miércoles, 1 de diciembre de 2010

Guerra sobre el cuerpo de la mujer

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Texto del artículo:

01-05-2010

Guerra sobre el cuerpo de la mujer

Nazanin Amirian
Público


El atuendo que nació para desafiar el severo clima de los desiertos, pronto se llenó de matices, señalando el estatus social de los individuos y su pertenecía al grupo.

Mientras, se jerarquizó el cuerpo. La cabeza se identificó con el honor y el poder. Las “partes bajas” (los genitales), con los deseos, siempre destructivos, por lo que se decidió ocultarlas, e incluso regular aquello que en el inconsciente podría recordar “lo prohibido”: el vello que adorna la cabeza y las axilas. El maniqueísmo moral había nacido: a más exhibición de la melena, menos castidad. La cabellera de la mítica Lilith, la mujer insumisa y desnuda, y por ende, la ramera, era la seña de la sexualidad desinhibida. A las esclavas y las adúlteras, se les prohibía el velo y se les rapaba la cabeza, negándoles el pudor. El mundo de los inmaculados ya pertenecía a los vestidos.

Las religiones semitas —el judaísmo, el cristianismo y el Islam—, santificaron dichas creencias, y en su afán de controlar a sus fieles, redujeron su espacio de libertad de tal modo que regularon hasta el color de su ropa.

La prenda visibilizó los roles: ella, responsable de la sexualidad del hombre, con falda larga y el velo, destinada al hogar, para satisfacerle. Él, llevaría los pantalones, administrando el poder.

La Biblia (Cor.11) mandó que la mujer tenga una “señal de la autoridad del hombre” sobre su cabeza, y El Corán (24: 59), desvinculó el velo de la rectitud religiosa, para unirlo a la demanda sexual del varón, permitiendo a las “mujeres que han llegado a la menopausia”, a deponer sus velos, consolidando su estatus legal: siempre estará bajo la tutela del varón. A los ocho años, cubrirá su cabeza y será tratada, civil y penalmente, como una adulta. Hoy este modelo de mujer, súbdita de categoría inferior, es la imagen de la sociedad diseñada por la ultraderecha religiosa.

La prenda visibilizó los roles: ella, responsable de la incontinencia sexual del hombre, con falda larga y el velo. Se hacía cargo del hogar, procreando y complaciendo al esposo. Él, llevaría los pantalones, administrando el poder.

Irán fue el primer Estado musulmán que prohibió, en 1935, el uso del velo en público. a pesar de las protestas del clérigo, fue el inicio de la liberación de la mujer y su entrada en la universidad, la política y el mercado laboral. Cuatro décadas después, el régimen islámico impuso el velo, bajo durísimos castigos a las rebeldes, en el mismo paquete de leyes que le hacían necesitada, desde nacer hasta morir, de un tutor varón que gestione su vida a todos los niveles, como si de una menor se tratara. Cumplía así no sólo con los preceptos del Libro Sagrado, sino con la profecía que las conquistas sociales son reversibles.

Para la ultraderecha religiosa el velo es una estrategia política: un modelo de mujer, para una sociedad patriarcal de la vieja usanza.

Que una adolescente de familia musulmana en Europa, de repente, aparezca con el velo, suele deberse al temor de la familia a que ella se contagie del modo de vida “no decorosa” de sus compañeras; de las presiones de los imanes (que en una escala superior representa, además, el pulso entre la derecha cristiana y la islámica), y también a la búsqueda de una identidad supraterritorial de la propia joven, ya que no puede integrarse en ninguna tribu de su entorno.

Nadie sabrá de los traumas que sufrirá en silencio una adolescente con velo, al quedarse fuera de la competición por conquistar el corazón de algún muchacho del instituto. ¿Cómo podrá rivalizar con sus colegas coquetas y arregladas? Su vida sentimental se reduce en coincidir con un chaval musulmán —condición de cumplimiento imprescindible de su futuro esposo—, o en un matrimonio arreglado por sus padres.

El velo es mucho más que una prenda.

Fuente: http://www.nazaninamirian.es/?p=4133

Artículo de www.profesionalespcm.org insertado por: El administrador web - Fecha: 01/05/2010 - Modificar


Guy de Maupassant despedaza la sociedad del siglo XIX



Posted: 30 Nov 2010 12:44 PM PST

Guy de Maupassant

Si hay una editorial que siempre tiene alguna joyita escondida esa es El olivo azul. Siempre que echo un vistazo por su página, me encuentro con alguna que otra sorpresa a la que no me puedo resistir. Es el caso de Sobre el derecho del escritor a canibalizar la vida de los demás. Sí, ese es el larguísimo nombre de este libro de Guy de Maupassantdonde le veremos diseccionar a toda la sociedad de su época. Aquí no se escapa nadie. Lo podemos encontrar desde ya a un precio de dieciocho euros.

La sorpresa que me he llevado ha sido mayor si cabe porque hace tan sólo unos días cerré un libro de relatos del genial autor francés. Ni qué decir tiene que en unos días os daré cumplida cuenta de lo bien que se siente uno leyendo unos cuentos de tanto nivel. No obstante, se trata de uno de los maestros del relato, y aunque tocó todos los temas, el terror es donde alcanzó sus mayores cotas.

Portada 'Sobre el derecho del escritor...'

Pero en este caso lo que os traigo es muy diferente, ya que en este libro (por favor, no me hagáis repetir el nombre), nos encontramos con una serie de ensayos o crónicas donde el autor se despacha a gusto sobre su época.Así, no se escapan a su afilada pluma temas como la triste vida de los funcionarios de la Francia del XIX, el exhibicionismo empalagoso de los enamorados, la pobreza intelectual de la prensa o la pesadilla de compartir mesa con un mal conversador. Lo curioso del caso, es que más de uno de los puntos que toca siguen muy vigentes a día de hoy.

El encargado de realizar la selección ha sido Antonio Álvarez de la Rosa, que nos regala unos textos donde resalta la personalidad que tenía este genio y donde demuestra muy claramente su gran inteligencia y su agudeza. Sin duda, una recopilación para degustar tranquilamente y sentirse un poco mejor. Estos libros sí que son de autoayuda, jeje.

A estas alturas todos conocemos, más o menos, a Guy de Maupassant. Decir que nació el 5 de Agosto en Francia, presumiblemente en el castillo de Miromesnil (ya que hay alguna duda con respecto a eso). En cualquier caso, pronto se hizo gran admirador y amigo de Gustave Flaubert, quien lo trato como a un tutelado y se encargo de introducirlo en el mundillo del periodismo. Su primer gran relato será Bola de sebo, de corte naturalista, y con el que consiguió un importante reconocimiento. A partir de aquí, y aunque ha escrito alguna que otra novela, se convertirá en uno de los maestros del relato, con más de trescientos publicados. Como os decía, es en el terror donde se producen sus mejores títulos, pero ya os hablaré a su debido tiempo de ellos. Eso sí, todos con una gran dosis de locura, obsesión por la muerte, delirios y sucesos extraños. Y precisamente, esa locura le llevó a acabar internado en una clínica parisina, después de haber intentado suicidarse en varias ocasiones y haber presentado claros signos de demencia y pánico. Terminaba finalmente su historia el 6 de Julio de 1893.

En este caso no hacen falta motivos para acercarse a la lectura de ‘Sobre el derecho del escritor a canibalizar la vida de los demás’ (buff, ¡lo repetí!). Siempre es un placer reencontrarse con los clásicos, y he de reconocer que no he leído nada de esas crónicas de sociedad. Así que ya estoy deseando hacerme con él, cosa que no tardará mucho en suceder. Y a vosotros ¿os llama la atención el autor francés tanto como a mí?

Más información | Ficha en El Olivo Azul
En Papel en Blanco | [Un relato a la semana] ‘La muerta’, de Guy de Maupassant

'Un padre de película' de Antonio Skármeta

'Un padre de película' de Antonio Skármeta

Posted: 29 Nov 2010 02:18 PM PST

Portada 'Un padre de película'

Después del considerable tocho de El asedio, me apetecía leerme una historia cortita sin muchas complicaciones y que simplemente me entretuviera un rato, y en esas me topé con lo nuevo del chileno Antonio Skármeta, una brevísima historia titulada Un padre de película. Como no he leído nada de este señor y en vistas de que su lectura no me iba a llevar más de una hora, me lo llevé a casa sin pensármelo mucho. Y sinceramente, el resultado me deja un sabor agridulce, sobre todo por el precio.

La edición está bastante bien cuidada, pero 16,50 euros por un librito no sólo de pocas páginas, si no con letra más que grande, unos márgenes amplísimos y alguna que otra hoja en blanco entre los capítulos, me parece una barbaridad. Evidentemente, Skármeta poco tiene que ver en esto, y me parece muy bien que escriba la historia que le dé la gana, ¡faltaría más! Pero durante su breve lectura y días después no dejas de acordarte de los otros títulos que podrías haber adquirido por ese precio.

En cuanto a ‘Un padre de película’ en cuestión, que es lo más importante, hay que decir que la historia es muy sencillita (que no facilona), y que cumple con su cometido, que es el que os comentaba, ofrecernos un ratito de entretenimiento. En él nos encontramos como protagonista a Jacques, un joven profesor de un pequeño pueblo chileno cuyo padre los abandonó para irse a París. Un alumno suyo, Augusto Gutiérrez, pronto cumplirá quince años y le pide que le acompañe al burdel del pueblo de al lado para perder la virginidad. Será entonces cuando el propio profesor se da cuenta que incluso sus alumnos tienen más experiencia que él (o la misma) y decidirá acudir por su cuenta con su amigo el molinero. Sobra decir que en el pueblo vecino se encontrará con una sorpresa muy inesperada.

A partir de aquí, os podéis imaginar. Porque por supuesto hay mujeres de por medio, las hermanas del aventajado alumno, y muchos sucesos imprevisibles en un primer momento. Hay que reconocer que es un poco culebrón la historia, pero es muy amena, entretenida y está bien escrita. No puedes evitar sonreír en más de una ocasión, cuando no sueltas la carcajada directamente.

Antonio Skármeta

Personalmente, al ser mi primer acercamiento al escritor chileno, me quedé con ganas de más y me hubiera gustado verle en una historia con mucha más enjundia, ya que si aquí se desenvuelve bien, estoy deseando verle en obras mayores. Eso sí, hay que darle un pequeño tironcillo de orejas, porque te quedas con la sensación de que podía haberle dado un poco más a esta historia, ya que lo pide a ratos. Y sinceramente, el final me parece demasiado precipitado y de forma brusca. Casi que parece que tenía prisa por acabarla.

Antonio Skármeta nació en Chile en 1940 y es descendiente de croatas. Estudió filosofía, para después realizar el posgrado en Nueva York. Por razones políticas vivió alejado de su país natal durante dieciséis años, convirtiéndose Alemania en su país adoptivo. Aunque sus comienzos en la literatura fueron a través de cuentos, alcanzó la fama con alguna de sus novelas, entre las que destacan por encima del resto Ardiente Paciencia, retitulada posteriormente como El cartero y Pablo Neruda, o El baile de la victoria, con la que consiguió el Premio Planeta en el año 2003.

En definitiva ‘Un padre de película’ está especialmente recomendada para todos aquellos que seáis auténticos seguidores del autor, porque el resto, entre los que me incluyo, no dejaremos de pensar a cada página en el precio que hemos pagado por él. Sí, sé que soy pesado, pero un cuentecito a precio de novela como que no es lo más adecuado. Si aún así te atreves, pasarás una horita de lo más entretenida y que te dejará con la sensación de que Antonio Skármeta da para mucho más, aunque viéndo el libro ya te puedes hacer una idea de lo que te espera. En fin, avisados quedáis, vosotros mismos…

Cuando Pierre decidió partir, yo estaba graduándome en Santiago.
Una semana antes de que yo llegará con mi título de profesor primario a Contulmo le dijo a la mami que lo esperaba un barco en Valparaíso y que el frío del sur chileno le rajaba los huesos.
Yo me bajé del tren y él se subió al mismo vagón.
En el sur de Chile, los trenes echan humo.
Mi padre no debió haberse marchado la misma noche de mi llegada. Ni siquiera alcancé a abrir la maleta para enseñarle mi diploma. Mi madre y yo lloramos.

Planeta
152 páginas
ISBN: 978-84-08-09540-8
16,50 euros

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