martes, 1 de mayo de 2018

LO SINIESTRO COMO CATEGORÍA ESTÉTICA


Sigmund Freud (1856-1939).


El concepto de "lo extraño inquietante" que Freud (1856-1939) desarrolla en su artículo tituladoLo siniestro de 1919, ya había sido abordado por Friedrich Schelling (1775-1854), el filósofo alemán del romanticismo, quien definió esta noción de "extrañeza inquietante" (en alemánunheimlich) como "lo que debía de haber quedado oculto, secreto, pero que se ha manifestado".
En alemán la palabra unheimlich es antónima de heimlich. Pero el término heimlich no tiene un sentido único, dice Freud, sino que pertenece a dos grupos de representaciones bastante alejadas entre sí. Un primer sentido designa algo que es familiar, íntimo, amable; un segundo sentido, sin embargo, designa lo que se refiere a lo secreto, lo oculto, lo impenetrable. Este último significado llevado más lejos, designa también algo más que lo oculto, se refiere a lo ocultado, lo escondido, lo peligroso. El sentido evoluciona de este modo hacia su antónimo y casi se confunde con él. Pero unheimlich o nuestro concepto de "lo siniestro" es una voz más compleja, porque designa con sutileza un conjunto de antónimos que se unen en una sola representación. Esto es, lo familiar, lo íntimo y lo amable transformado en su contrario, lo inquietante que es -a su vez- lo secreto, lo oculto o escondido, que deja de ser tal, al ser develado.
Entonces, el concepto de unheimlich según Schelling es algo que se manifiesta cuando debería permanecer oculto y que muestra la otra cara de lo familiar, de lo amable, volviendo estas vivencias siniestras, sorpresivas, inquietantes, sobrecogedoras.
Friedrich Schelling (1775-1854).
En lo extraño inquietante, el juego dialéctico de lo familiar y de lo extraño, por el hecho de que está concentrado en el mismo objeto (familiar y extraño a la vez, escondido y desocultado, a la vez), se complica extraordinariamente. Lo paradójico consiste en que la fuente de pavor no es lo extraño en su oposición inmediata a lo familiar, sino que más bien es lo que antes era familiar que emerge bajo un aspecto amenazante, peligroso, siniestro y que a su vez se refiere a algo conocido desde siempre que ha estado oculto, en la sombra. "Todo lo que debería permanecer secreto, pero que se manifiesta", como dice Schelling. Esta manifestación hace coincidir en el seno del objeto a la vez presente y ausente, el acto de olvidar y el acto de rememorar.
El filósofo español Eugenio Trías en su libro: Lo bello y lo siniestro, se refiere a una tríada de categorías estéticas, lo bello, lo sublime y lo siniestro, afirmando que en toda obra de arte han estar presente las tres, en una compleja e intrincada dialéctica.

Trías coloca como ejemplo el famoso cuadro de Sandro Botticelli El nacimiento de Venus(1484) paradigma de la belleza y del arte renacentista. En este cuadro pintado al temple sobre lienzo y que se encuentra en la Galería Uffizi en Florencia, Italia, se representa el momento del nacimiento de la diosa, y más específicamente, la llegada de Venus, sobre una concha, a la playa de una de las islas que tradicionalmente se le dedican, como Chipre, Pafos o Citerea. En él se muestra la manera como la diosa es empujada por el soplo de los dioses alados, entre una lluvia de flores, pero quizás por esto se le oculta al espectador una verdad terrible y es que -según cuenta la leyenda- Venus o Afrodita para los griegos, la diosa del amor, nació de los genitales del dios Urano, el dios griego que personifica el cielo, cortados por su hijo Chronos, o Saturno en la mitología romana, y luego arrojados al mar. Este sería el lado “siniestro” del cuadro que es ocultado por la belleza de lo visible en la composición pictórica de Botticelli, pero que existe como sustrato terrible y latente de lo que vemos.

Sandro Botticelli, El nacimiento de Venus (1484).

 
Francisco de Goya, Saturno devorando a un hijo, 1819-1923.
Otro ejemplo que utiliza Trías es el de la película Vértigo de Hitchcock y que está magníficamente expuesto en su libro: Vértigo y pasión: un ensayo sobre  la película Vértigo de Alfred Hitchcock; y el cine de David Lynch (n. en Missoula, Montana, EUA en 1946). 
Afiche de la película Terciopelo azul (Blue velvet), 1986, de David Lynch
Podríamos decir que toda la filmografía de Lynch tiene una dimensión siniestra que le da su fuerza enigmática, surrealista e inquietante. Una muestra muy contundente de ello sería su película Terciopelo azul (Blue velvet), 1986, en donde se aborda la historia de un joven universitario (Kyle MacLachlan) que descubre el lado oscuro de una pequeña ciudad, al investigar la procedencia de una oreja cortada que encontró por casualidad en el césped en el transcurso de un paseo cotidiano. 

Veamos para terminar un extracto del comienzo del filme Terciopelo azul de David Lynch:
  

 Por: Rodolfo Wenger C.

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