Morrigan, Badb y Macha: ¿una simple tríada de diosas de la guerra celtas? (Banshees Vol. II: el origen)
Ya os he hablado de la Banshee y de las principales leyendas irlandesas que giran a su alrededor. También de un acompañante sin cabeza muy peculiar que suele tener y, como no, de la mensajera de la muerte made in Spain. Ahora, es el turno de hablaros de las diosas de la guerra celtas Morrigan / Badb. Pues no es posible terminar la historia de las Banshees sin explicar la conexión que tienen. Más que nada, porque sin estas diosas la mensajera sobrenatural de la muerte no existiría.
¡Aviso a navegantes! Antes de que continuéis, os invito a que leáis el primer capítulo de esta historia. No se puede empezar la casa por el tejado.
Morrigan / Badb / Macha : la Diosa de la Guerra Celta y el origen de la Banshee
Por fin, llegamos al origen de toda esta tradición de mensajeras de la muerte. Ya vimos en el volumen I de esta historia que el nombre ‘Badhbh’ o ‘Badb’, con el que también se conoce a la Banshee, la vincula a la diosa de la guerra, que aparece en la literatura irlandesa temprana (1). – Con «temprana», situémonos en la Edad Media -. A la diosa Badb se le suele atribuir la forma de cuervo. – Sin embargo, la Banshee siempre se imagina como una mujer, nunca como un animal -. Y esta forma de ave y su relación con la batalla la conecta directamente con unas amiguitas nórdicas: las valkirias. También con colegas griegas, como las sirenas (2).
Esta diosa – además de otras, en las que no vamos a entrar (3) – es la predecesora de la mensajera de la muerte. Por lo tanto, es en ella donde encontramos el origen de la Banshee, que no es otra cosa que una evolución que sufrió la diosa, como veremos (4). Los primeros textos en los que aparecen Morrigan / Badb se fechan sobre el siglo IX (5). Eso sí, en la tradición oral celta esta diosa ya circulaba desde hacía cientos e incluso miles de años (6).
Pero, ¿quién narices es Badb?
Lo se, no tenéis ni idea de quién es la diosa Badb. Don’t worry! Yo os lo cuento. Badb es la parte más oscura y sangrienta de la diosa tripartita Mórrígna (7). Esta tríada divina está formada también por Morrigan (8) y Macha (9). Para que me entendáis, son algo así como la Santísima Trinidad: tres manifestaciones distintas de la misma diosa . – Las deidades celtas solían ser tríos, y la ideilla , muy molona, la calcó el cristianismo by the face – (10).
Morrigan / Badb / Macha son diosas de la guerra, pero no participan físicamente en ninguna batalla, sino que sus métodos eran psicológicos (11). ¡Con un buen chillido dejaban helado al soldado más valiente! Con su sola presencia en el campo de batalla, inspiraban la mayor bravura a su ejército y causaban la muerte y la derrota del enemigo (12).
Sin embargo, esta versión de la diosa no es la original… ¡Es un timo patriarcal! ¿Cómo se os queda el cuerpo? Antes de que me echéis a los leones, permitid que me explique.
Morrigan, Badb y Macha, ¿una simple tríada de diosas guerreras?
Para empezar, hay un dato que ya nos hace sospechar que no es oro todo lo que reluce. Pues estas diosas, además de estar asociadas a la muerte en la batalla, también se relacionan con la fertilidad y la sexualidad (13). Y es que Mórrígna es mucho más compleja que una simple representante sobrenatural de la guerra (14). La literatura irlandesa temprana nos la muestra, por un lado, como un «terror nocturno», una mujer sobrenatural malvada, que visita, despierta y asusta a la gente. Además, es una «lavandera de entrañas» y describen su siniestra risa como horrible y odiosa (15). Pero, por otro lado, también la describen como una mujer hermosa, atractiva y seductora (16).
Sea como fuere, en la literatura irlandesa, la asociación entre estas mujeres sobrenaturales y la lucha, es un hecho (17). Morrigan se asocia más con la parte sexual y suele ofrecer ayuda a los humanos. Si es rechazada, les amenazará y les pateará el culo (18). Por su parte, Badb es quien incita a combatir y personifica el terror que se experimenta en el campo de batalla (19). Así, las dos facetas de esta diosa nos muestran dos estereotipos de las «mujeres sobrenaturales»: son peligrosas y también sensuales (20). Lo mismito que ocurría con la Banshee. Y no solo con ella, pues son dos topicazos que persiguen a la mujer en múltiples mitologías (21) – y en la vida terrenal, of course -.
Hermanas, ¡esto huele a chamusquina! Para el medievo, estas diosas ya estaban hipersexualizadas y se mostraban destructivas, ¡como unas devorahombres! Terroríficas y sexuadas a partes iguales. ¿Esto cómo se come? ¡Pues tragando mucho! Porque acabamos de asistir a una de las devaluaciones de LA DIOSA (22).
La degradación de la Diosa – Madre celta
¡Agárrense que vienen curvas! Porque, en su origen, la diosa Morrigan ni era bélica ni mensajera de la muerte. La evolución que sufrió hasta convertirse en ello es producto de diversos y sucesivos mitos patriarcales, que han terminado por ensombrecer a la Gran Diosa. Es más, prácticamente, han acabado con Ella (23), pues a día de hoy sobrevive como ‘Banshee’, ni siquiera ya como una diosa (24).
¿Queréis pruebas? ¡Marchando! Si analizamos el nombre ‘Morrigan’, encontramos que ‘Mor-‘ significa yegua y agua – aunque interpretaciones posteriores lo relacionen con ‘pesadilla’ – (25), y ‘-rigan’, reina (26). Y, aunque os parezca una nimiedad, nos lo está diciendo todo: ambos significados, juntos, se relacionan con «poderosa» y con «comienzo» o «nacimiento» (27). Si a esto le sumamos que a Morrigan en varias fuentes se le llama Anu – de Danu, recordad que os la mencioné en el volumen I de esta historia – (28), ¡nos acaba de tocar el gordo!
De todo esto, se deduce que Morrigan alguna vez fue la diosa principal y absoluta de los celtas; la Madre de todos ellos. – Diosa, terminada en -a, sí. Que sí, que habéis leído bien: diosa, en femenino. ¿Acaso pensabais que la deidad con más power siempre ha sido un señor? -. Y ¡ojito!, porque estamos hablando de una diosa antiquísima… ¡prehistórica ni más ni menos! Siempre relacionada con el mar y con los caballos. – Al igual que otras versiones celtas de la misma diosa, como Epona, de La Galia, o Rhiannon, de Gales – (29).
Morrigan, de Diosa del Agua a Diosa de la Tierra
Así, en un inicio, Morrigan era la diosa del agua, que daba y sostenía la vida (30). En las primeras mitologías, tanto el mar como la mujer escapaban del control masculino en sus ciclos naturales (las mareas / la menstruación). – No os extrañéis tanto, tened en cuenta que la mujer en el mundo celta tenía una libertad y una independencia inauditas si comparamos con otras sociedades de la época – (31). Así, Morrigan en sus inicios poseía una libertad en su esencia que infundía respeto en los hombres, pues como diosa del agua era imprevisible, estaba en movimiento (32). Y esto amigas, en un mundo patriarcal, no gustaba. Por lo que tardaron poco en relacionarla con la tierra, que era más mansa (33). Una vez convertida en la diosa de la tierra, los hombres pudieron dominar a Morrigan (34). Pero para el patriarcado, nunca es suficiente…
Morrigan estaba claramente relacionada con la tierra en la sociedad celta. Las numerosas colinas y cimas que llevan su nombre son prueba de ello (35). Pero dicha conexión con la tierra se ve mejor a través de Macha – otra de las tres caras de esta diosa, como os mencioné -. ¿Por qué? Pues porque Macha era la diosa de la tierra y representaba la soberanía (36).
Macha, Diosa de la Tierra y Diosa de la Soberanía
¿Qué es esto de la soberanía?, os preguntaréis. Os cuento: era costumbre entre los celtas celebrar un matrimonio ritual entre el rey y la Diosa de la Tierra, pues para que su reinado fuese legítimo, dicha diosa debía otorgarle su gracia o bendición. Así, Macha y las demás Diosas de la Tierra celtas – había unas cuantas, ya os hablé de la complejidad de esta mitología – eran también Diosas de la Soberanía (37). Por ello, la Diosa era la principal responsable de proteger a la tribu y el rey era su simple consorte (38).
Pero, aunque a priori se vea mucho empoderamiento femenino, en realidad la misoginia ya se hace más que palpable en el mito de Macha. Y es que es aquí donde surge la «genial» idea de que la mujer es la responsable de todos los males del hombre. – Idea que secundará y reforzará el cristianismo, como buen abanderado del patriarcado en Occidente. Para ser justa, las sucesivas conquistas romana, franca, anglo, sajona y normanda también remaron a favor de obra masculina -. Macha era capaz de agotar la virilidad y de maldecir a los hombres, quienes, a pesar de todo, eran capaces de doblegarla, por mucha diosa que fuese. Y es que Macha, al final, tenía que aceptar y acatar los deseos del rey (39).
De Diosa de la Tierra a Diosa de la Guerra
Macha es, sin lugar a dudas, una diosa de la tierra. ¿La prueba? Su nombre significa ‘pasto’. Y, como Morrigan, también se asocia a los caballos. Pero, al igual que el nombre de Morrigan se reinterpretó como ‘pesadilla’, como hemos visto, a ‘Macha’ le adjudicaron el significado de ‘diosa de la guerra’. ¡He aquí el siguiente paso de la degradación patriarcal de nuestra diosa! (40). Y es que en la mitología irlandesa es imposible separar las funciones de la diosa de la tierra – vida y fertilidad – de las de la diosa de la guerra – presidir las batallas y asignar la muerte a los enemigos -. Pues, a fin de cuentas, la guerra es necesaria para proteger la tierra (41).
Pero, además, interpretaban que la carnicería que suponía la guerra restituía la tierra. Así, ofrecían una visión androcéntrica de la creación. Traducción: como el hombre no puede parir, su forma de participar en la creación es a través de la muerte y la destrucción. ¡Que se notase bien quien llevaba los pantalones! En esta visión, la diosa, ya militarizada, se transforma en la responsable de la muerte humana (42). Ahora, ya degradada y sometida al hombre, era la Diosa de la Guerra y de la Muerte (43). Así, al convertirla en una figura feroz y guerrera, transformaron el respeto que se le tenía en temor (44).
Badb, una temible diosa bélica
Por otro lado, ‘Badb’ – el tercer rostro de la diosa – solo puede relacionarse con la guerra (45). A lo largo de la Edad Media, la imagen que se dio de Badb al relatar historias de batallas, donde los héroes se encontraban con ella, era horripilante (46). De esta manera, la deidad quedó convertida en una cruel y despiadada diosa. Badb era iracunda y malévola y se asociaba con la muerte, la destrucción y la guerra. Y aparece en los textos medievales como una «lavandera del vado», pues se cuenta que lavaba en el río los cadáveres de los caídos en combate (47). Además, incitaba a la batalla y mostraba una hostilidad feroz hacia la persona que estaba a punto de morir, cuya muerte anunciaba. Y, para más inri, la lectura cristiana que se hizo de ella la comparó con peligrosos demonios femeninos de las mitologías clásica y semita (48).
Aún así, en la literatura celta sigue conservando atributos favorables, pues la siguen asociando al paisaje y a la fertilidad – como ya hemos visto -. Vestigios que conservó como diosa de la tierra que un día fue (49). Además, en estos textos también vemos como, en el fondo, es una protectora del pueblo irlandés (50). Pero, como no hay dos sin tres, aún faltaba otro escalón para bajarle más los humos a esta diosa: que dejase de ser una diosa.
De Diosa de la Guerra a Banshee
Después de todo lo que os he contado, ya habréis adivinado que la Banshee es una evolución más que sufrió esta diosa (51). Al igual que Badb, la Banshee anuncia la muerte, tienen la función de lavandera y, también, es una protectora del pueblo irlandés. Por ello se asocia a las familias irlandesas «pura sangre». Así, es como Banshee como sigue sobreviviendo en el imaginario colectivo la antigua diosa (52). Pasó de ser una diosa del agua y de la tierra, que daba y mantenía la vida, a ser responsable y mensajera de la muerte. De una diosa respetada, a una temible hada (53). ¡Qué bajona! Aún así, la diosa irlandesa sobrevive, en cierta manera, resistiendo a través de los siglos a la tendencia patriarcal que ha dominado las mitologías (54).
El golpe maestro lo dieron los cristianos, cuando llegaron a Irlanda y absorbieron y monopolizaron la cultura celta (55). Le dieron a la banshee una connotación negativa y peligrosa – como todo lo que no era cristiano – (56), y se quedaron para ellos todos los atributos guays de la diosa todopoderosa. ¿Os suena Santa Brígida? ¡Pues es una evolución más de la diosa Morrigan! Básicamente, triscaron a la diosa Brigid – una evolución de Morrigan, que había heredado todos sus atributos positivos y amables – y la hicieron santa (57). ¡Ya os podéis caer de culo! Así, la diosa Morrigan quedó dividida: por un lado, se convirtió en una santa sumisa y mansa, y por otro, en un espectro impotente, feroz y sin más relevancia (58). La devoción a Santa Brígida sigue siendo muy fuerte en Irlanda. Es más, junto con San Patricio, tiene la función de patrona (59).
Rhiannon, la versión galesa de La Diosa
Nuestro paseo está llegando a su fin, y si algo sacamos en claro de esta travesía es que los mitos se volvieron cada vez más patriarcales. Se pusieron al servicio de los intereses del hombre, hasta el punto de anular y rechazar a la Gran Diosa antigua. Y es que, amigas, al devaluar los símbolos religiosos femeninos iban consiguiendo, a la vez, nuestra subordinación en la sociedad (60). Ya veis queridas, en el mundo mitológico también nos han pisoteado como les ha dado la gana. Por suerte, aún tenemos los hilos necesarios de los que poder tirar para rescatar a estas diosas del olvido. Y así, hacer que vuelvan a ser nombradas, veneradas y festejadas. Para recordar que existió el tiempo de LA DIOSA (61).
Para terminar, a modo de epílogo y homenaje, voy a invocar a la versión gaélica de la diosa: Rhiannon, la diosa-equina, la «Gran Reina» (62). Como ocurría con Morrigan, también sus leyendas se pusieron por escrito en la Edad Media, aunque las historias orales sobre ella son mucho más antiguas (63). En la literatura medieval gaélica, Rhiannon aparece como una «mujer del otro-mundo», sobrenatural, mágica y extraordinaria (64). Y, como también sucedía con Badb, se asocia con pájaros (65).
En estos cuentos, Rhiannon aparece cabalgando a lomos de su caballo blanco, de manera triunfal, (66) – asociación equina que nos recuerda a Morrigan y a Macha -. Y es que, al principio de estos relatos, cuando nos presentan a Rhiannon, ella cabalga y nadie puede alcanzarla (67). ¡Fantasía pura! – Al menos, de momento -.
¡Machaquemos a Rhiannon, que las mujeres aprendan!
Estos cuentecillos del Gales medieval son también, para variar, bastantes patriarcales. Prueba de ello es como Rhiannon – y otros personajes femeninos – es continuamente castigada, humillada, maltratada… ¿Por qué? Pues porque rompe con los roles y estereotipos femeninos, y hay que ponerla en su lugar. Hablando en plata, la quieren domar (68). Y es que Rhiannon, cuando aparece, es absolutamente dominante frente al personaje masculino, que cae rendido a sus pies en cuanto la ve. Es independiente y toma sus propias decisiones y muestra una gran capacidad para resolver problemas. Porque, amigas, Rhiannon es mucho más inteligente que los hombres que la rodean y una excelente oradora. Y su tono se vuelve bastante sarcástico ante la estupidez masculina – algo impensable en una mujer medieval, que debía ser «gentil» ante los hombres – (69).
Por ello, se encargan perfectamente de plasmar lo bella y a la vez peligrosa que es (70). Así, mujer y desgracia van de la manita en estos cuentos (71). Y, ¿sabéis cuál es el origen de todas sus desdichas? ¡Su deseo sexual! (72). Rhiannon no es pasiva – como debería, siendo mujer -, sino que toma las riendas en el cortejo y la seducción de su amante (73). ¡Como no castigar a semejante lagarta! Sí amigas, machismo y misoginia en estado puro (74), una vez más.
¡Qué «María» ni qué «Eva»!… ¡Rhiannon!
Hay que tener en cuenta que en el medievo las mujeres, como buenas «hijas de Eva», éramos vistas como lascivas, seductoras, tramposas, malvadas, pecaminosas… (75). Por ello, el cristianismo impuso como modelo de mujer a las santas: vírgenes y mártires. ¡Tan puras ellas! ¿Que te casabas? Pues tenías que ser casta, sumisa y obediente. El espejo donde mirarte era la Virgen María (76). Por otro lado, estaban los Libros de Cortesía – y otras obras más -, que también imponían la subordinación y la sumisión de la mujer. Éramos o «buenas Marías» o «malísimas Evas» (77). Con este panorama, no cuesta ver como la imagen de Rhiannon pateaba todos los estereotipos de género, pues se pasaba la castidad, la virginidad y la sumisión por su caballo blanco. Y tampoco era un mal bicho, sino una poderosa mujer del otro-mundo, ¡más extraordinaria que cualquiera! (78).
Réquiem por LA DIOSA
No se me ocurre mejor forma de terminar este viaje que deleitándoos con la voz de Stevie Nicks entonando ‘Rhiannon’, todo un himno de su banda, Fleetwood Mac (79). Para que os hagáis una idea de lo mal que le sienta al personal que se rememoren estas diosas, Stevie se ganó la fama de bruja – y de las malas, de las que hacen magia negra – por crear esta canción. ¡Y eso que la pobre se enteró de quién era Rhiannon después de publicar en single! (80). Con los años, Stevie ha podido cachondearse de todo este asunto, de la manera más brillante: apareciendo en la temporada Coven (Aquelarre) de American Horror Story interpretándose a sí misma (con el rol de bruja, pero de las mejores) y regalándonos una deliciosa banda sonora (81).
Sin más, os dejo con ‘Rhiannon’, considerada como una de las mejores canciones de todos los tiempos (82). ¡Qué mejor réquiem por LA DIOSA!
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