martes, 25 de junio de 2024
Storytelling: los hilos narrativos de La Hiloteca
Storytelling: los hilos narrativos de La Hiloteca
Contar historias, storytelling en inglés, no se trata únicamente de entretenimiento: narrar es una de las maneras de encontrarle sentido a lo incomprensible. El ejemplo de hoy es “La hiloteca”.
En este momento, más que nunca, niñas, niños y jóvenes necesitan historias que les permitan procesar lo que están viviendo. A todos nos hacen falta metáforas que ayuden a comprender qué está pasando y qué podemos hacer. Nos hace falta contar historias, además, con vivencias y emociones propias.
Las personas no aprendemos sólo acopiando información, datos y diversos contenidos sino también por estímulos emocionales. El arte de narrar trabaja con la multiplicidad de sentidos y la valoración de los procesos, de ahí la importancia de los bocetos y de las versiones.
Cuando contamos una historia, apelamos a las emociones de los demás y buscamos la identificación con otros para lograr un mayor acercamiento. En cambio, la presentación de datos duros y la mera información a secas, nos aleja, no nos involucra. Hay una gran diferencia entre el interés que despierta el storytelling y la apatía que pueden causar los conceptos abstractos.
El storytelling en sus diversas manifestaciones: narrativas, experimentos mentales y conversaciones, siempre es esclarecedor porque despliega escenas que intentan organizar el caos, dar sentido a lo que no logramos comprender o enfrentar aquello que nos deja pasmados.
Lo más importante de los relatos es que podemos utilizarlos como laboratorios experimentales que anticipan diversas opciones de la vida real y predisponen para tomar decisiones. Los personajes y sus transformaciones, nos ayudan a ponernos en el lugar de “otros” para poder interpretar múltiples realidades. Y las tramas de las historias presentan alternativas y nos permiten ensayar cómo nos comportaríamos en diferentes escenarios. Nos facilitan también, formular hipótesis, que son “microficciones”.
Narrativas todo terreno
El storytelling es un recurso muy poderoso, por ello, resulta interesante que los estudiantes, del nivel que sean, cuenten historias. Hay que aprovechar el potencial de las historias, ayudando a niñas, niños y jóvenes a narrar, acompañándolos. Que la herramienta sea el relato –entre otras- porque a través de las narrativas podrán organizar, simplificar el caos, comprender y encontrar sentidos posibles.
Que las y los estudiantes cuenten sus versiones, sus metáforas, sus historias. Y que lo hagan con lo que tengan a su alcance y con lo que podamos proveerles. Todas las historias tienen contenidos transversales y se pueden narrar por todos los medios.
Es posible narrar cualquier tema de cualquier materia con consignas simples, sugeridas por los docentes y consensuadas con los estudiantes. Lo importante es elegirlas por interés, involucramiento, compromiso personal y motivación. Si la consigna les interesa a las y los estudiantes, si les interpela, si les compromete a volcar algo de sí mismos, entonces la motivación para narrar será muy fuerte.
Los relatos pueden realizarse en cualquier formato: video, fotografía, imagen, dibujo, ilustración, historieta, cómic, fan fiction, fanzine, audio, podcast, canción, collage, redacción, crónica, diario, remezcla o mashup, memes, playlist de música, hilos narrativos, intervención, performance, etc.
Las microproducciones pueden compartirse en diferentes redes sociales: Facebook, Instagram, TikTok, Twitter, YouTube, Twitch, WhatsApp, en blogs –microblogging- foros, chats, y en diversos espacios que ofrecen gratuitamente gran variedad de plataformas digitales para diferentes formatos.
El núcleo narrativo de cada consigna puede, por ejemplo, convertirse en un #hashtag que se replica y se sigue a través de diferentes redes sociales, generando hilos de narraciones.
Y para aquellos que no tienen conectividad, dar la posibilidad de contar sus historias offline y compartirlas a través de pendrives, discos extraíbles, impresión en papel -cuando es posible- y colaborando entre todos para darles visibilidad. Ayudando a los demás a que esas narrativas también circulen. Es cuestión de organizar los recursos online y los offline.
Las narrativas pueden ser ficciones, testimonios, documentales o un cruce entre estos géneros. Pero recuerden que lo breve es doblemente bueno.
La hiloteca
El storytelling que hoy compartimos como ejemplo es La Hiloteca. Se trata de una recopilación de las mejores historias en español contadas mediante hilos de Twitter.
Manuel Bartual y Modesto García, curadores de la colección, consideran que las historias de Twitter, por su interactividad, su inmediatez y su cercanía, tienen un valor particular, una riqueza que las hace especiales.
La propuesta consta de un espacio digital en el que todas estas historias se consultan fácilmente y no se pierden en el ritmo siempre frenético de las redes. Además, los curadores categorizaron los hilos por géneros y temas.
Recordemos que un hilo es una sucesión de tuits, una excelente forma de enriquecer un mensaje inicial con datos y enlaces complementarios o simplemente para explicar una larga historia. El autor del hilo solo tiene que responderse a sí mismo y los mensajes quedarán debidamente conectados. Así como también todos los comentarios que aportan los seguidores.
Se puede seguir a La Hiloteca en Twitter o acceder a ella desde cualquier navegador de internet.
El lienzo infinito
Una de las historias más atractivas de La Hiloteca se desarrolla a partir de un cuadro del pintor Edward Hopper. La obra titulada Compartimento C, coche 193, muestra a una mujer sentada en el vagón de un tren y es la excusa con la que Juanjo Ramírez Mascaró, guionista español, construyó un hilo narrativo maravilloso.
Según Ramírez Mascaró, esta pintura esconde en su interior un detalle que sirve como punto de partida para un viaje alucinante. Con este detalle, un puente que se ve a lo lejos, el autor, inicia el hilo que se abre en una cantidad impresionante de obras de diferentes pintores que ahondan en paisajes, personajes, situaciones y épocas encadenadas a través de una mirada de lupa y una narrativa detectivesca.
El lienzo infinito comienza así:
"Muchos de vosotros habréis visto mil veces este cuadro de Edward Hopper, pero quizá muy pocos os habéis parado a pensar en lo que se ve a través de la ventanilla del vagón. Se trata de algo tan curioso que merece un #HILO."
El lienzo infinito atrapó la atención de los tuiteros y obtuvo cerca de 10.000 retuits. Es un hilo narrativo que viaja a través del tiempo, las geografías, la historia del arte y la intriga en dosis perfectas.
El hilo completo se puede ver en El lienzo infinito en La Hiloteca y en El lienzo infinito en Twitter.
https://www.educ.ar/recursos/156275/storytelling-los-hilos-narrativos-de-la-hiloteca
Pulgarcito
Pulgarcito
Una noche Pulgarcito oyó hablar a sus padres de la difícil situación en la que se encontraban ya que apenas ganaban lo suficiente para alimentar a sus siete hijos. Pulgarcito se entristeció mucho al oír a sus padres, pero rápidamente se puso a darle vueltas a la cabeza para encontrar una solución.
A la mañana siguiente, reunió a sus hermanos en el pajar y les contó lo que había oído.
- No os preocupéis, yo os diré lo que haremos.
- ¿Ah sí? ¿El qué? - dijo el mayor, que era un poco incrédulo
- El próximo día que vayamos al bosque a recoger leña con madre y padre nos esconderemos y cuando se harten de buscarnos y vuelvan a casa saldremos y emprenderemos un viaje en busca de riquezas y oro.
- Pero, ¿y si nos perdemos en el bosque? De noche está muy oscuro… - dijo el más miedoso
- No te preocupes. Iré dejando caer miguitas de pan a lo largo del camino así, cuando queramos volver a casa sólo tendremos que seguirlas.
La idea convenció a los siete y prometieron guardar el secreto.
Esa misma tarde los padres les dijeron que necesitaban que les ayudaran a recoger ramas en el bosque. De modo que siguieron el plan establecido y cuando sus padres se cansaron de buscarlos y se fueron a casa, creyendo que habían vuelto allí, salieron de sus escondrijos.
Pero la noche cayó antes de lo esperado y se levantó una tormenta tremenda. Algunos empezaron a impacientarse y decidieron que lo mejor era volver a casa. Pero… ¡qué sorpresa tan desagradable cuando Pulgarcito miró al suelo! Las migas no estaban. Sólo había un par por detrás de él y del resto nada. Se las habían tenido que comer los pájaros, no había otra explicación.
Rápidamente Pulgarcito se subió a un árbol para tratar de divisar algún lugar al que dirigirse y logró distinguir una luz.
- ¡Veo una casa! ¡Iremos por allí!
Así que los niños continuaron andando durante horas hasta que lograron llegar a aquella casa. Estaban empapados y muertos de hambre. Una mujer les abrió la puerta.
- Buena mujer, somos siete niños que se han perdido y no tenemos adónde ir. ¿Podría dejarnos pasar?
- Pero, ¿no sabéis quién vive aquí?
Los niños negaron con la cabeza y la mujer les explicó que esa era la casa del ogro, su marido, y si los veía no se lo pensaría dos veces y los echaría a la cazuela. Pero los niños estaban tan exhaustos que no les importó y pidieron a la mujer que por favor les dejara pasar. Al final accedió, les dio de cenar y los escondió bajo la cama.
En cuanto llegó el ogro a casa comenzó a gritar.
- ¡¡Huelo a carne fresca!!
Los niños estaban temblando bajo la cama rezando porque no mirase allí, pero el malvado ogro los encontró. Quiso comérselos en ese mismo instante pero su mujer logró convencerle de que lo dejara para el día siguiente ya que no había ninguna prisa y tenían comida de sobra.
Se acostaron a dormir en la misma habitación en la que dormían las siete hijas de los ogros y Pulgarcito observó que cada una de las niñas llevaba una corona de oro en la cabeza.
Cuando todo el mundo dormía Pulgarcito tuvo una de sus ideas. No se fiaba de que el ogro cambiara de opinión y se los quisiera comer en mitad de la noche, así que por si acaso, les quitó a las niñas las coronas y las puso en las cabezas de sus hermanos y en la suya.
Efectivamente Pulgarcito tuvo razón, y en mitad de la noche el ogro entró en la habitación.
- A ver a quien tenemos por aquí… ¡Uy no, estas no! ¡Estas son mis hijas!
Así que gracias a la corona el ogro se comió a sus hijas creyendo que eran Pulgarcito y sus hermanos.
En cuanto salió de la habitación y lo oyó roncar, Pulgarcito despertó a sus hermanos y se marcharon de allí corriendo.
A la mañana siguiente el ogro se dio cuenta del engaño y se puso sus botas de siete leguas para encontrarlos. Estuvo a punto de cogerlos, pero los niños lo oyeron llegar y se escondieron bajo una piedra. El ogro, acabó agotado de tanto correr en su búsqueda así que se sentó en el suelo y se quedó dormido. Salieron de su escondite y Pulgarcito ordenó a sus hermanos que volvieran a casa.
- No os preocupéis por mí. Me las apañaré para volver.
Con mucho cuidado Pulgarcito le quitó las botas de siete leguas al ogro, se las calzó, y como eran unas botas mágicas que se adaptaban al pie de quien las llevara puestas, le quedaron perfectas. Con ellas se fue directo a casa del ogro.
- Señora, vengo de parte del ogro. Me ha dejado las botas de siete leguas para que viniese lo antes posible y os pidiese auxilio. Unos ladrones lo han atrapado y dicen que lo matarán inmediatamente si no les dais todo el oro y plata que tengáis.
La mujer se lo creyó todo y entregó a Pulgarcito todo el oro y plata que tenían. Cargado de riquezas volvió a casa y sus padres y hermanos lo recibieron con los brazos abiertos. Desde entonces ya nunca más volvieron a pasar necesidad.
Aunque hay quien dice que la historia no acabó en realidad así, y afirman que Pulgarcito una vez tuvo las botas del ogro fue a hablar con el Rey. Pulgarcito había oído que el Rey estaba preocupado por su ejército, ya que se encontraba a muchas leguas de palacio y no había recibido ninguna noticia suya. Así que le propuso convertirse en su mensajero y llevarle tantos mensajes como necesitara. El Rey aceptó y Pulgarcito estuvo desempeñando durante un tiempo este oficio, tiempo en el que amasó una buena fortuna. Cuando hubo reunido suficiente volvió a casa de sus padres y todos juntos fueron muy felices.
Tal vez, en parte, y aquí estaría otro valor importante, porque a pesar de las dificultades no pierde la esperanza de regresar a casa con riquezas suficientes como para sacar a sus padres de la pobreza.
En último lugar, también, da un ejemplo de sacrificio cuando al final de la historia pide a sus hermanos que regresen a casa y en lugar de hacer él lo mismo, se arriesga para conseguir el objetivo propuesto.