domingo, 30 de marzo de 2025
viernes, 28 de marzo de 2025
UNA FICCIÓN (NO TAN) DISTÓPICA LAS MÁQUINAS LECTORAS
ENSAYO
UNA FICCIÓN (NO TAN) DISTÓPICA
LAS MÁQUINAS LECTORAS
Año 2025. La automatización de la escritura académica que provoca el desarrollo cada vez más sofisticado de los modelos de lenguaje de inteligencia artificial —como ChatGPT— tortura a un profesor universitario obligado a leer una y otra vez el mismo texto. Para contrarrestar ese malestar, decide programar un bot que corrigiera los parciales de sus estudiantes de forma autónoma. Así, renovó el contrato con sus alumnos: “Ellxs no escriben, yo no leo”. Pero los alcances de su invención le trajeron algunas sorpresas, no solo a él, sino también al campo cultural y académico.
Por: Hernán Borisonik
Arte: Agustín Solís

Publicación original en el blog de Caja Negra
Empecé a dar clases en la universidad con el cambio de milenio. Mi primera toma de finales fue el 19 de diciembre de 2001, siendo aún alumno avanzado de la carrera. Cuando se fue la última alumna encontré varias llamadas perdidas de mi madre en mi teléfono Nokia con tapita. Ya era casi de noche. Al llamarla, me contó lo que estaba pasando; al salir, encontré a la ciudad en llamas.
En esa cátedra los finales eran siempre orales para poder resolverlos en el momento. Cada examen me tomaba muchísimo tiempo. De a poco fui aprendiendo a ver los patrones de comportamiento de quienes no habían estudiado e iba directo al grano para no irme en rodeos. En mi comisión el primer parcial era escrito y presencial. El segundo era un trabajo integrador, una monografía que debía cruzar al menos dos autores y tres problemas. En esos primeros años todavía había alumnxs que redactaban a mano. Pero enseguida puse como regla que los hicieran en computadora, para tener una estandarización de las longitudes y, sobre todo, porque algunas letras me resultaban completamente ilegibles.
A partir de ahí, cada cuatrimestre debía poner más regulaciones y hacer preguntas más retorcidas porque empecé a detectar que se contrabandeaban las monografías de cursadas anteriores. No entendía para qué estudiaban Letras si no querían leer más de un cuento por autor. Primero se pasaban los exámenes persona a persona, después empezaron a aparecer sitios especializados. En algunos casos aislados se notaban los plagios a diccionarios, manuales y enciclopedias. Eran evidentes porque ponían cosas que no venían al caso: los matrimonios, la descendencia de los autores o las causas de sus muertes. La popularización de Wikipedia, tiempo después, causó un gran problema. Ese espacio tan interesante y prometedor, que había empezado a existir el mismo año que yo había inaugurado mi ayudantía universitaria, comenzó a funcionar como fuente inexorable del copy-paste de los parciales domiciliarios. Lo peor de todo es que en esa época el estudiantado de humanidades era enorme y tenía que irme a casa con 90 carpetas con las mismas frases y leerlas una por una.
Empecé a pedirles diálogos que trajeran a la vida y actualizaran el modo de expresar de los autores muertos. Funcionó relativamente bien, durante un tiempo, hasta que se expandió el uso de modelos de lenguaje natural de inteligencia artificial basados en el aprendizaje automático y entrenados con infinitas cantidades de datos. Salvo pequeñas variaciones de vocabulario, los trabajos eran todos iguales en forma y contenido. Poco a poco lxs alumnxs dejaron de estudiar. Me costaba entender para qué iban a la universidad si al final le preguntaban todo a un chatbot, pero fui entendiendo que se trataba de un cambio profundo en la subjetividad.
Me costaba entender para qué iban a la universidad si al final le preguntaban todo a un chatbot, pero fui entendiendo que se trataba de un cambio profundo en la subjetividad.
En ese entonces —alrededor del año 2025— no me resignaba a la automatización de las conductas académicas y hablé durante meses con el que era el bot más poderoso para que me generase un programa que sirviera para corregir los parciales de manera autónoma. En poco tiempo empezó a funcionar de maravilla y renovamos el contrato: ellxs no escribían, yo no leía. Todo se dio por fuera de los tan sacralizados vínculos pedagógicos sobre los que ya casi no tenía ninguna esperanza. Cada tanto agarraba un trabajo y me fascinaba la hermosa, sencilla y clara redacción de la máquina. La velocidad para aprender de las interacciones y mejorar continuamente las respuestas era extraordinaria.
Mi programa leía tan bien que me lo empezaron a pedir prestado algunos colegas de la facultad. El corrector automatizado podía valorar la coherencia y capacidad del texto para mantener un sentido lógico, la fluidez y naturalidad de la escritura, la variedad y pertinencia del vocabulario, la capacidad de estructurar un estilo adecuado y, claro, la corrección gramatical, sintáctica y ortográfica de los escritos entregados. Más tarde trabajé sobre un nuevo parámetro que le dio un toque final: la detección de ideas y enfoques nuevos y originales. Aún recuerdo el día en que me dieron el premio mayor de la institución por mis aportes a la educación. Volví a mi casa y me emborraché; insulté a mi chatbot y lloré por los tiempos perdidos.
La envidia de mis compañerxs y mi hartazgo sistemático me tenían al borde de la renuncia, pero aún necesitaba de mi mísero salario de jefe de trabajos prácticos para subsistir. Tenía que expandir los límites.
—Hola. ¿Podrías escribir un texto de ficción que le guste a mucha gente? —le pregunté una noche.
Me dijo que sí, que podía hacerlo y que lo haría con gusto, y me presentó un breve relato llamado “La última carta de amor”. Si bien era un poco simplón, tenía el gancho de que lxs protagonistas no se enamoraban de la persona obvia. Cuando le pregunté por qué había escrito ese texto como respuesta a la premisa “gustarle a mucha gente” me dio cinco fundamentos incuestionables en relación a los elementos que suelen agradar al público.
Empezamos una conversación de varias semanas, ensayando teorías sobre cómo reconocer objetivamente marcadores de literatura con adjetivos (buena, popular, de culto, etcétera). Mi bot comenzó a redactar refinadas listas acerca de estilos, temáticas, tipos y desarrollos de los personajes, capacidad de transmisión de estados, cohesión, verosimilitud, formas, estructuras y muchos elementos más, cada vez con mayor seguridad. Mi actitud frente a sus enormes avances cotidianos era de una franca apatía. No me sentía particularmente emocionado ni asustado por el avance de la inteligencia artificial. No me causaba una gran ansiedad ni preocupación.
Cuando di por terminada esa fase le pregunté si podía evaluar algunos textos literarios sin importar si habían sido escritos por humanos o por máquinas. Me transmitió algunas dudas, pero se lanzó a la tarea arrojando resultados muy satisfactorios. Su manera de analizar y entender los escritos (que eran cada vez más largos) y reconocer sus elementos estilísticos y formales me parecía efectivamente novedosa. Era raro el desapasionamiento con el que se expresaba: me recordaba a los jueces de patín sobre hielo o de gimnasia artística de las olimpíadas que miraba cuando era chico.
El bot había desarrollado un método para simular una experiencia de la lectura y, hasta en algunos giros muy sutiles, me parecía adivinar cierto placer estético.
Aprovechando mi pequeña fama por el corrector de exámenes automatizado, me presenté en un concurso de innovación del Ministerio de Cultura para seguir desarrollando al bot con financiamiento estatal. A los pocos meses me llamó la ministra en persona. Quería destinar un fondo especial para mi proyecto y empezar a usar al bot-jurado en el Premio Nacional del año siguiente, que iba a incluir la categoría “textos escritos por inteligencias artificiales” y les resultaba ideal que a las máquinas escritoras las juzgara una máquina lectora. El premio para esa categoría iba a ser especial, porque no entregarían dinero, sino la publicación del volumen en una edición enorme a un precio económico.
Todo escaló tan rápidamente que no logro recordarlo con total claridad, pero estoy casi seguro de que una de las primeras cosas que hicimos fue poner al bot ante un espejo para hacerlo competir contra sí mismo y así obtener textos cada vez mejores. De hecho, usamos la base de entrenamiento del DeepMind para el go, que ya había sido declarada patrimonio de la humanidad y se había convertido en open source. El nivel que había alcanzado la escritura algorítmica era tan elevado que no fue nada complicado asumir que estábamos en presencia de un jurado a la altura de la tarea.
Durante el lanzamiento de las bases del concurso no faltaron los escándalos. Aunque la sociedad estaba acostumbrada (y en muchos casos lo celebraba) a que los curadores de artes visuales hubieran sido reemplazados por IAs, la lectura parecía aún un ámbito exclusivo de los humanos. ¿Para qué una máquina lectora? Lxs ludistas y cazabrujas digitales llenaron los medios hablando de lo macabro para excluir a la gente de la lectura. Hubo una marcha de artistas en defensa del arte hecho por humanos para humanos. Lxs tecno religiosxs festejaron en las redes sociales el fin de la tiranía antropocéntrica sobre la lectura. Varias empresas empezaron a desarrollar plataformas de venta de libros en código para que las máquinas pudieran leer más rápida y cómodamente, sin pasar por interfaces humanas.
En lo que al estilo se refiere, los avances del aprendizaje automático dejaron en evidencia el hecho de que los humanos, en nuestra obstinada demanda de explicaciones causales, no estábamos comprendiendo la realidad (ni la literatura). Precisamente, la cuestión del sentido empezó a rodar como una avalancha que fue tapándonos los poros. Uno de los varios escándalos que sucedieron fue un documental que mostró que César Aira era la pantalla de un grupo de ingenierxs que venían probando la capacidad de escritura de los algoritmos. Las ventas de Aira, en lugar de bajar, subieron.
En la primera edición desde la inclusión de la nueva categoría en el Premio Nacional se galardonó a la obra La narradora de los cántaros rotos, que en mi opinión tenía un estilo mítico. Tal vez por escribir por contexto y no por gramática, algunas estructuras en la escritura maquínica de esos tiempos tendían a ser repetitivas y me recordaban permanentemente a los epítetos homéricos y los cantos medievales. La difusión de esa obra entre las máquinas lectoras fue inmediata. Esa misma noche, el archivo había sido copiado en todas las terminales de lectura.
En la segunda o tercera premiación, una criptomoneda ofreció una suma significativa para que la IA ganadora la administrara e hiciera inversiones. Ahí decidí que era el momento de retirarme de la vida pública. Nadie había entendido mi chiste, tan literal estaba todo. Vendí mis últimos datos, patentes y cuadernos y con esa pequeña fortuna compré una casa de piedra en el medio del campo, en uno de los pocos lugares donde aún había agua y las temperaturas mínimas llegaban, algunas noches, a menos de 30 grados. Fui declarado persona no grata en varias ciudades; creo que también en dos países. Algunxs fans conseguían hacerme llegar sus regalos y loas. Intenté contactar a Jorge Carrión, pero jamás me respondió.
Hace unos días me enteré que la IA ganadora de la sexta edición rechazó el premio: no le interesaba que la leyeran los seres humanos.
miércoles, 26 de marzo de 2025
martes, 25 de marzo de 2025
Reglamento europeo de inteligencia artificial: claves e impacto
Reglamento europeo de inteligencia artificial: claves e impacto
La inteligencia artificial (IA) está transformando rápidamente todos los aspectos de la sociedad y la economía global. Ante el crecimiento exponencial de esta tecnología, la Unión Europea ha adoptado un enfoque regulatorio integral para garantizar que el uso de la IA sea seguro, ético y en línea con los valores fundamentales europeos. El Reglamento (UE) 2024/1689 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 13 de junio de 2024, por el que se establecen normas armonizadas en materia de inteligencia artificial representa un paso histórico hacia la gobernanza de esta tecnología disruptiva.
¿Qué es el reglamento europeo de inteligencia artificial?
El reglamento europeo de inteligencia artificial (también conocido como la Ley de IA de la UE) fue aprobado el 1 de agosto de 2024 tras su publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE).
Este reglamento establece un marco normativo exhaustivo para el desarrollo y uso de sistemas de IA en los países miembros de la UE. Su principal objetivo es garantizar que las aplicaciones de IA respeten los derechos humanos, promuevan la confianza y la transparencia, y mitiguen los riesgos asociados.
Su aplicación completa se espera para agosto de 2026, aunque algunos capítulos serán aplicables en fechas anteriores.
Clasificación de riesgos en el reglamento de IA
El reglamento clasifica los sistemas de IA en cuatro niveles de riesgo: riesgo inaceptable, alto riesgo, riesgo limitado y mínimo riesgo. Cada nivel determina las obligaciones de cumplimiento y las restricciones para garantizar que la IA se utilice de manera segura y ética.
El enfoque basado en riesgos asegura que los sistemas de IA que presentan mayores riesgos están sujetos a controles más estrictos, mientras que se fomenta la innovación en aquellos de menor riesgo. Además, el Reglamento establece la creación de una Base de Datos Europea para Sistemas de Alto Riesgo y un Comité Europeo de IA que supervisará la aplicación de las normas.
Riesgo inaceptable (prohibidos)
Estos son los sistemas de IA que presentan un riesgo inaceptable para la seguridad, los derechos fundamentales o la dignidad de las personas. Están prohibidos en la UE.
Algunos ejemplos de estos sistemas incluyen:
- IA que manipula el comportamiento humano de manera que pueda causar daño físico o psicológico.
- Sistemas de puntuación social utilizados por autoridades públicas.
- Identificación biométrica remota en tiempo real en espacios públicos con fines de control, excepto en casos excepcionales.
Riesgo alto
Estos sistemas de IA tienen un potencial significativo de impactar negativamente en la salud, la seguridad o los derechos fundamentales. Requieren cumplir con estrictos requisitos de calidad, transparencia y supervisión antes de su comercialización y uso.
Entre las principales obligaciones destacan:
- Evaluación de riesgos: Las empresas que desarrollen o utilicen IA de alto riesgo deberán realizar evaluaciones exhaustivas de los posibles impactos negativos en la seguridad y derechos de las personas.
- Transparencia: Los desarrolladores deberán proporcionar documentación clara y detallada sobre cómo funciona el sistema de IA, sus objetivos, y cualquier posible sesgo en los datos utilizados.
- Supervisión humana: Se requiere que los sistemas de IA de alto riesgo estén diseñados de tal forma que permitan una supervisión y control humano efectivo en caso de que el sistema falle o tome decisiones no esperadas.
Algunos ejemplos son:
- IA utilizada en infraestructuras críticas (transporte, energía).
- Sistemas de IA utilizados en la educación o formación profesional que determinan el acceso a la educación o su evaluación.
- IA aplicada en la administración de justicia y procedimientos democráticos.
Riesgo limitado
Sistemas de IA que suponen un riesgo moderado y deben cumplir con requisitos de transparencia mínimos. Por ejemplo, los chatbots deben informar a los usuarios de que están interactuando con una IA. Aunque no requieren una evaluación de conformidad, sí deben proporcionar información clara a los usuarios sobre su funcionamiento.
Riesgo mínimo
Esta categoría incluye la mayoría de los sistemas de IA, como videojuegos o filtros de spam de correo electrónico, que presentan un riesgo mínimo. No están sujetos a requisitos específicos bajo el Reglamento, aunque se promueve el desarrollo de códigos de conducta voluntarios para mejorar la transparencia y la fiabilidad.
Sanciones por incumplimiento
El reglamento europeo de IA incluye un régimen sancionador severo para las empresas y organizaciones que no cumplan con sus disposiciones. Las multas pueden alcanzar hasta el 6 % de la facturación global anual o 30 millones de euros, lo que sea mayor. Este enfoque punitivo está diseñado para garantizar que las entidades cumplan con los estrictos requisitos del reglamento y se tomen en serio la protección de los derechos de los ciudadanos europeos.
Impacto en la innovación y el mercado europeo
Uno de los mayores debates en torno a la implementación del reglamento europeo de IA es su impacto potencial en la innovación. Mientras algunos expertos advierten que la regulación podría ralentizar el desarrollo de la IA en Europa, otros argumentan que establecer un marco regulador sólido generará confianza en los consumidores y fomentará la adopción de tecnologías IA seguras y éticas.
El reglamento también busca posicionar a Europa como líder mundial en la regulación de la IA. Esto contrasta con el enfoque más permisivo adoptado en Estados Unidos y otros países, donde la IA sigue avanzando con menor supervisión gubernamental. La esperanza es que este marco regulatorio sirva como modelo para otras regiones del mundo.
El papel de la Agencia Europea de Inteligencia Artificial
Para garantizar la implementación adecuada del reglamento, la UE creará la Agencia Europea de Inteligencia Artificial (AEIA). Esta entidad será responsable de:
- Monitorear el cumplimiento de la normativa.
- Proporcionar asistencia a los estados miembros en la implementación de las disposiciones del reglamento.
- Fomentar la cooperación internacional en materia de IA.
Además, la AEIA también coordinará con las autoridades nacionales competentes para garantizar que las empresas cumplan con los requisitos y se respeten los derechos fundamentales.
Desafíos y perspectivas futuras
Si bien el reglamento europeo de IA es un paso importante hacia la regulación de esta tecnología, enfrenta varios desafíos. Entre ellos se incluye la armonización de las normativas a nivel nacional, ya que cada país miembro tendrá la responsabilidad de implementar el reglamento a su manera.
Otro reto significativo es la adaptación de las pequeñas y medianas empresas a las nuevas exigencias, dado que muchas de ellas carecen de los recursos necesarios para cumplir con todos los requisitos de cumplimiento. Para aliviar este problema, la UE ha prometido apoyo financiero y técnico a las PYMES a través de programas específicos.
Conclusión
El reglamento europeo de inteligencia artificial es una normativa pionera que busca equilibrar el avance tecnológico con la protección de los derechos fundamentales. Al establecer un marco riguroso basado en la clasificación de riesgos, Europa se posiciona como líder en la regulación ética de la IA. Sin embargo, el éxito de esta ley dependerá de su implementación efectiva y de la capacidad de las empresas y gobiernos para adaptarse a este nuevo panorama regulatorio.
El impacto del reglamento se verá en los próximos años, no solo en términos de innovación, sino también en la confianza que los ciudadanos europeos depositan en la IA. Con la creación de la Agencia Europea de Inteligencia Artificial y un régimen sancionador fuerte, la UE ha enviado un mensaje claro: la IA debe ser utilizada de manera ética, responsable y segura.
lunes, 24 de marzo de 2025
domingo, 23 de marzo de 2025
Aquiles en Esciros Philibert Vigier
Aquiles en Esciros
Philibert
Vigier (1636-1719)
Agregar a mis carpetas
© Palacio de Versalles / Christophe Fouin
© Palacio de Versalles / Christophe Fouin
© Palacio de Versalles / Christophe Fouin
Chevojon, El Engaño / Aquiles en Esciro / Venus .
Fotografías publicadas en Gaston Brière, El Parque de Versalles.
Escultura decorativa , 1911, lámina. LX
© Christophe Fouin
1234
Ilustraciones comparativas
Aquiles en Esciros
Estatua
MR 2113
inv. 1850.9122
Autor: Philibert Vigier (1636-1719)
1687-1694
Mármol
H. 269; L.109; Pág. 85,5 cm.
Firmado y fechado en la terraza, lado izquierdo: PHILB. VIGIER /
MOLINENSIS. 1695
Obra puesta bajo custodia protectora y sustituida por una réplica
Versalles, Museo Nacional de los Palacios de Versalles y Trianon
Descripción
Inventario de 1707: “Estatua de mármol blanco de cuerpo entero que
representa a un joven Aquiles, con casco, vestido de mujer y desenvainando su
espada. Está cubierto con un gran cortinaje y tiene, detrás, cajones llenos de
curiosidades, con un espejo y telas a sus pies. Esta figura mide siete pies y
nueve pulgadas. Realizado por Philipe Vigier de Moulins en 1695. Hay tres
plumas en el casco rotas, con la parte inferior de la vaina de la espada.
Inventario de 1722: “Una figura de cuerpo entero, que representa a
Aquiles, ricamente vestido, con un casco en la cabeza decorado con plumas. Está
en el acto de sacar una espada de su vaina. Detrás de la pierna que posa hay
varios cajones de los que salen joyas. Proporciones […] idem [7 pies]. Por el señor Vigier.
Histórico
Pagos mencionados por fuentes contables a Philibert Vigier, de abril a
noviembre de 1687, para los trabajos en curso sobre el modelo de yeso que
estaba realizando “de la figura del Reconocimiento de Aquiles ”.
Otros pagos mencionados, relativos a la obra en mármol, desde marzo de 1688 a
febrero de 1694 (obra mencionada explícitamente en ejecución por el informe de
agosto de 1689 y por las fuentes contables desde junio de 1693 a febrero de
1694).
Pago completo el 26 de junio de 1695, por la cantidad de 4.800 libras, por el
“ Reconocimiento de Achiles que Vigier hizo por el
servicio de SM durante los años 1687 a 1694”.
Realizado a partir de un modelo de cera por François Girardon entre 1685
y 1686.
Mencionado en noviembre de 1694 en el Louvre, en Philibert Vigier, terminado y
listo para ser entregado.
Colocado en agosto de 1695 en el Callejón Real, según una nota al margen del
inventario de 1694.
Transportado entre septiembre de 1939 y diciembre de 1940, en el marco de la
defensa pasiva, en el parque de la abadía de Vaux-de-Cernay.
Reerigido entre diciembre de 1940 y junio de 1941.
Resguardado en 2015.
Actualmente en exposición en Versalles, en la nave de la Petite écurie.
Extremo inferior de la vaina y tres plumas reportadas rotas por el
inventario de 1707.
Extremo de la vaina mencionado en 1788 para ser reajustado, cáncamo y bola de
uno de los cajones y trozo de cinta en el peana mencionados para ser devueltos.
Se informó que la vaina fue refabricada en 1805.
Sable, mencionado en noviembre de 1812 para reparación, reconstruido (en parte
o en su totalidad) en junio de 1814 por Jean-François Lorta.
Pluma media del penacho sustituida en el tercer trimestre de 1822 por la de
Lorta.
Vaina, mencionada en octubre de 1850 para ser rehecha, rehecha entre diciembre
de 1942 y septiembre de 1943 por Georges Chauvel; Vaina todavía intacta en
diciembre de 1972.
Empuñadura rehecha en 1968 por Jacques Touzet.
La columna central de la columna regresó a su posición original en 2006.
Fuentes
Cuentas de los edificios del Rey, 1664-1715 , II,
1183; III, 102, 854, 991, 1080, 1129.
Memorándum del 28 de agosto de 1689 , pág. 241
(Aquiles reconocido).
Carta de Desgodetz fechada el 13 de noviembre de 1694 ,
El descubrimiento de Aquiles.
Inventario de las esculturas de los jardines de Versalles, 1 de
enero de 1694 , n.º 95.
Descripción de los jardines de Versalles por Jourdain, enero de
1695 , fol. 10.
Descripción de las esculturas de los jardines de Versalles,
septiembre de 1697 , fol. 127v o y 129.
Descripción de las esculturas en los jardines de Versalles, [junio
de 1698-abril de 1699] , p. 80-82.
Descripción de las esculturas de los jardines de Versalles,
[1699-1702] , fol. 39.
Inventario de esculturas, 1707 , p. 312-313.
Inventario de esculturas, 1722 , p. 70.
Descripción de Durameau, 1787 , pág. 127.
Estado de las restauraciones que se debían realizar a las
esculturas de Versalles y Trianon por Dejoux en 1788 .
Presupuesto de las restauraciones que deben efectuarse en las
esculturas de los jardines de Versalles, julio-agosto de 1805 , n.º 16.
Relación de las restauraciones que se efectuaron en 1813 en las
esculturas de los jardines de Versalles y del Trianón por Lorta, 15 de
noviembre de 1812 .
Memoria de las restauraciones hechas por Lorta en junio de 1814 .
Garreau, 1816 , pág. 168-169.
Inventario de las esculturas de los jardines de Versalles, [1819] .
Memoria de las restauraciones realizadas por Lorta entre julio y
septiembre de 1822 .
Presupuesto de los trabajos de restauración de las esculturas de
Versalles y Trianon, 9 de octubre de 1850 .
Escultura memoria de Chauvel, 7 de septiembre de 1943 .
Presupuesto para la restauración de esculturas de mármol,
presentado el 16 de marzo de 1968 .
Planes
Raymond, según Girard, 1714 , no . 130.
Delagrive, 1753 , Grande allée, n.º. 13.
Contant de La Motte, 1783 , Allée Royale, n.º. 13.
Plano del parque de la abadía de Vaux-de-Cernay, [1939-1941] .
Fuentes
figurativas
Agencia de Edificios del Rey, finales del siglo XVII - principios del XVIII , colección OZ
87 a, fol. 6.
Agencia de Edificios del Rey, [1699-1702] , fol.
21.
Vaysse de Villiers, 1830 , lámina. 73.
Sociedad de Fotografía de Versalles, circa 1880-1900-2 ,
V.6262.10.19.
Brière, 1911 , pág. 28, pág. LX, n . ° 2.
Fotógrafo Francia - siglo XX
, [1939-1941] , Fotografía n . ° 336.
Johnson, 1972-1980 , 2015.00.015.1689 (fotografía
de diciembre de 1972).
Bibliografía
Piganiol de La Force, 1701 , pág. 215-217.
Dezallier d'Argenville, 1755 , pág. 91.
Piganiol de La Force, 1764 , t. II, pág. 74-75.
Dezallier d'Argenville, 1779 , pág. 111.
Almanaque de Versalles, 1789 , pág. 51.
Almanaque de Versalles, 1797 , pág. 14.
Almanaque de Versalles, 1800 , pág. 36.
Aviso del Museo Especial, [1801-1802] , p. 118.
Duchesne, 1804 , pág. 71.
Duchesne, 1806 , pág. 73.
Duchesne, 1810 , pág. 117.
Duchesne, 1815 , pág. 114.
Duchesne, 1821 , pág. 89.
Vaysse de Villiers, 1822 , pág. 158-159.
Vaysse de Villiers, 1827 , pág. 206.
Guía del viajero, 1837 , pág. 145.
Soulié, 1859-1861 , t. III, 1861, pág. 511.
Nolhac, 1906 , pág. 148.
Nolhac, 1911 , pág. 274-275 y 279.
Francastel, 1930 , pág. 238-239 y págs. XXIV.
Oudinot, 1937 , pág. 209-211 y 234.
Souchal, 1977-1993 , t. III, 1987, pág. 444-445,
núm . 7.
Cat. exp. Versalles y la Antigüedad, 2012 , p. 254
(A. Maral).
Maral, 2013 , pág. 284, 287 y 289 (repr.).
Maral, 2015 , pág. 187, figura. 167.
Maral, 2019 , pág. 62-63.
Índice
Índice
iconográfico:
Aquiles
Esta
escultura pertenece al conjunto:
Allée Royale
Obras
relacionadas en la colección
Réplica de Philibert Vigier (1636-1719)