sábado, 12 de febrero de 2011

‘Kluge: la azarosa construcción de la mente humana’ de Gary Marcus


ENSAYO , DIVULGACIÓN

Sergio Parra
6 de febrero de 2011 | 14:02
De nuevo otro libro que desdeña el supuesto diseño extraordinario de nuestro cerebro, para muchos el hito de la evolución. El profesor de Psicología de la Universidad de Nueva York, Gary Marcus, entiende el cerebro como una máquina impresionante. Sin embargo, también sugiere que nuestros cerebros están llenos de parches y chapuzas que son, precisamente, el origen de muchas de nuestras desavenencias.

Kluge: la azarosa construcción de la mente humana, pues, es la réplica científica la idea de que somos construcciones “a imagen y semejanza de Dios” o a frases rimbombantes como la de Shakespeare, que afirman que el ser humano es “noble en su raciocinio” e “infinito en sus potencias.”

Lo que demuestra Gary Marcus a lo largo de décadas de experimentos de otros de sus colegas es que el ser humano es cualquier cosa menos infinito en sus potencias, y que el raciocinio, en muchas ocasiones, en demasiadas ocasiones, es una entelequia. Nuestra lógica dista mucho de ser impecable, y solemos formarnos nuestras creencias y convicciones a través de informaciones arbitrarias e irrelevantes que quedan ancladas en nuestra mente, a modo de virus.

Nuestra memoria tampoco es fiable: manipulamos los recuerdos con más facilidad de lo que creemos. Los testigos presenciales apenas sirven para nada en un proceso judicial riguroso. A pesar de eso, seguimos creyendo que somos capaces de recordar detalles de un accidente o un delito presenciado durante pocos segundos, incluso años después, cuando en realidad una persona corriente a duras penas logra recordar una lista de diez o doce palabras durante más de media hora.


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Nuestras frases no son claras, nuestras palabras no son precisas, y nuestras lenguas tampoco son sistemáticas ni regulares.

Al la vez, somos la única especie de la Tierra capaz de planificar de manera sistemática el futuro, pero también somos tan estúpidos como para tirar por la borda planes cuidadosamente elaborados a cambio de una gratificación a corto plazo.

El objetivo de este libro, pues, es desmitificar un poco lo que poetas, políticos y religiosos se han empecinado en mitificar durante siglos. También se encarga de poner en sus sitio a muchos psicólogos evolutivos que tratan de justificar clamorosos errores de la evolución (en infanticidio, por ejemplo) buscando complejos atajos adaptativos que continúen justificando que todo está perfectamente diseñado. Algunos errores de nuestra mente sencillamente no han sido erradicados por la evolución porque nuestros antepasados consiguieron salir adelante con ellos.

La evolución no busca la perfección sino lo que el difundo Nobel Herb Simon llamó “satisficing” (satisfacer de manera suficiente).

Kluge, pues, es un libro ambicioso. Pero tiene otra cosa más: humor. Un sutil humor y algunos chascarrillos muy bien escogidos que impregnan un texto, por otra parte, maravillosamente divulgativo. Sin duda Gary Marcus es un buen autor para empezar a adentrarse en proceloso mundo de nuestro cerebro.

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