El silencio de Lorna
Directores:Jean-Pierre Dardenne Luc Dardenne
Guión:Jean-Pierre Dardenne Luc Dardenne
País: Bélgica
Género: Drama
Año: 2008
Elenco: Arta Dobroshi (Lorna) Jérémie Renier (Claudy Moreau) Fabrizio Rongione (Fabio) Alban Ukaj (Sokol) Morgan Marinne (Spirou) Olivier Gourmet (L’inspecteur) Anton Yakovlev (Andrei) Grigori Manukov (Kostia)
Quién haya visto Rosetta o L´enfant puede hacerse una idea de lo que le deparará el visionado de El silencio de Lorna, de los directores Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne, habituados a llevarse un buen número de premios con sus películas, las cuales por otra parte más allá de las objeciones que podamos presentar, entiendo como necesarias, pues muestran lo que el cine a menudo no muestra, dado que el espectador quiere algo espectacular cuando se gasta 6 euros para ver una película y no está por la labor de seguir las andanzas de perdedores, cuyas vidas deprimen al más optimista.
El estilo es similar a sus anteriores trabajos, prima la imagen limpia, sin aderezos, personajes que viven al límite, barrios de ciudades inmoninadas, pero en esta ocasión al contrario que en Rosetta la cámara no es puro nervio (lo cual es de agradecer, porque entre la cámara y la sordidez de la historia acabé con el estómago revuelto). La historia va de Lorna, una chica albanesa que vive en Lieja, la cual se casa con Claudy un heroinómano al cual da una cantidad de dinero para a cambio del enlace conyugal obtener la nacionalidad belga. La idea es casarse con él y luego que este muera de sobredosis, para poder entonces casarse con un ruso, que obtendría la nacionalidad belga, al ser ella ya belga. La premisa nos recuerda a Rosetta, esa joven que era capaz de matar por obtener un puesto de trabajo.
Sí, es el siglo XXI, la era del hiperconsumo, pero los personajes que vemos en pantalla están pegados a la realidad y sus problemas no son las típicas ñoñerías que vemos en pantalla con frecuencia. A estas personas no les sobra el dinero, saben que una nacionalidad puede ser la puerta hacia la presunta Europa rica que puede darles lo que buscan: el dinero necesario para abrir un negocio, porque Lorna sale con Sokol, un tipo que sin ser su chulo actúa como tal.
Lorna está en las manos de Fabio un taxista que es el que se encarga de la “ingeniería sentimental”, quien busca los pretendientes a Lorna, encauzando sus devaneos sexuales.
El silencio de Lorna no me ha producido el efecto que me supuso las otras dos películas de los hermanos Dardenne. La notable interpretación de Arta Dobroshi hace creíble y entrañable su aciaga historia personal, porque a pesar de su situación, de su coraza ante el medio, hay debajo de todo ello un corazón que late, unos sentimientos que la avalan, aunque las circunstancias la hagan perder la cabeza.
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