Nao, el pequeño robot francés que seduce a los japoneses (Enero de 2011)
Tokio ha adquirido treinta ejemplares de este pequeño humanoide a la empresa Aldebaran Robotics. Al acceder al archipiélago, lugar en el que los robots son los reyes, Francia empieza a subsanar el retraso que sufría con respecto a Japón y Estados Unidos.
Este robot fue la sensación del verano pasado al bailar el «Bolero» de Ravel en el Pabellón de Francia durante la Exposición Universal de Shanghái. A pesar de que Nao sólo tiene cuatro años, ya ha realizado una gira por universidades extranjeras: Aldebaran Robotics lo ha vendido más de 200 ejemplares a los laboratorios de Harvard y Stanford en Estados Unidos, así como a varias universidades chinas y francesas. Esta vez, es Japón el país que lo ha adquirido.
«Entre los robots muy sofisticados pero inaccesibles desde el punto de vista económico y los robots populares asequibles pero con un escaso rendimiento, sólo Nao permite llevar a cabo investigaciones a un precio razonable» asegura Bruno Maisonnier, Presidente de Aldebaran Robotics, empresa francesa creada hace tan sólo cinco años y que, gracias a Nao, se ha convertido en un importante representante de la robótica humanoide europea.
Si la universidad de Tokio ha decidido aplicar tecnología francesa, es gracias a la calidad de Nao, que resulta asequible y presenta un buen rendimiento. En el marco de un programa educativo propuesto por Aldebaran, que permite a los centros universitarios adquirir robots a unos precios preferentes, la universidad de Tokio ha podido comprar el robot por menos de 12.000 euros la unidad. En comparación, el robot humanoide Qrio de Sony y su perro Aibo ya no se fabrican... porque resultan demasiado caros. Demasiado caros y demasiado sofisticados para los estudiantes de robótica, cuyo objetivo es trabajar para mejorar las funciones del humanoide. «Vamos a emplear este robot con diversos objetivos, para estudiar los movimientos y la comunicación entre hombres y robots», aclara el profesor Yoshihiko Nakamura, director del departamento de robótica del centro japonés.
Nao, con su pequeño tamaño (58 cm) y sus variadas funciones de interacción, es la elección perfecta. Este pequeño robot puede hablar, bailar, detectar pendientes, levantarse cuando se cae, jugar al fútbol, coger objetos y conectarse a Internet a través de una conexión inalámbrica; todo ello con un gran sentido del equilibrio. Por lo tanto, los japoneses quieren estudiar a Nao y programarlo para diseñar nuevas funciones con la intención principal de ayudar a las personas mayores. En el archipiélago japonés, al igual que en el resto del mundo, la ayuda a los mayores o a las personas dependientes representa uno de los principales mercados futuros de la robótica.
Nao podría aprender a jugar a las cartas o al ajedrez, o a leer mensajes de correo electrónico o relatos; asimismo, podría convertirse en un compañero de juegos o en un enfermero, que no sustituiría de ninguna manera los cuidados ni la presencia humana, pero que podría convertirse en una ayuda muy valiosa en este aspecto.
Francia, que ha estado mucho tiempo por detrás de Japón y Estados Unidos en el ámbito de las investigaciones sobre robótica humanoide, quiere recuperar el terreno perdido desde hace una década. En 2004, el Centro Nacional de Investigación Científica francés ha firmado un acuerdo con la AIST (Agencia de ciencias y técnicas industriales), su homólogo japonés. En Versalles y Tsukuba, investigadores japoneses y franceses trabajan de forma conjunta para mejorar el robot humanoide japonés HRP2.
Aldebaran Robotics ya está pensando en la nueva versión de Nao. Su nombre será Romeo, y será el proyecto estrella de la robótica francesa. Con 10 millones de euros, de los que la mitad procede de subvenciones públicas de la región Ile-de-France, de la ciudad de París y de la recién creada Dirección General de la Competitividad, Industria y Servicios (DGCIS) francesa, lo mejor de la robótica francesa se esforzará en crear un robot humanoide de 1,40 m capaz de ayudar a una persona mayor en sus actividades cotidianas, como abrir y cerrar una puerta, manipular un vaso de agua o un manojo se llaves, etc.
Se trataría de un androide muy refinado que también debería ser capaz -y aquí está el gran desafío técnico- de ayudar a una persona a levantarse tras una caída. Romeo, que será, en cierto modo, el hermano mayor de Nao, deberá esperar hasta el año 2015 para estar disponible para el público en general. Nao, por su parte, seguirá siendo el favorito de los laboratorios y habrá permitido que Francia se posicione en esta carrera de desarrollo de robots que no tiene nada de utópica. Un estudio realizado por la cámara económica de la ONU prevé que el sector de los robots personales será para el siglo XXI lo que para el siglo XX fue el automóvil.
Virginie Langerock