domingo, 12 de diciembre de 2010

MALDI-DESEOS DE NAVIDAD

MALDI-DESEOS DE NAVIDAD

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El que se alimenta de deseos reprimidos finalmente se pudre
(William Blake)

He de confesaros que soy portadora de una gran virtud. Es una virtud de la que no todo el mundo puede presumir. Para gozar de ella se necesitan años de duro entrenamiento y, en ocasiones, de crueles enfrentamientos. Es un camino arduo y duro el que hay que recorrer hasta llegar a poseerla, pero la vida, en ocasiones, es difícil para el que ansía lo mejor.

Tengo una gran virtud, damas y caballeros, tengo una fabulosa y enorme virtud que no es otra que la de no saber perdonar.

Decir “yo perdono pero no olvido” es la cosa más absurda que he escuchado jamás. Es un sinsentido. Quizá fuera más correcto decir algo como “yo te perdono y también te olvido”… y, ni eso, ¡qué carajo!: yo, ni te perdono, ni te olvido… y más vale que no te cruces por mi camino porque, si lo haces, además de no perdonarte y olvidarte, también me vengaré y te clavaré un tenedor en el ojo.

Seamos sinceros, en el fondo de vuestro corazón, ¿habéis perdonado al que tanto daño os hizo?, ¿de verdad soy capaces de recordar “la gran faena” sin que os hierva la sangre?, ¿acaso nunca tenéis malos pensamientos para el prójimo?

Sabía que seríais sinceros y contestaríais con un rotundo y categórico ¡NO!.

Si, por el contrario, alguien pensó que gente de mi calaña no merece estar en este adorable mundo y optaron por el perdón absoluto, hagan el favor de pasarse por aquí, y de no volver jamás a este blog. Aquí no acepto insensatos capaces de dar su perdón.

Y, dicho todo esto, aprovecho que estamos en época navideña donde lo que se estila es pedir deseos como si no costaran dinero. Por mi parte, voy a ponerme manos a la obra con el tema de las peticiones, pero lo haré con una pequeña salvedad: este año, mis deseos, los he convertido en maldi-deseos para todo aquel que los merece: que se agarren los machos porque pienso poner todo mi empeño en que se hagan realidad.

Ahí van:

Maldi-deseo # 1: A ti, dependienta ostentosa, que con tus dulces palabras y tus crueles armas de vendedora, me convenciste para que comprase un vestido que, costándome mi sueldo de tres meses, me quedaba como a un cristo dos pistolas. A ti, que conseguiste que fuera a la fiesta más importante del año hecha una auténtica payasa. A ti, que te aprovechaste de mi día compulsivo, de mi baja autoestima en un día de regla y de las prisas y desesperación de última hora. A ti y solamente a ti, te deseo que durante el 2009 seas la más fea de las feas en toda aquella fiesta en la que te persones y que luzcas los vestidos más horrendos jamás vistos. También te deseo que te salgan unos juanetes tan grandes como puños y que sólo puedas calzarte, durante todos los días del año, chanclas de piscina.

Maldi-deseo # 2: A ti, hombrecito acomplejado, personaje triste y cobardica que has logrado, un año más, que mi gran amiga volviera a llorar de esquina en esquina por tu ingrato amor. A ti, que por tu falta de coraje y valentía, volviste a decantarte por una vida aburrida y vacía de sentimientos. A ti, que por no saber como afrontar las intempestades de la vida, decidiste ignorar el verdadero amor. A ti y solamente a ti, te deseo que un herpes genital transitorio haga que te pases todas las navidades rascándote tus partes nobles con la desesperación que lo hace un perro sarnoso. Te deseo que no puedas comer un solo langostino en estas fiestas porque no puedas dejar de rascar tu entrepierna y que todo el mundo te mire con el temor con el que se le mira a un tiñoso. Y dame las gracias por mi benevolencia, si existe justicia en este mundo, a ella le concederán su deseo que, puedes obviar, es bastante más entrañable y afectuoso que el mío.

Maldi-deseo # 3: A ti, mujercilla anónima, especuladora sin miramientos que nos quitaste el piso de nuestros sueños porque tú lo señalizaste horas antes que nosotros. A ti, ingrata malévola que tiraste por la borda todas las ilusiones puestas en la casa de nuestra vida. A ti que me hiciste hacer 300 planos redistribuyendo una casa que finalmente no nos dejaste comprar. A ti y solamente a ti, te deseo que Paco Clavel decore tu hogar, que seas castigada con rimbombantes adornos navideños durante todo el año. Que cuando quieras encender la luz de la cocina se encienda la del baño y que cuando quieras encender la luz del baño se te bajen todas las persianas de la casa. También te deseo que nadie quiera visitar tu casa porque sea como ir a Museo de los Horrores y que un insoportable hedor a pis de gato se adueñe de tu dormitorio por lo que tengas que dormir todos los días del 2009, en un plato de ducha.

Maldi-deseo # 4: A ti, majadero y mentecato, pelmazo con funcionamiento intelectual inferior a la media; personaje vulgar con limitaciones en las relaciones sociales y que solicitas a gritos un adestramiento severo para vivir en sociedad. A ti, barriobajero que pintas con rotulador cada esquina que encuentras, que sueltas tu estúpida firma en comercios, portales y cubos de basura. A ti que desconoces lo que es vivir en sociedad, que mereces vivir entre escombros y mugre. A ti y solamente a ti, te deseo que el 1 de enero amanezcas con un tatuaje en la frente que diga “Soy un cretino”, que se te infecten todos los pelos del sobaco y que no puedas bajar los brazos nunca más. Te deseo, también, que recibas una colleja por cada pintada que has hecho y que sufras una intoxicación por una continua inhalación de rotulador indeleble color rosa.

Maldi-deseo # 5: A ti, empresario corrupto, malechor cateto y cruel, jerifalte dictador sin estudios que dejaste a un miembro de mi familia y a tantas otras personas en la calle sin ningún tipo de aviso ni pudor. Que pasaste por alto la dedicación de todos y cada uno de ellos a una empresa que tú te encargaste de destruir en cuestión de meses. A ti, que dejaste sin pagas extraordinarias a tanta gente para embolsártelo y comprarte un Mercedes de fontanero. A ti, nuevo rico garrulo, que les hablaste con desprecio y despotismo, que jugaste con sus sueldos y les engañaste. A ti te deseo que estas navidades las pases más solo que un ajo, que te rompas los dos brazos y todos y cada uno de tus dedos. Te deseo, también, que un enorme y sanguilonento sarpullido invadan la parte interna de tus párpados y que sólo puedas saciar tu picor, frotando tu cara contra una mesa astillosa. A ti y solamente a ti, te deseo que tu menú de estas navidades sea una rodaja de salchichón llena de moho que te provoque una diarrea crónica.

Y todo esto, sólo para empezar a hablar. Se me ocurren tantos maldi-deseos que comienzo a darme miedo de mí misma. Será mejor dejarlo aquí y no dejar más pistas por escrito. Ahora, os invito a exponer vuestros maldi-deseos para el próximo año. Os aseguro que es un buen ejercicio de relajación. Yo, me acabo de quedar como nueva.

A todos los demás, a los que me habéis vuelto a hacer tan feliz, a todos los que me habéis hecho reír tanto, a todos los que me han apoyado y estado conmigo en lo bueno y en lo malo, a todos y cada uno de vosotros: ¡FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!

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