1 de noviembre de 2013
El asalto a Lindisfarne, comienzo de la era vikinga en Europa
Monasterio de Lindisfarne |
El monasterio de Lindisfarne fue fundado por el monje irlandés San Aidan, que en el año 636 llegó a Northumbria, al noreste de Gran Bretaña, por encargo del rey Oswald con la misión de evangelizarla. Su ubicación en una pequeña isla, conocida hoy como Holy Island, que las mareas unía y separaba de la costa según su flujo, aseguraba el aislamiento y recogimiento que una comunidad monástica de la época andaba buscando.
Con los años, el monasterio se consolidó como una importante base de operaciones de la comunidad cristiana del norte de Inglaterra, con un creciente flujo de entrada en la comunidad de monjes deseosos de extender su religión por aquellas inhóspitas tierras. Su miembro más ilustre fue San Cuthbert, primero monje, abad del monasterio después, y finalmente obispo.
De su scriptorium salieron en los primeros años del S. VIII los famosos Evangelios de Lindisfarne, una copia en latín manuscrita e ilustrada de los textos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. En la segunda mitad del siglo X al texto latino se añadieron comentarios en lengua anglosajona (el inglés antiguo), lo que los convirtió en la copia en inglés más antigua de las Sagradas Escrituras.
Según refiere la Crónica anglosajona, en los primeros meses del año 793 las gentes de Northumbria asistieron a una sucesión de inquietantes prodigios seguidos de una gran hambruna. Violentos tornados se abatieron sobre el país, en el cielo se vieron dragones de fuego y en York cayeron gotas de sangre del tejado de la iglesia de San Pedro. Aquellos signos turbadores se concretaron el 8 de junio, cuando en las costas del país aparecieron unos barcos desconocidos.
Los tripulantes de los barcos eran piratas noruegos, y su objetivo no era otro que el antiguo y prestigioso monasterio de la isla de Lindisfarne. Los vikingos, paganos, asesinaron a los monjes, se hicieron con sus ropas y se adueñaron del tesoro del monasterio, mataron el ganado de la isla y todo lo llevaron, junto con numerosos cautivos, a bordo de sus naves. Luego prendieron fuego a los edificios y abandonaron el lugar dejándolo devastado.
El saqueo de Lindisfarne causó gran conmoción en Europa. Alcuino de York, eclesiástico y consejero del rey franco Carlomagno, escribió al obispo Higbald, en Northumbria: «Vuestros trágicos padecimientos me llenan de dolor, puesto que los paganos han profanado el santuario de Dios, han derramado la sangre de los santos alrededor del altar, han arrasado la casa de nuestra esperanza y han pisoteado los cuerpos de los santos como estiércol en la calle». Y se preguntaba: «¿Es el comienzo de un gran sufrimiento o bien el resultado de los pecados de quienes viven allí?»
El asalto a Lindisfarne dio comienzo a la era vikinga en Europa. En Gran Bretaña, donde el reino de Wessex acababa de afirmar su supremacía sobre los otros reinos de la isla, las correrías de noruegos y daneses dieron paso en la segunda mitad del siglo IX a la conquista del territorio y al cobro de tributos, el danegeld, por parte de los daneses. Aunque Alfredo de Wessex los derrotó en Ethanburt y recuperó Londres, los daneses conservaron un amplio territorio: el Danelaw, el país del derecho danés. En él surgió el reino danés de York, la Jorvik vikinga.
Fuentes:
- José Enrique Ruiz-Domènec: Los vikingos en Inglaterra. Historia National Geographic nº107
- Historia de la Humanidad
Para saber más:
San Aidan de Lindisfarne
Evangelios de Lindisfarne
Oldnews: El primer asalto vikingo
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