Javier Barraycoa |
El habitus de Bourdieu fue utilizado para negar que la acción humana se pueda explicar por fines morales y racionales asumidos por el propio actor.
Tras el reciente fallecimiento del famoso sociólogo francés, Pierre Bourdieu, no ha tardado la editorial Anagrama en publicar viejos y clásicos textos del autor. El presente libro es una recopilación de artículos sobre la soltería en la Francia rural. Aunque el tema, por su excesiva especialización, se sale de los intereses del público en general, es una buena excusa para conocer textos del primer Bourdieu.
Bourdieu se ha hecho famoso por ser el aplicador, sui generis, del estructuralismo en la sociología. Bourdieu popularizó el concepto de habitus que en su significación ha tenido una repercusión fundamental en la comprensión –a nuestro entender errónea- de la sociedad. Como respuesta al funcionalismo y a la teoría de sistemas de Parsons, Bourdieu se inventó el concepto de habitus.
La idea de fondo era rechazar la concepción de la sociedad como un sistema que tendía inevitablemente al orden. Ni que decirse tiene que la idea parsoniana fue recogida con gran júbilo por la derecha americana. Tal concepción de lo social no podía ser aceptada por uno de los mejores representantes de la izquierda europea de ahí la idea de habitus. El habitus vendría a ser un sistema de esquemas de acción individual, más o menos estable, que permiten interpretar sin necesidad de complitud la acción humana.
Con otras palabras, explicar la acción de los individuos por habitus, excluye buscar un sentido completo a la acción humana y social. Esto significa que, para Boudieu y sus seguidores, el sociólogo no debe gastar muchos esfuerzos en entender “totalmente” lo social. Más aún, en esa totalidad vendría a incluirse toda categoría moral, de jerarquía o estructura social o sistema de valores. El habitus de Bourdieu fue utilizado, también, para dar prioridad a la interpretación de la acción humana como un conjunto de estrategias sin finalidad social clara; o sea, para negar que la acción humana se pueda explicar por fines morales y racionales asumidos por el propio actor.
Y todo lo que hemos explicado ¿tiene algo que ver con el libro? En cierta medida mucho. El estudio sociológico dedicado a la soltería como fenómeno antropológico –o mejor dicho etnometodológico- es un ensayo para demostrar que el habitus es una herramienta válida para el análisis sociológico. No se puede negar la capacidad de interpretación de Bourdieu, pero –como hemos hecho- debemos advertir de los riesgos que entraña asumir ciertas pre-concepciones sociológicas sin una crítica previa.
Por lo demás, el libro sólo presenta algunas curiosidades dignas de mención. Una de ellas es la sorpresa que se lleva Bourdieu al constatar la persistencia en el tiempo de ciertas tradiciones como las formas de familia troncal propias de los Pirineos que resistieron la agresión del código napoleónico francés.
Bourdieu recoge el sorprendente análisis de Fréderic Le Play que defendía este modelo familiar troncal, basado en la definición de la primogenitura y en la autoridad paterna, en la consecución de la estabilidad y en la garantía del patrimonio, como el tipo ideal de familia en la que podía subsistir el catolicismo. Sin embargo, el código napoleónico, consagró un modelo familiar inestable, igualitario y desprovisto de la autoridad paterna. Vamos, un reflejo de la sociedad actual.
El baile de los solteros
Pierre Bourdieu
Traducción de Thomas Kauf
Anagrama
268 págs.
17,00 €
No hay comentarios:
Publicar un comentario