jueves, 14 de noviembre de 2024

Música y agua, ser conscientes desde el sonido (a través de Debussy, por ejemplo)

 

Música y agua, ser conscientes desde el sonido (a través de Debussy, por ejemplo)

Acercamientos a la música


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Recibimos el Día Mundial del Agua en medio de una escasez que nos obliga a replantearnos la forma en la que nos relacionamos con ella en nuestra vida diaria.

Debemos experimentar con nuevas dinámicas para bañarnos, limpiar dientes y lavar platos. Te invitamos a acompañar estos procesos con música. Con música orquestal inspirada en el agua. Específicamente con música orquestal que nos remite al agua en uno de sus estados más plenos: la poética oceánica.

De entrada, tres ideas marítimas:

  1. La mar, de Claude Debussy
  2. Una sinfonía del mar, de Vaughan Williams
  3. Poema del amor y del mar, de Ernest Chausson

Y aquí estos versos de José Gorostiza como acompañamiento ideal:

“El mar, el mar, dentro de mí lo siento. Ya sólo de pensar en él, tan mío, tiene un sabor a sal mi pensamiento”.

El mar (1905) de Claude Debussy (1862-1918)

“El mar es un niño, juega y no sabe bien lo que hace. Tiene una larga y hermosa cabellera, y un alma… Va y viene y cambia sin cesar. El mar ha sido muy amable conmigo.Se me ha mostrado bajo todas sus formas. Por eso estoy aún completamente aturdido”, escribió Debussy al dramaturgo René Peter. Y, sin embargo, Debussy siempre vivió lejos del mar. Quizá de ahí provenga cierto fondo nostálgico que atraviesa su famoso poema sinfónico, que escribió en 1905 entre montañas, varios kilómetros alejado del agua.

De hecho, más adelante en esa misma carta se confiesa más cercano al bosque que a las olas:

“Los árboles son buenos amigos míos, mejores que el mar, que se agita, salta sobre la tierra y muerde las rocas con cóleras de jovencita, curiosas en una persona de su importancia. En rigor, se comprendería mejor que sacudiese a los barcos como a gusanos molestos. Los árboles, menos caprichosos, se renuevan a pesar de los siglos. ¿No es ésta la más hermosa lección de filosofía? Podrían seguirla los humanos, si fueran más pacientes y, sobre todo, si no fueran tan ávidos”.

Debussy compuso El mar  sobre todo por las noches y rodeado de tonalidades verdes: paredes verde botella, alfombra verde claro, muebles verde azulado y vestido con una chaqueta verde aceituna.

Esta obsesión con el color resulta trascendente para explicar El mar, obra maestra del llamado Impresionismo musical, cuya estética tiene un marcado influjo pictórico.

¿Por qué El mar de Debussy se considera música impresionista?

Los pintores impresionistas buscaban nuevas formas de balance y belleza a través de la experimentación con la luz. Debussy consideraba que la música podía hacer eso de una manera más plena e intensa que la pintura, como lo demuestra este fragmento de una carta que le escribió a su hijastro Raoul Bardac:

“Esto puede ser posible gracias a la ventaja que tiene la música sobre la pintura, en el sentido en que puede mostrar a la vez todos los cambios de luz y color”.

El mar es un ejemplo ideal de música que avanza a través de variaciones lumínicas y cromáticas.

Debussy estructura la obra en tres movimientos y a cada uno le asigna un subtítulo:

  1. Del alba al mediodía en el mar
  2. Juegos de olas
  3. Diálogo entre viento y mar

En una primera audición es posible recrear en los acontecimientos sonoros las imágenes que producen las palabras.

¿Cómo transcurren los humores de la mañana en el mar?, ¿de qué manera cambian conforme el tiempo avanza?, ¿a qué suena el agua durante las primeras claridades y cómo van ocurriendo sus transformaciones mientras el sol por el cielo escala? ¿Los juegos de las olas son suaves, asimétricos, constantes? ¿Antes de disolverse en la orilla en sus lúdicas interacciones intervienen otras presencias, como conchas, arena o pequeñas piedras? ¿Qué le dice el viento al mar y el mar qué le responde? ¿Su diálogo transita por etapas diversas, a veces es armónico y otras violento?

Pero El mar va más allá de cualquier narración. Su vocación no es hacia un programa literario, sino hacia el color. Así que la segunda audición puede profundizar: dejar de atender a la actividad o al movimiento y centrar la atención en los matices y las suavidades, en las sutiles variaciones de luz, sombras y reflejos, al mundo quieto de la luz, a la polifonía de las partículas cromáticas que cambian, colisionan y desaparecen sin hacer ruido.

¿Y cómo consigue Debussy que su música sirva a la luz?

Sobre los sorprendentes procedimientos compositivos que Debussy utiliza en El mar, el compositor mexicano Mario Lavista (1943-2021) explica en su ensayo “El mar cumple 100 años” (publicado el 30 de noviembre de 2005 en la revista Letras libres):

“(…) en Debussy los acordes casi nunca se encadenan obedeciendo a la retórica tradicional, los suyos son acordes ingrávidos que, valga la expresión, flotan sobre las aguas, sin ninguna necesidad de causa y efecto que los obligue a ir a un determinado lugar: son acordes que vagan libremente (…) la manera como Debussy maneja sus temas lo acerca al modo de operar de Claude Monet cuando pinta, a través de varios cuadros, la cambiante luz que incide sobre una catedral a diferentes horas del día. En Del alba al mediodía en el mar, los cornos enuncian el mismo tema, el mismo objeto sonoro, sin cambio alguno en su fisonomía. Lo que varía en cada una de sus apariciones es la orquestación; es decir, las sutiles gradaciones del color y de la luz que lo rodean e iluminan. En su invariabilidad y unicidad, el tema cantado por los cornos cambia de rostro gracias a las diferentes e inusuales combinaciones orquestales de luz y sombra que inciden sobre él: es el color el que modifica su apariencia. De ahí que la música del primer movimiento transite, a través de evanescencias y luminosidades, de una casi imperceptible bruma sonora al metálico estallido del sol, o que en Juego de olas escuchemos las más delicadas y exactas progresiones de color, de brillos, de reflejos, de una ola en movimiento. Debussy capta, por medio de finas e infalibles pinceladas, el claroscuro de este mar siempre cambiante.”.

¿Qué otras obras musicales inspiradas en el mar puedo escuchar?

Te recomendamos dos:

  1. Una sinfonía del mar (1909 y revisada en 1923) para soprano, barítono, coro y orquesta de Ralph Vaughan Williams (1872-2958), basada en el poemario Hojas de hierba de Walt Whitman, en donde el océano adquiere una palpitante dimensión mística.
  2. Poema del amor y del mar (1890) para voz y orquesta de Ernest Chausson (1855-1899), basada en dos poemas de Mauricio Bouchor que narran cómo un hombre se enamora de una mujer al lado del mar. Al año siguiente él regresa a la misma playa para descubrir que ella lo ha olvidado.

https://mineria.org.mx/musica-y-agua-ser-conscientes-desde-el-sonido-a-traves-de-debussy-por-ejemplo/

La música de Debussy

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My Take

Debussy, el compositor que no sabía nadar y compuso «El mar»

 

Debussy, el compositor que no sabía nadar y compuso «El mar»

Forbes Nautik inaugura una serie de artículos sobre composiciones inspiradas en el mar. Aquí, la primera entrega

POR JESÚS RODRÍGUEZ LENIN3 DE AGOSTO DE 2022

 


El último viaje del «Temerario». Cuadro de J. M. W. Turner

La naturaleza y sus elementos han sido notable fuente de inspiración para compositores de todas las épocas y no ha sido extraño, incluso, en las últimas décadas, que sus sonidos se hayan incorporado a las propias obras. El mar, en concreto, es capaz de provocar miedo y asombro, y maravillar con una belleza que inspira a los más dotados de sensibilidad. En Forbes Nautik le vamos a rendir homenaje cada quince días, con una serie de artículos sobre las más destacadas obras de música, tanto clásica como contemporánea, que se han inspirado en su belleza y grandiosidad.

Debussy: “El mar”

La serie debía empezar obligatoriamente por la obra titulada El mar, tres bocetos sinfónicos para orquesta, pero conocida simple y popularmente como El mar (La mer, en francés). El mar es una de las obras fundamentales del siglo XX, compuesta por uno de los compositores más innovadores de la historia, Claude Debussy, de quien este verano se celebra el centésimo sexagésimo aniversario de su nacimiento (Saint-Germain-en-Laye, 22 de agosto de 1862-París, 25 de marzo de 1918).

Nacido en el seno de una familia de pequeños comerciantes y sin especial relación con la cultura, el joven Claude dio muestras tempranas de su gran e innovador talento musical, y ha pasado a la historia como el primer impresionista. Cuestionado por el establishment de la época, su estilo vanguardista ejerció una notable influencia en las generaciones posteriores. El mar es una obra de madurez, compuesta en Dieppe, en la costa normanda, entre 1903 y 1905, aunque se concluyó durante la estancia de Debussy en la localidad costera británica de Eastbourne.



En su estreno en París –ocurrido el 15 de octubre de 1905, a cargo de la orquesta Lamoureux dirigida por Camille Chevillard– ni que decir tiene no fue muy bien recibida; sin embargo, con el paso del tiempo, se ha convertido en una de las composiciones orquestales de Debussy más interpretadas. Aunque Debussy no admitía el calificativo de “impresionista” para su música, los expertos consideran La mer un equivalente musical de las obras pictóricas de Turner –del que Debussy era gran admirador–, envueltas en bruma, que exigen del espectador que vea más allá de la neblina.

Debussy, aunque no sabía nadar, amaba el mar y llegó a afirmar que de no haber sido músico se habría hecho marinero. Para la elaboración de La mer, Debussy pagó al capitán de un barco pesquero para adentrarse con él en una tormenta frente a la costa de Bretaña: al igual que Turner antes que él, el compositor quería experimentar la violencia del mar antes de representarla, pero la experiencia le hizo abandonar para siempre las ansias de aventura y preferir los paisajes marinos mostrados a través de la pintura y la literatura. 

Para mostrar la grandiosidad de la inmensidad marina, Debussy incorporó en esta obra sinfónica –aunque Debussy, por motivos intelectuales (consideraba obsoleta la sinfonía clásica) no quiso concederle ese título y bautizó la obra como “tres bocetos sinfónicos”– de entre veintitrés y veinticinco minutos de duración, grandes masas orquestales y una sección de percusión. Los tres movimientos –“Del amanecer al mediodía en el mar”, “Juego de las olas” y “Diálogo del viento y el mar”– se elaboran con armonías resplandecientes y amplios barridos de color orquestal, resaltados con la influencia del gamelán javanés.

En el primer movimiento, Debussy explora los sutiles cambios de atmósfera y luminosidad del mar, acompañados por el avance de la mañana sobre el agua. La primera parte es un crescendo que muestra el ascenso del día. Se apoya en un movimiento cíclico de cuerdas y flautas que simbolizan el flujo y reflujo de las olas. Le sigue un canto de 16 violonchelos que muestra un mar más tranquilo interrumpido por una flauta que dibuja el vuelo de un pájaro. El primer movimiento termina con un fondo de címbalos que recuerda el estruendo de las olas.

En el segundo movimiento Debussy sugiere el vaivén de las olas, los cambios inesperados de la corriente, la iridiscencia de la luz del sol en la superficie del agua y las misteriosas profundidades. Finalmente, los tonos oscuros y amenazantes del tercer movimiento dan la sensación de los peligros del mar. En la primera parte del movimiento la orquesta sube y baja como los movimientos del oleaje. La segunda parte es un periodo de calma antes de que en la parte final vuelva la tormenta hasta convertir el flujo de las olas en un auténtico maremoto.

Son muchas las versiones que existen de La mer. Muchos de los más grandes directores de orquesta de los últimos ciento veinte años –desde Toscanini a Esa-Pekka Salonen, pasando por Karajan, Bernstein, Celibidache, Boulez, Abbado, Baremboin o Simon Rattle– han grabado la obra, varios de ellos hasta varias veces. Pero, barriendo para casa, desde aquí queremos recomendar dos: una de las más recientes, la de nuestro Pablo Heras-Casado dirigiendo en 2018 a la orquesta londinense Philharmonia, y otra, de 2007, con Sir Mark Elder al frente de la orquesta Hallé de Mánchester.

Próxima entrega: Einstein on the Beach, de Philip Glass.

https://nautikmagazine.es/bitacora/debussy-el-compositor-que-no-sabia-nadar-y-compuso-el-mar/

Debussy: La mer, CD 111: I. De l'aube à midi sur la mer

Indonesian gamelan medley from Java, Sunda and Bali

Javanese Gamelan Ensemble - Pelog Barang - Singa Nebah (The Pouncing Lion)

Debussy Arabesque No.2 - P. Barton FEURICH 218 harmonic pedal piano

Debussy - Arabesque No. 1

6 Moments musicaux, Op. 94, D. 780: II. Andantino, A-Flat Major