sábado, 5 de septiembre de 2009

Eduardo Galeano: la realidad no es un destino, es un desafío...


Por Ileana González


Eduardo Galeano asegura que le encantaría dedicarse a meditar en los parajes del Himalaya, en un ambiente de sosiego y retiro, pero le es imposible desprenderse de los vaivenes de este planeta que habitamos y maltratamos.

Por eso sigue muy de cerca las novedades, los horrores y las maravillas de la vida cotidiana. La guerra en Yugoslavia, por supuesto, no le ha sido indiferente, y acerca de ella tiene escritos varios artículos, publicados por importantes medios de prensa.

El incisivo ensayista, narrador y periodista uruguayo retornó este junio de 1999 a la Casa de las Américas de La Habana, una institución que, como él dice, tanto ha hecho por el verdadero descubrimiento de América Latina y el Caribe, para que aprenda a reconocerse y quererse.

En ocasión del reciente cumpleaños de la Casa de las Américas, Galeano le hizo llegar un ingenioso y a la vez emotivo mensaje.Su texto decía así:

"La Casa de las Américas merece el premio Nobel de Física: ha demostrado que en una sola casa podemos vivir millones de personas, lo que constituye un gran acontecimiento científico. Y todos juntos, allí metidos, nos sentimos de lo más bien, lo que ya pasa a la categoría de milagro".

Galeano regresó a la Casa y allí leyó fragmentos de su libro más reciente, "Patas arriba", un retrato del mundo de fin de siglo que -expresa su autor- está al revés, y al cual le acaba de agregar una página que dice: "Este libro continúa en los noticieros de cada día".

Sobre las tribulaciones de este mundo el escritor uruguayo dialogó con periodistas cubanos y extranjeros. Agudo analista político, vaticinó que, de acuerdo con el panorama actual, en los próximos años el Pentágono y la OTAN van a elegir a sus "villanos" por sorteo. "Vivimos en un mundo muy militarizado y enfermo de violencia, que habla de paz y transpira guerra", comentó el autor de "Las venas abiertas de América Latina", "Memoria del fuego" y "El libro de los abrazos".

En ese sentido, recordó irónicamente cómo los que fabrican armas, los que sacan el jugo de las guerras, los que convierten en negocio las tragedias humanas, son los países que custodian la paz. "Es escandaloso que la paz del mundo esté en manos de los fabricantes de armas", enfatizó, y advirtió que el drama de la inseguridad ha sustituido a la justicia.

Al referirse a la agresión contra Yugoslavia, Eduardo Galeano manifestó que es triste comprobar cómo se puede fabricar una guerra con tanta impunidad y tanto éxito, lo cual atribuyó a la inmensa capacidad de manipulación de la cultura de la violencia, que promueve la idea de que se puede hacer una guerra en nombre de la paz.

A pesar de lo sombrío que se muestra el mundo, Galeano afirma que la realidad no es un destino, sino un desafío, y que lo que sucede en este fin de siglo no puede ser interpretado como una suerte de fatalidad inevitable.

"Yo sí creo que las cosas pueden cambiar", dice rotundamente un hombre que se declara amigo íntimo de la Revolución cubana, hacia la cual siente "admiración por su dignidad y gratitud por su solidaridad".

Encontrado en: http://nnc.cubaweb.cu/cultura/cultura15.htm



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