Por: Angélica Gallón Salazar
Con su novela 'Indian Express', la escritora española se acerca, a través de un viaje a la India, a los intensos afectos que se tejen entre mujeres.
El tema de la amistad entre mujeres venía dándole vueltas en la cabeza desde hace tiempo. La escritora y periodista Pepa Roma observaba con inquietud cómo las mujeres después de cierta edad, cuando empezaban a ser testigos del rastro que había dejado el tiempo en sus relaciones de pareja o simplemente cuando se quedaban solas, por el divorcio, la viudez o el desamparo de los hijos, empezaban a darle más importancia a las relaciones de amistad con viejas conocidas que habían perdido su prominencia ante las urgencias de la familia.
“Empecé a notar que, con insistencia, en las reuniones entre mujeres maduras se imponían unas cómicas ideas: ¿para qué necesitamos a los hombres, a esos maridos que son cada vez más gruñones y que no nos quieren acompañar a ningún lado? ¿Para qué queremos a los hombres si entre mujeres podemos ir de viaje y divertirnos?”, recuerda la escritora española, quien en esas charlas de té encontró el primer filón para escribir su novela Indian Express, ganadora del Premio Azorín 2011.
Pepa Roma creó así dos personajes para su historia, Lola, una escritora, y Che, actriz de teatro, ambas caminando por los sesenta años y amigas a pesar de las distancias y los avatares de la vida desde hace cuarenta.
Para celebrar semejante lealtad y permanencia, las dos mujeres se embarcan hacia la India, en un viaje que se habían prometido en su juventud que harían. Lola, que había visitado ese país en los años setenta, va descubriendo de mano de su amiga cómo se ha transformado su cultura.
“Mi literatura tiene que ver con ese viaje a la India que hice de joven. Si no lo hubiera hecho, quizás no fuera escritora. Era la última época del franquismo y la India era el país privilegiado para visitar por fuera de Europa. Llegar de Londres a Bombay fue la puerta de descubrimiento del mundo para muchos de mi generación. La India era además un lugar muy épico y literario. En una novela de Herman Hesse, El filo de la navaja, había un personaje que iba a la India y volvía transformado; eso para una adolescente que estaba preguntándose por el sentido de la vida resultaba muy trastocador”, confiesa la escritora. Roma se valió de ese viaje iniciático y de los múltiples que haría después al subcontinente para nutrir los paisajes de su novela.
Los personajes de Indian Express, a la vez que son testigos de las contradicciones y paradojas de esta cultura, hacen un viaje al interior de su amistad, desvelando las tensiones soterradas que parecen sobrevivir siempre en las relaciones entre mujeres.
“Hay una mitificación de la amistad femenina, pero las amistades de hoy en día, sobre todo entre mujeres profesionales, se han ido cargando de mucha rivalidad de la que no se habla abiertamente. Antes, en las amistades de la adolescencia ya había rivalidad por quién era la más guapa o quién se llevaba el chico mejor, pero era una rivalidad muy tenue. Ahora, con la proyección social cada vez mayor a la que aspira la mujer, creo que las confidencias entre ellas se viven menos desprevenidamente”, dice Pepa Roma, y confiesa que muchos de los comentarios que van surgiendo entre sus dos protagonistas son anotaciones de cosas que ella ha vivido. “Fui descubriendo un lenguaje muy corrosivo y crítico entre las mujeres, que se manifiesta primero de una forma encubierta, pero que luego se vuelve más explícito. Mucho de ese lenguaje de mi novela está alimentado de las anotaciones que han hecho mujeres a mi alrededor”.
Así, esta escritora, que en otras novelas premiadas, como Mandala, se había ocupado de descobijar las relaciones amorosas, se olvida esta vez del amor y se entrega, con una prosa coloquial, a descascarar literariamente un mundo muy femenino, quizás tan cargado de afectos como el amor mismo. “Escribiendo el libro uno es testigo de que las relaciones de amistad entre mujeres están cargadas de mucho afecto. Compartimos muchas intimidades, compartimos los fracasos amorosos y hay mucha complicidad, por eso mismo esas amigas son las que tienen más poder para hacerte daño”.