Sarah Manzano 1 de octubre de 2009 0 comentarios
Mujeres de los fiordos
No sé si lo sabéis, pero me encantan los libros de relatos. Así que, cuando descubrí el libro Mujeres de los fiordos, me pareció muy buena idea acercarme a la tan de moda narrativa del norte de Europa. Se trata de un libro de relatos de diferentes escritoras noruegas, editado por Nórdica.
Todos conocemos a escritores como Henning Mankell, Stieg Larsson o incluso Arto Paasilinna, máximos exponentes de lo que se viene cociendo en cuanto a literatura en los fríos países del norte. Por supuesto, y como suele ocurrir, estos no son más que la punta del iceberg, y soy consciente de que nos estamos perdiendo muchísimos autores y obras muy interesantes.
En este caso, se trata de una selección de diez relatos escritos únicamente por mujeres. Eso sí, de muy distintas edades y credos narrativos. Diez relatos muy diferentes, y que a la vez tratan temas muy parecidos: la vida, la muerte, el amor, la relaciones personales, etc. Autoras como Karin Sveen, Laila Stien, o Beate Grimsrud (y otros nombres impronunciables, desconocidas para la mayoría del público español) son algunas de las que tienen cabida en este libro
Todos los relatos están escritos con solidez, con sus luces y sombras, presentando personajes de carne y hueso, tan reales que cuesta no imaginarlos en la puerta de al lado. Sí me ha llamado mucho la atención el hecho de que las autoras más longevas sean las que tratan las relaciones con más sentido del humor. Ojo, no hablo de relatos cómicos, hablo del humor cotidiano, del que te arranca una sonrisa en medio de las lágrimas. Son las autoras más jóvenes las que presentan una visión más amarga, más brutal, del amor o de la vida.
Aunque todos los relatos tratan las relaciones humanas, no todos ellos versan sobre el amor entre hombres y mujeres. Es así en el relato que abre el libro Hambre intensa, nausea súbita o en Mirador con sol, pero en muchos otros el motor es la relación entre padres e hijos, como vemos en Amor o El buen corazón. Otros simplemente hablan de personas, de encuentros fortuitos, que marcan o no una vida, como Una petunia olvidada o El motivo.
Se trata sin duda de una buena oportunidad para conocer una literatura olvidada pero que empieza a recalar con fuerza en nuestro país. Buena parte de “culpa” la tiene la Editorial Nórdica, que en los últimos años ha ido rescatando a escritores del norte para el placer de los lectores españoles. En la última edición de la Feria del Libro de Madrid este libro fue uno de los más vendidos en su caseta y es que muchas veces el desconocimiento hace que nos perdamos grandes obras.
Lo mejor: diez relatos diferentes, con temas y formas narrativas muy heterogéneas. Sumergirnos por un momento en un mundo glacial y descubrir que las mujeres y los hombres piensan, sienten y padecen de forma parecida en cualquier parte del mundo. Los relatos ‘La columna’ y ‘El largo paseo’, dos maneras diferentes de tratar las relaciones entre padres e hijos, donde la tensión va creciendo en cada línea.
Lo peor: Los diferentes traductores para cada uno de los relatos. Evidentemente, no es una novela, y la coherencia en la traducción no es imprescindible, pero se hace raro, cuando menos. Hay traductores españoles y sudamericanos y utilizar diferentes palabras para una misma cosa puede desconcertar cuando se lee más de un relato seguido.
El padre mira fijamente el agua. Con precaución le coloca la mano en el hombro. Todo queda en silencio. El agua se riza levemente delante del embarcadero.
Vemund espera. Algo no va bien. Quiere levantarse, pero no sabe cómo. Si se inclina hacia delante se caerá al agua. El brazo del padre le mantiene sujeto al sitio, no se puede deslizar hacia atrás y salvarse de ese modo, no mientras el padre continúe cerrándole la única salida con su fuerte brazo, y él no sabe nadar, el agua está helada y es profunda, tres metros de profundidad.
‘La Columna’, de Karin Fossum
Un libro, en fin, para tener en cuenta en las próximas lecturas. Una literatura desconocida para la mayoría de los lectores españoles y una buena oportunidad para conocer otros mundos (más fríos, eso sí), mucho más cercanos de lo que nos imaginamos.
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