jueves, 18 de enero de 2024
MAB, LA REINA DE LAS HADAS
MAB, LA REINA DE LAS HADAS
LA REINA DE LAS HADAS
Milan Kundera (1929) en su libro La Ignorancia, nos puso tras la pista de esta ninfa. Se llamaba Calipso y durante siete años fue la ninfa-amante de Ulises. En el folclore inglés, la Reina Mab (Queen Mab). De todas las literaturas, la inglesa es la que más páginas ha dedicado a esta pequeña pero importante hada. Probablemente su existencia es una creación de la mitología inglesa. Durante los siglos XVI y XVII no había poeta inglés que no cantara a esta criatura fantástica, considerándola la Reina de las Hadas.
Shakespeare también se ocupó, y de qué manera, de la reina Mab. Uno de los personajes más fascinantes de Romeo y Julieta es Mercucio, pariente del príncipe de Verona y amigo íntimo de Romeo, inteligente, audaz, alegre, Mercutio siempre tiene algo que decir y alguien de quien burlarse o reírse; con Romeo y con Benvolio van los tres a una fiesta en la casa de los Capuletos, antes de ingresar Mercurio haciendo mofa del amor de Romeo por el amor nos recuerda a la reina Mab, personaje legendario de los cuentos de hadas en la literatura inglesa:
Escena IV del acto I de Romeo y Julieta. Mercucio dice a Romeo:
“Ah, me doy cuenta que la reina Mab,
partera de las hadas, vino a verte.
Es pequeñita como piedra de ágata
que brilla en el meñique de un obispo.
Tiran su coche atómicos caballos
que la pasean sobre las narices
de los que están durmiendo;
rayos de luna hicieron los arneses
y una arañita le tejió las bridas.
Es tan pequeño como un gusanito
el cochero que guía la carroza,
y trabajó una ardilla este carruaje
en la concavidad de una avellana.
Y así la reina Mab con su cortejo
galopa noche a noche por las almas
de los enamorados y los hace
soñar con el amor …Sobre los dedos
de los sastres su séquito galopa
y estos sueñan que pagan sus deudores;
otras veces cabalga en la nariz
del cura dormilón y sueña el cura dormilón
que sin duda muy pronto será obispo.
¡Esta es la reina Mab! Es la que trenza
en la noche la tuza del caballo
y las que, cuando las muchachas duermen
de espaldas, las oprime y les enseña
por primera vez a soportar el peso
que con el tiempo las hará mujeres…
ROMEO:
Basta, Mercucio. Basta. No delires.
MERCUCIO: Es verdad, es verdad, hablo de sueños
que son los hijos de una menta ociosa,
concebidos de vana fantasía,
sustancia tan delgada como el aire,
más inconstante que el cambiante viento.
Otro autor que nos ha dejado un bella descripción ha sido Rubén Darío, que le dedica un cuento y un poema, La copa de las hadas. En su libro Azul, en su cuento El vuelo de la reina Mab, nos detalla las características de esta pequeña hada y sus poderes.
“La reina Mab, en su carro hecho de una sola perla, tirado por cuatro coleópteros de petos dorados y alas de pedrería, caminando sobre un rayo de sol, se coló por la ventana de una buhardilla donde estaban cuatro hombres flacos, barbudos e impertinentes, lamentándose como unos desdichados. (…)
(…) Entonces, la reina Mab, del fondo de su carro hecho de una sola perla, tomó un velo azul, casi impalpable, como formado de suspiros, o de miradas de ángeles rubios y pensativos. Y aquel velo era el velo de los sueños, de los dulces sueños, que hacen ver la vida del color de rosa. Y con él envolvió a los cuatro hombres flacos, barbudos e impertinentes. Los cuales cesaron de estar tristes, porque penetró en su pecho la esperanza, y en su cabeza el sol alegre, con el diablillo de la vanidad, que consuela en sus profundas decepciones a los pobres artistas.(…)”
En una de las ediciones de Azul, en una nota, Rubén Darío afirma que estaba leyendo este acto de Romeo y Julieta cuando le vino la inspiración. La reina Mab era un motivo literario muy plástico que le permitía dejar volar su imaginación. Deslumbrado por las imágenes de Shakespeare se atrevió con un poema en prosa, persiguiendo el ritmo y la sonoridad verbal. El resultado fue este libro de pequeños cuentos líricos, prosa poética, descubrimiento de este brillante modernista. El cuento completo, se llama El vuelo de la reina Mab.
Legendaria y enigmática Mansión de Invierno
Legendaria y enigmática Mansión de Invierno
Por Francisco Villagrán
Especial para El Litoral
Muchos escucharon hablar esporádicamente de la Mansión de Invierno o la Ciudad de Invierno, desconocida, olvidada y aislada durante muchos años; sin embargo, pocos conocen la verdadera historia de esta monumental construcción denominada en sus comienzos Hotel Continental, el primero de esas características en construirse en Sudamérica. La idea surgió en los primeros meses del año 1909, buscando un lugar para el turismo de la alta sociedad porteña durante los meses de baja temperatura, un lugar selecto de descanso durante la época de frío. Se pretendía atraer el turismo internacional a la zona, que en ese momento estaba orientado exclusivamente a la ciudad de Asunción del Paraguay.
Dadas las bondades del clima, con temperatura media anual de entre 16º y 24º, citadas en un artículo del diario La Nación de esa época que mencionaba: “Por una combinación de las menos frecuentes, esta zona reúne todas las condiciones exigidas por el sabio profesor Kisch, como una estación ideal en invierno. Temperaturas de las estaciones invernales más famosas del mundo, colocan a Empedrado junto con ciudades como San Remo, Venecia, Niza, El Cairo y Málaga, entre otras. La temperatura en este lugar elegido es suave y regular, sufre pocas variaciones, tanto diurnas como nocturnas, es de clima subtropical, donde no hay que temer, sobre todo, los descensos bruscos. Fue catalogado como uno de los mejores ocho microclimas del mundo. Luego de muchas consultas y estudios climatológicos, se decidió que los alrededores del pueblo correntino de Empedrado reunían las condiciones ideales para este gran emprendimiento.
Las obras se iniciaron en el mes de diciembre de 1910 bajo la dirección del ingeniero Valentín Virasoro, que proyectó una ciudad de 158 manzanas, ubicadas todas alrededor del majestuoso Hotel Continental y contaría con muelle propio, incluso un desvío especial para el ferrocarril “General Urquiza”. También fue convocado el arquitecto Carlos Thays, el mismo que hizo el trazado de los Bosques de Palermo y el Parque de la Independencia en Rosario. El costo total de la obra en ese momento fue de 30 millones de pesos, moneda nacional, y fueron 65 los accionistas o socios que aportaron para esta gran obra, entre ellos figuran escritores como Gregorio de Laferrere, el ex presidente Nicolás Avellaneda y el doctor Pedro Luro. Muchas destacadas figuras de la sociedad porteña se apresuraron a comprar sus lotes, como María Unzué de Alvear, Adolfo Blaquier, Martín Pereira Iraola y el Dr. José Evaristo Uriburu, entre los más destacados.
El ambicioso proyecto incluía un edificio de ensueño de cuatro pisos, dos subsuelos, salones, casino y habitaciones de lujo para 150 personas, lo dotaron de lo mejor de la cristalería de esa época, maderas y mobiliario importados, lo más exclusivo de ese momento, todo traído desde distintos puntos de Europa. La ciudad constaba con servicios como el Hotel Continental, casino, teatro, confitería, salones de fiestas y muelle propio, escuela primaria, casa para la Policía, casa para la Prefectura, usina eléctrica propia y anexos para el alumbrado del hotel, con motores General Electric, instalación para provisión de agua y cercos de seguridad en todo el poblado. También, para el recreo de los visitantes, había canchas de tenis, fútbol, golf, criquet y grandes parques decorados con distintas especies arbóreas y estatuas de mármol, réplicas de obras famosas. La cristalería era de Murano y las porcelanas de Florencia.
El 29 de junio de 1913, la Ciudad de Invierno abrió oficialmente sus puertas, estando invitados el gobernador correntino Juan Ramón Vidal, esa noche el Hotel Continental ofreció una velada de gala, con las mesas del casino funcionando a pleno y los salones de fiesta ofrecieron su lugar para que la Orquesta Sinfónica del maestro Eneas Verardini animara el baile hasta el amanecer. También la banda de la Policía de la provincia participó de la velada inaugural. El enorme sitio que albergaba el casino estaba rematado por una cúpula de bronce emplazada sobre la sala mayor, había allí una gran araña que tenía 312 brazos, que, según se dice, actualmente está en el casino de Mar del Plata, aunque otra versión la ubica en la catedral de Mar del Plata. En la fiesta inaugural hubo invitados especiales, entre ellos, se dice, el príncipe de Gales, un marajá, la famosa actriz francesa Sarah Bernhardt, muchas personalidades de la nobleza y la farándula mundial de esa época. Los organizadores contrataron especialmente al vapor “Formosa” para que trajera desde la capital provincial a los invitados especiales.
Triste final
Pero lo que parecía convertirse en un dilecto lugar turístico a nivel mundial, no logró sobrevivir más que tres meses. Las consecuencias económicas producidas por el inicio de la Primera Guerra Mundial, sumado a la inexperiencia de los concesionarios de la Ciudad de Invierno, marcaron su triste final. Sus lujosas instalaciones quedaron abandonadas, hasta que en 1922 fueron a remate. Veinte años más tarde, una ejecución hipotecaria determinó que tres compañías porteñas dinamitaran la Mansión de Invierno. Algunas versiones indicaban que, durante la Segunda Guerra Mundial, se estableció una base alemana en la Ciudad de Invierno, desde donde tenía contacto con Asunción y Buenos Aires.
Desde allí recibían la información de la partida de barcos desde Buenos Aires, que eran esperados por submarinos alemanes en alta mar y hundidos. El servicio de Inteligencia inglés detectó desde donde se enviaba la información y decidieron demolerla con cargas de dinamita.
Así se derrumbó definitivamente la Mansión de Invierno. Es una hipótesis interesante y digna de tener en cuenta para justificar de destrucción de tan hermoso edificio. Nada se construyó en ese lugar, y hoy a 106 años de que la Ciudad de Invierno abriera sus puertas, sólo los restos de lo que fue un gran edificio, permanecen allí como un mudo testimonio de lo que fue un sueño efímero y fugaz.
En 1943, según Emilio Noya, tres compañías se encargaron de dar por tierra con los sueños que otros visionarios habían tenido y dinamitaron todo el lugar.
Esta historia es realmente para sorprenderse y asombrarse. No caben dudas de que la desidia e irresponsabilidad humana para dinamitar este majestuoso lugar impidieron que de alguna manera pudiera salvarse el edificio. No se sabe por qué lo hicieron y menos los intereses políticos y comerciales en juego en ese momento, el majestuoso lugar y edificio se podrían haber conservado, quizás se pudo llegar a una solución viable. Pero hoy ya es tarde, no hay remedio, recuperar lo que se perdió es imposible.
(Bibliografía consultada:
“La Ciudad de Invierno”,
de la arquitecta María Cecilia D’Andrea).
https://www.ellitoral.com.ar/corrientes/2019-2-2-4-0-0-legendaria-y-enigmatica-mansion-de-invierno