Cuentos contemporáneos irlandeses: un conjuro contra el olvido de las raíces y tradiciones
De James Joyce a John McGahern. Veinticinco escritores de los siglos XX y XXI plantean diversas miradas sobre la identidad del país del trébol de tres hojas, en una selección exquisita de relatos
Hablan y escriben en inglés, pero no son ingleses. Será por eso que sus cuentos son trincheras para resistir los embates de las culturas dominantes. En esa historia – chiquita y de pocas líneas- pueden contar un mundo entero. Lo que no se dice. Lo que no se sabe. Y de paso conservar y proteger, a través de los siglos, la destacada tradición cuentista de Irlanda. Y a eso fue también Eterna Cadencia, cuando decidió embarcarse en esta puesta en valor del talento literario de autores de la talla de William Trevor, Liam O’Flaherty o Sheila Purdy. Sin olvidar a mi querida y favorita Claire Keegan, a quien incluyen con el cuento Recorre los campos azules: una boda ‚un triángulo amoroso inesperado y un camino de resiliencia. Algo así como Hasta que la muerte nos separe, de Relatos Salvajes pero premium. Keegan es (para mi) una de las exponentes más destacadas de la narrativa contemporánea pelirroja. Aunque haya más. Pero nunca mejores.
Como sea, Cuentos irlandeses contemporáneos cautiva con el talento propio de la literatura del trébol de 3 hojas, esa misma que dio al mundo cuatro premios Nobel (Samuel Beckett, Georges Bernard Shaw, William Buttler Yeats y Seamus Heaney) y que – a pesar de ello- no fue muy reconocida. Pero, como nunca se termina hasta que se termina, el presente propone un nuevo renacimiento de las letras de Irlanda y las 443 páginas de la obra editada en febrero 2024 y publicada con el apoyo de Literature Ireland dan cuenta de ello.
Espiando algunos relatos
El primero de los 25 cuentos irlandeses es Los muertos, escrito por James Joyce. Una reunión de Navidad, los vivos y los que ya no están, y una profunda reflexión acerca de cómo la vida humana termina -siempre-en el sombrío trance de la muerte; de cómo nuestra existencia -que hoy nos parece tan luminosa e importante- al final se esfuma. “Su propia identidad se estaba desdibujando y fundiendo en un mundo gris impalpable: el mundo sólido donde esos muertos alguna vez habían crecido y vivido se disolvía y desvanecía”, escribió el autor del Ulises. Qué decirte. Magistral.
La antología continúa con Un chelín, del autor Liam O’Flaherty: alguien pierde una moneda que termina en el bucle de una soga sobre la cubierta de un barco; tres viejos sentados en la escollera del muelle Kilmillick lo ven pero no le avisan, el deseo de los tres de hacerse del dinero y la bronca del final porque uno de ellos fue el más rápido e ingenioso para tomarlo y correr. Hermoso. “(…) Cada uno sabía que le era imposible bajar por la escalera de hierro hasta la cubierta, recoger el chelín y subir con él hasta el muelle sin ser descubierto. (…) y los viejos, excepto quizá Patsy Conroy, eran muy viejos como para bajar y subir de nuevo. (…) ninguno de los tres pensó que el chelín le pertenecía a alguien más. (…) había casi una tendencia homicida en la mente de cada uno de ellos en contra de los otros dos. Y así pasaron 3 minutos. Hasta que (…)”.
Y las historias siguen. Por ejemplo Corea, escrita por John McGahern . Padre e hijo, un día de pesca y el planteo de emigrar a mejores horizontes luego de contarle los horrores de la Primera Guerra. O La mentira de Maeve Brennan . De corte autobiográfico, la autora narra la primera vez que fue a confesarse en compañía de su mamá y como fue determinante para lo que pasó después. Al principio la penitencia se había vuelto un chiste entre ellas, pero con el correr del tiempo dejó de serlo para transformarse en otra cosa: “Qué penitencia te puso- preguntó la madre a Maeve- tres avemarías, respondió la nena. (…) Después de eso, cada vez que iba a confesarme recibía la misma penitencia- tres avemarías- y apenas lo oía mi mamá, se reía. (…). Luego un día, en algún momento de mis 9 años, lo eché todo a perder. Ví morir a la pequeña broma y supe que la había matado”.
Cien años de lo mejor
Leer Cuentos irlandeses contemporáneos es una invitación a recorrer 100 años de la mejor literatura de Irlanda. Este lapso de tiempo, sumado a la selección (de autores y cuentos) que realizaron los compiladores Jorge Fondebrider y Sinead Mac Aodoha, permite indagar en la historia de un país de tradición rural, con fuertes creencias y prejuicios religiosos, conflictos sociales latentes y brillantes escritores que saben narrar sin reveses y de una manera sutil, la vulnerabilidad de cualquier alma humana y su lucha por la supervivencia . “La idea de esta publicación – dicen los prologuistas- es que, al terminar la lectura, no sólo descubran una nueva constelación de autores, sino que sepan, gracias a esta antología, algo que antes no sabían y que de esa forma encuentren conocimiento, compañía y consuelo.” Que así sea. Y les aseguro que es.
Quiénes son los compiladores y prologuistas:
Jorge Fondebrider: Poeta, ensayista y traductor. Fundador y director del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires. En 2003 recibió las Palmas Académicas del gobierno de Francia por los servicios prestados a la cultura francesa.
Sinéad Mac Aodha: Directora ejecutiva de Literature Ireland. Conduce regularmente la serie de pódcasts Talking Translations de Literature Ireland y forma parte del jurado del Premio Rooney. Es integrante del comité directivo del Festival de Literatura Franco-Irlandés y del comité de gestión de la Ciudad de Literatura Unesco de Dublín. Fue distinguida como Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres por el gobierno francés por su contribución a las relaciones culturales franco-irlandesas.
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