Rita Hayworth y la redención de Shawshank (Esperanza, primavera eterna), Stephen King
Barcelona, Mondadori, 2000
Esta breve novela forma parte de una tetralog ía llamada Las cuatro estaciones y podría ser leída como una carta larga. En realidad, del texto se desprende un relato en segunda persona como anotaciones de un viejo presidiario, Red, que no cuenta la vida de él sino de Andy Dufresne, un mito de Shawshank.
Andy fue confinado a cadena perpetua por asesinar a su esposa y a su amante, un profesor de golf. No había sido en verdad él el culpable, pero ahí quedó, encerrado; a lo largo del larguísimo tiempo se fue ganando ciertos privilegios por conocer los secretos de la administración dineraria, cosa que realizó con suma eficacia en beneficio de los negocios espurios de los sucesivos directores del penal. Pero todo eso tuvo un fin de redención que se plasma con una narrativa épica hacia el final de la novela.
El relato está en segunda persona y no queda del todo claro quién es el destinatario. Uno puede suponer que es un lector cualquiera, nosotros mismos . Lo que permite ese narrador testigo muy marcado es ciertas dosis de exageración, de duda, de tendenciosidad que el omnisciente clausuraría.
Dentro de esa larguísima carta hay referencia a algunas más. Varias que escribe Andy a senadores del Estado solicitando libros para la biblioteca del penal; otra, una postal que Andy le envía desde el más allá; la última, una breve esquela que abre las puertas definitivas a la salvación de su otro mundo, Red, el escribiente.
Esta novela fue llevada al cine por Frank Darabont y en 1994 obtuvo siete nominaciones a los premios Oscar, incluyendo la de mejor guión adaptado.
Supongo que ya te habrás dado cuenta de que mucho de lo que he contado lo sé de oídas. alguien vio algo, me lo contó y yo te lo cuento a ti. En fin, en algunos casos he simplificado lo sucedido y he repetido (y repetiré) información de cuarta o quinta mano. Así son las cosas aquí. Aquí los rumores son algo muy importante y has de tenerlo en cuenta. Y, por supuesto, has de saber elegir las partículas de verdad entre toda la broza de mentiras, rumores y posibilidades.