domingo, 3 de mayo de 2009

ETERNO RESPLANDOR DE UNA MENTE SIN RECUERDOS
(Eternal Sunshine Of The Spotless Mind)

Estados Unidos, 2004


Dirigida por Michel Gondry, con Jim Carrey, Kate Winslet, Elijah Wood, Mark Ruffalo, Kirsten Dunst, Tom Wilkinson.



La cuestión de la autoría cinematográfica es desde hace ya décadas uno de los asuntos centrales de la crítica fílmica; las instituciones críticas seleccionan, bautizan y enaltecen año a tras año a nuevos autores (europeos, estadounidenses) para colocarlos en lo más alto del olimpo cinematográfico: Sofía Coppola, Wes Anderson y Paul Thomas Anderson son algunos de los talentosos-electos-realizadores; todos ellos han escrito o co-escrito los guiones de las películas que los llevaron a su lugar de privilegio.

Menos común (y prácticamente inusual) es que se incluya por estos días a un guionista en el selecto grupo de autores-del-cine. Menos común aun es que no sólo la crítica especializada sino también el público señale y reconozca a un guionista de la industria como a una figura a la cual seguir, película tras película. Este es el caso de Charlie Kaufman, autor de los guiones de los dos ingeniosos films de Spike Jonze (¿Quieres ser John Malkovich?, 1999; El ladrón de orquídeas, 2002); autor del guión del film del que en este momento nos encargamos: Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, dirigido por el francés Michel Gondry. Se hace entonces hincapié en la figura de Kaufman en tanto sus característicos rasgos de escritura se perciben claramente en sus –hasta ahora– cuatro guiones originales y en tanto Eterno resplandor... plasma claramente el universo del guionista.

Comedia romántica, melodrama surrealista en clave de ciencia ficción, la segunda película de Gondry plantea la posibilidad tecnológica de borrar de la propia mente los recuerdos de personas alguna vez queridas, incluso la posibilidad de borrar a las personas mismas. Este es el punto de partida (y de llegada) de una película que bucea en la psiquis protagónica, en los recuerdos, traumas y humillaciones de Joel Barish (Jim Carrey), quien se propone borrarse a una chica, se arrepiente en el mismo proceso de borrado y libra una batalla cuerpo a cuerpo entre su mínimo grado de conciencia-voluntad y la tecnología blanqueadora que –estando inconsciente– lo excede. Como en Malkovich, Kaufman propone para esta historia una trama de giros, frenazos y vericuetos filosóficos; esta vez le suma saltos temporales diversos que resultan en una narración frahttp://www.cineismo.com/criticas/eterno-resplandor-de-una-mente-sin-recuerdos.htmgmentaria.

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