a la cámara de un centro y filma la universal interacción de imágenes que varían las unas con respecto a las otras, sobre todas sus caras y en todas sus partes. Snow logra este efecto al filmar un 'paisaje deshumanizado', sin ninguna presencia humana, y sometiendo la cámara a un aparato automático que varía continuamente sus movimientos y sus ángulos. Con ello libera al ojo de su condición de inmovilidad relativa y de dependencia a coordenadas.[5]
Signos: definición, clasificación y su relación con las imágenes
Reflexiones y referencias acerca de temáticas estéticas, filosóficas y artísticas...
Joseph Kosuth..Una y tres sillas, 1965. (Instalación que consta de una silla, su imagen y su definición del diccionario). |
Categoría | Definición | Ejemplo |
SEÑAL | Es un signo que mecánica (naturalmente) o convencionalmente (artificialmente) provoca alguna reacción en un receptor. | Una exclamación como: vete! El cambio de luz de un semáforo |
SíNTOMA | Es un signo compulsivo, automático, no arbitrario, en el que el significante se une al significado a la manera de un enlace natural. | La sudoración provocada por el dolor o el temor. "El origen de la antropología moderna fue un síntoma del colonialismo. |
íCONO | Un signo es icónico cuando hay una similitud topológica entre su significado y su denotado (referente). Se puede clasificar a su vez en: imágenes, diagramas y metáforas. | Imágenes (un retrato, una fotografía, una filmación). Cualquier aparato que funcione con base en la analogía (un termómetro o un velocímetro analógicos). |
íNDICE | Un signo es indexical cuando su significante es contiguo a su significado, o es una muestra de él. | Huellas, rastros de un animal o de un ser viviente. Señalar con un dedo "aquí", "allí". |
SíMBOLO | Signo sin semejanza ni contigüidad, en el cual se da un vínculo convencional entre su significado y su de notado (referente), además que se da una clase intencional para su designado. | La Torre Eiffel es el símbolo de París. Un emblema. Un escudo. Una palabra (signo verba!). |
NOMBRE | Es un signo que tiene una clase extensional para su designado. | Un nombre propio. |
Cuando un código relaciona elementos de un sistema transmisor (expresión) con elementos de un sistema transmitido (contenido) se produce la significación a través de la aparición de una función semiótica. Y siempre que existe una correlación de este tipo, reconocida por una sociedad humana, existe signo. Las implicaciones de este planteamiento son interesantes, porque nos aclaran que el signo no es enteramente una entidad física, este sería solamente su plano expresivo; y, además nos plantea que el signo no es una entidad semiótica fija, sino un lugar de encuentro de elementos independientes que proceden de sistemas diferentes y que se asocian a través una correlación codificada transitoria, la cual depende de la comunicación y de la existencia de un código, como conjunto de reglas que permiten generar signos en determinados contextos.[2]
- Las imágenes -considérese como ejemplo el caso de las fotografías- aunque pueden funcionar como índices y símbolos son esencialmente signos icónicos, porque operan por analogía con aquello que representan dado que existe una semejanza topológica entre su significado y su referente.
- Al intentar definir una imagen visual (también existen otro tipo de imágenes, v.gr., sonoras, olfativas, etc.), podemos afirmar que, al igual que todo signo, opera por sustitución, es la presencia de una ausencia, la cual es representada sobre un soporte material, con el fin de interpelar visualmente con sus formas, texturas y colores la función semiótica de quien la observa.
- Una teoría de la imagen presupone una teoría del significado, que nos remite a los sistemas culturales en los cuales se construyen los sentidos y significados. Pero, a la vez, hay que tener en cuenta que la representación de las imágenes se da por medio de operaciones materiales, perceptivas y reglas gráficas y tecnológicas.
- Para la semiótica, la imagen puede estudiarse como función semiótica, esta función establece la correlación entre el plano de la expresión y el plano del contenido, los cuales a su vez se pueden subdividir en: materias de la expresión (colores, líneas, puntos, espacios), formas de la expresión (la configuración iconográfica de cosas o personas); las cuales se relacionan con las materias del contenido (contenido cultural propiamente dicho) y las formas del contenido (las estructuras semánticas de la imagen).
- La lectura de una imagen es una relación que se da básicamente entre tres: su productor(a), el texto icónico y su lector(a), tratándose ante todo de un proceso de decodificación por parte de este último(a).