sábado, 19 de mayo de 2012

Pomelo


Pomelo

Yoko Ono

Trad. Pilar Vázquez. Centro de Creación Experimental. Cuenca. 2006

 | Publicado el 18/01/2007

El Centro de Creación Experimental de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) publica, por primera vez en España, el libro Pomelo, de Yoko Ono. Una obra en la que invita a los lectores a desarrollar un papel activo en el proceso de elaboración y creación de la obra de arte. La primera edición de Pomelo (Grapefruit) la publicó Yoko Ono en Tokio en 1964 y fue una edición limitada que no tuvo mucha repercusión. En 1970 se publicó en Nueva York y en Londres, y al año siguiente se hicieron nuevas ediciones. Su encuentro con el "beatle" John Lennon ayudó a la difusión de su obra y es el libro de Yoko Ono que más repercusión ha tenido.


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PELíCULAS

SOBRE LA PELíCULA Nº 4 (al filmar los traseros de 365 santos de nuestro tiempo)

Me sorprende que los hombres puedan ponerse serios. Tienen esa cosa larga y delicada que les cuelga del cuerpo y que sube y baja por voluntad propia. En primer lugar, es terriblemente peligroso tener algo así fuera del cuerpo. Si yo fuera hombre, tendría un complejo de castración fantástico, hasta el punto de que no sería capaz de hacer nada. En segundo lugar, su inconsistencia, como si se llevara una alarma que se pone a funcionar al azar o algo así. Si yo fuera hombre, me estaría riendo continuamente de mí misma. Probablemente el humor es algo que el macho de la especie descubrió por medio de su propia anatomía. Pero los hombres son muy serios. ¿Por qué? ¿Por qué tanta violencia?

¿Por qué tanto odio? ¿Por qué tantas guerras? Si a la gente le gusta ir a la guerra, que hagan guerras de colores y se pinten unos a otros sus ciudades de verde y de rosa durante la noche. Los hombres tienen un talento fuera de lo común para convertir todo lo que tocan en un aburrimiento. El arte, la pintura, la escultura. Por ejemplo, ¿quién va a querer una mujer de hierro fundido?

El mundo del cine se está aristocratizando, además. Todos son profesionales, del primero al último. En cualquier otro campo -la pintura, la música, etcétera-, la gente empieza a hacerse iconoclasta. Pero el mundo del cine, ése no lo toca nadie, salvo el director. El director continúa perpetuando el viejo misterio del artista. Crea un universo, una atmósfera; es único, etcétera, etcétera. Esta película demuestra que cualquiera puede ser director. Un realizador de cine de San Francisco me escribió preguntándome si podía hacer una versión sanfranciscana de la película Nº 4. A mí me parece bien. Otra persona me escribió desde Nueva York que quería hacer una versión a cámara lenta con su propio trasero. También me parece bien. Espero que después de ver esta película, todo el mundo se ponga como loco a hacer sus propias películas domésticas.

Dentro de 50 años, que ahora nos parecen 10 siglos, la gente verá las películas de los años 60. Y probablemente dirán que Ingmar Bergman era un director significativamente significativo; Jean-Luc Godard, un director significativamente insignificante; y Antonioni, un director insignificantemente significativo, etcétera, etcétera. Entonces llegarán a la Película Nº 4 y verán de pronto un enjambre de traseros desnudos y que esos traseros pertenecían, en realidad, a figuras representativas de la escena artística londinense. Y espero que vean que los años 60 no fueron sólo una era de grandes avances, sino también de grandes risas. Esta película, de hecho, es como una petición que no se dirige a nadie y que los peticionarios firmaron con sus anos. La próxima vez que queramos hacer un llamamiento, deberíamos enviar esta película como lista de firmas.

Mi objetivo final en cine es hacer una película que consista en una instantántea tras otra del rostro sonriente de todos los seres humanos que habitan en el planeta. Claro que no puedo recorrer el mundo entero tomándolas yo misma. Necesito la cooperación de algún organismo, como los Correos de los diferentes países. Si todos los habitantes del mundo depositaran en sus oficinas de correos una instantánea de sí mismo y de sus familias, o se dejaran fotografiar en el estudio fotográfico más próximo, enseguida se podría llevar a cabo el proyecto.

Por supuesto, habría que estar continuamente añadiéndole nuevo metraje. Probablemente nadie querría ver toda la película seguida, así que, se podría guardar en las bibliotecas o algo parecido, y cuando uno quisiera ver los rostros sonrientes de los habitantes de una ciudad determinada, podría ir y ver esa parte. También podría convertirse en un canal de televisión, de modo que siempre que uno quisiera ver los rostros de un lugar determinado del mundo, sólo tendría que apretar un botón. De esta manera, si Johnson quiere ver qué tipo de gente mató en Vietnam ese día, le bastará con sintonizar ese canal. Antes de la película sólo éramos una parte de una cifra en los periódicos, pero después, nos transformamos en una cara sonriente. Y al nacer, sabremos que si queremos, tendremos tiempo en nuestra vida de comunicarnos con todo el mundo. Eso es más de lo que podríamos pedir la mayoría de nosotros. Pronto llegará un tiempo en el que no necesitemos fotografías para comunicarnos, como ESP, etc. No tardará en suceder, pero eso será "Después de la Era del Cine".

Yoko Ono
Londres, '67


SOBRE LA PELíCULA Nº 5 Y DOS VíRGENES
El año pasado dije que me gustaría hacer una "película de sonrisas" que consistiera en una instantánea tras otra de la cara sonriente de todos y cada uno de los seres humanos que pueblan el mundo. Pero aquello presentaba dificultades técnicas obvias y lo más probable era que el proyecto se quedara en una más de mis hermosas fantasías.

Este año empecé a pensar en hacer películas específicamente concebidas para ser exhibidas dentro de 100 años: por ejemplo, realizar diferentes tomas de la ciudad, esperando que la mayoría de los edificios que aparecen habrán sido demolidos para cuando se estrene la película; o filmar a una mujer corriente vestida como se viste hoy en día, sabiendo que dentro de 100 años, su aspecto parecerá extraordinario. Se trata de aplicar el proceso de hacer vino a la cinematografía. En la práctica, esto significaría que los directores de cine ya no tendrían que hacer ninguna película más y se limitarían a poner su nombre (si quieren, claro) en cualquier película y guardarla. El almacenaje de las películas pasaría a convertirse en el principal empeño de los directores de cine. Pero entonces la idea empezó a parecerme demasiado conceptual. Eso es lo que pasa con todas mis grandes ideas. Tienden a evaporarse, y de pronto me encuentro tumbada en el suelo sin hacer nada.

Una tarde, John y yo salimos al jardín y filmamos la película Nº 5, la película de las sonrisas, y Dos Vírgenes. Las hicimos con el espíritu característico que anima las películas domésticas. Lo que nos importaba fundamentalmente en las dos eran las vibraciones que enviarían, el tipo de vibración que había entre nosotros. Pero en el caso de la Película N º 5, un montón de trabajo, de planificación y de discusión había precedido a aquella tarde. Por ejemplo, había pensado en convertir la película Nº 5 en una especie de Doctor Zhivago, una película de cuatro horas de duración con un intermedio y todo eso, pero luego decidí ajustarme a un metraje más comercial con una duración de una hora (aproximadamente). También hay disponibles copias de la película en 8 mm. para la gente que quiera ponerla en la pared como un retrato luminoso. Asimismo, almacenaremos algunas copias para el siglo que viene.

Dicen que en la esquina del mundo hay un hombre que se pasa la vida sentado enviando buenas vibraciones; y que cuando titila una estrella sólo atrapamos un centelleo que fue enviado hace 1000 años luz, etcétera.

Imaginad una pintura que sonríe una vez cada mil millones de años. Puede que la misteriosa sonrisa de John en la Película Nº 5 sólo comunique algo dentro de 100 años o, tal vez, tal como van las cosas, puede que comunique mucho antes de eso. Creo que todas las puertas están a punto de abrirse. Bastaría con llamar suavemente. La cosa es que todavía hay un grupo minoritario en el mundo que tiene miedo al mundo sin puertas que va a venir. No están seguros de cómo actuar. Pero la mayoría de nosotros sabemos que las puertas son sólo imaginaciones nuestras. Lo bueno, sin embargo, es que una vez que se sabe algo, no se puede dejar de saber: es una ley de la naturaleza. De modo que las puertas van a desaparecer bastante pronto, creo yo.

Un crítico comentaba recientemente a propósiton de John y de mí que éramos unos artistas infantiloides cuya única preocupación era hacer pompas de jabón. Me pareció un comentario muy bonito. Se pueden hacer muchas cosas con pompas de jabón. Tal vez en el futuro se debería decidir quién ocupa la presidencia de Estados Unidos haciendo un concurso de pompas de jabón. Las pompas de jabón se pueden utilizar como una forma de decir palabrotas. Algún día la principal ocupación de todo el mundo será hacer pompas de jabón.

¿Sabrán alguna vez que Johnny West y Yoko DeMille comieron plátanos juntos?

22 de octubre de 1968
Yoko Ono

SOBRE LA VIOLACIóN

La violencia es un viento triste, bien encauzado, podría producir semillas y sillas y toda suerte de cosas agradables para todos.

Todos somos futuros Presidentes del Mundo y niños dando patadas al cielo, que no escucha.

¿Qué harías si sólo tuvieras un pene y un billete de metro y quisieras joder a toda la nación con un solo polvo?

Conozco a un profesor de filosofía cuyo hobby es aplastar paquetes de galletas en el supermercado.

Tal vez, puedes enviar a la gente mecheros de plástico firmados en lugar de tu pene. Pero entonces algunos lo tomarían por una escultura y lo pondrían en un estante en el cuarto de estar de sus casas.

Así que seguimos alimentando y comiéndonos nuestras frustaciones día tras día; chupamos chupa-chups y seguimos siendo unos mirones que sueñan con convertirse en Jack el Destripador.

Esta película fue rodada por nuestro cámara. Nick, mientras estábamos en el hospital. Nick es un caballero que prefiere comer nubes y pasteles flotantes a rodar "Violación". Pero se rodó.

Y como dice John: "A de cotorra, como su propio nombre indica".

Yoko Ono
Londres, abril de 1969