lunes, 23 de septiembre de 2024
La historia de amor detrás de la Torre Eiffel
La historia de amor detrás de la Torre Eiffel
La primea obra del ingeniero Gustave Eiffel fue el puente de Saint-Jean en Burdeos. 500 metros de estructura de hierro para que el tren pudiera que iba a París pudiera cruzar el río Garona. Era 1857. Eiffel tenía entonces 25 años.
Según la biografía La verdadera vida de Gustave Eiffel, de Christine Kerdellant, en esos años en Burdeos conoció a la joven Adrienne Bourgès. Los dos se enamoraron locamente y querían casarse, pero el padre de ella, de muy buena familia, impidió el matrimonio.
Después de aquello, Eiffel se enfocó en otro amor, el que sentía por el progreso. Por los avances del hierro, por las obras de ingeniería civil. Innumerables puentes, estaciones y hasta el esqueleto de la Estatua de la Libertad que diseñó Auguste Bartholdi después, se convirtió en un nombre reputado con su propio estudio en las afueras de París.
Allí formó una plantilla de empleados fieles y con talento a los que pidió que pensaran un proyecto para presentar a la Exposición Universal de París de 1889. Dos de ellos diseñaron una ambiciosa torre, la más alta del mundo. Eiffel la rechazó, no por el reto de la altura, por el diseño.
Después de revisarlo y pedir ayuda al arquitecto Stephen Sauvestre, dieron con el resultado deseado: una estilizada torre de hierro con grandes arcadas inferiores, alta, altísima. Un prodigio que, además, al ingeniero le resultó familiar.
“Examinó el diseño desde cada ángulo. Algo era extrañamente familiar. De repente, se dio cuenta: la torre parecía una gigantesca letra A, con suaves curvas y bellamente dibujada como con una pluma. A de Adrienne. O A de Alice.
Era como presumir de sus amores pasados, perdidos, fantaseados e idealizados a 300 metros para que todo el mundo lo viera”. Esto escribe Kerdellant del momento en el que Gustave Eiffel aceptó construir la Torre Eiffel que él no diseñó, aunque sí perfeccionó y planeó su complicada obra.
¿Ficción o realidad? El director Martin Bourboulon decidió aceptarlo como real o, al menos, como material épico para su película, Eiffel (estreno en cines 12 de noviembre).
“Sabemos que la historia de amor entre Gustave y Adrienne existió en su juventud. Y la hipótesis es que su historia de amor revivió 30 años después y fue eso lo que le convenció a Eiffel a levantar la Torre y su pasión por el proyecto”, explica el cineasta francés.
Galería: Del Moulin Rouge al Louvre: 29 fotos vintages de París.
En el filme, Romain Duris interpreta a Gustave Eiffel y la actriz franco-inglesa Emma Mackey (Sex Education) es Adrienne. “Son, en realidad, tres historias: la historia del amor del pasado, la del presente (1880s) y la de la Torre”, continúa Bourboulon.
“Encontrar el equilibrio entre las tres historias, que se nutran de ellas mismas, que una no gane por encima de las otras fue lo más complicado de conseguir en un rodaje largo (por culpa de la covid) y también en un montaje que se extendió durante 36 semanas”.
Según la hipótesis de la película y del libro en el que se basa, Eiffel dedicó la Torre a Adrienne (no a Alice, que era una prima de la que también estuvo enamorado). Y en los años alrededor de la construcción se encontraron y estuvieron juntos hasta la muerte de ella.
El ingeniero sobrevivió a su primera esposa (con la que tuvo cinco hijos) y también a Adrienne, porque murió arruinado y olvidado a los 91 años.
Y sobrevivió el símbolo de ese amor. La Torre Eiffel con sus 300 metros fue la más alta del mundo hasta 1930 cuando se inauguró el edificio Chrysler de Nueva York. La llamaron “monstruosa” y los parisinos la amaban tanto como la temían.
Estaba destinada a ser destruida 20 años después de su construcción, pero ahí sigue, recibiendo más de siete millones de visitantes al año. Símbolo de París, del progreso y del amor. Nació como un regalo romántico y sigue siéndolo hoy.
https://www.traveler.es/articulos/eiffel-pelicula-martin-bourboulon