sábado, 8 de diciembre de 2012

EL ALMA DEL HOMBRE BAJO ES SOCIALISMO de Oscar Wilde




   EL ALMA DEL HOMBRE BAJO ES SOCIALISMO
                                                                                             Oscar Wilde
La principal ventaja que acarrearía la implantación del Socialismo es, sin duda, la de relevarnos
de la sórdida necesidad de vivir para otros que, en el actual estado de cosas, tanto presiona
sobre casi todos. En realidad, casi nadie escapa a ella.
De tanto en tanto, en el curso del siglo, un gran hombre de ciencia como Darwin; un gran poeta
como Keats; un fino espíritu crítico como el del señor Renan; un artista supremo como Flaubert,
ha podido aislarse, mantenerse fuera del alcance de los clamorosos reclamos de los demás,
mantenerse  al resguardo del muro como dice Platón, y así realizar la perfección que había
dentro suyo, para su propio incomparable beneficio, y para el incomparable y duradero beneficio
de todo el mundo. Estas, sin embargo, son las excepciones. La mayoría de la gente arruina su
vida por un malsano y exagerado altruismo; en realidad, se ven forzados a arruinarse así. Es
inevitable que se conmuevan, al verse rodeados de tan tremenda pobreza, tremenda fealdad,
tremenda hambre. En el hombre, las emociones se suscitan más rápidamente que la
inteligencia; y como señalara hace algún tiempo en un artículo sobre la función de la crítica, es
mucho más fácil solidarizarse con el sufrimiento que con el pensamiento. De esta forma, con
admirables, aunque mal dirigidas intenciones, en forma muy seria y con mucho sentimiento, se
abocan a la tarea de remediar los males que ven. Pero sus remedios no curan la enfermedad:
simplemente la prolongan. En realidad sus remedios son parte de la enfermedad.
Tratan de resolver el problema de la pobreza, por ejemplo, manteniendo vivos a los pobres; o,
como lo hace una escuela muy avanzada, divirtiendo a los pobres.
Pero ésta no es una solución; es agravar la dificultad. El objetivo adecuado es tratar de
reconstruir la sociedad sobre una base tal que la pobreza resulte imposible. Y las virtudes
altruistas realmente han evitado llevar a cabo este objetivo. Así como los peores dueños de
esclavos fueron los que trataron con bondad a sus esclavos, evitando así que los que sufrían el
sistema tomaran conciencia del horror del mismo, y los que observaban lo comprendiesen, igual
sucede con el estado actual de cosas en Inglaterra, donde la gente que más daño hace es la
que trata de hacer más bien; y por fin hemos tenido hombres que estudiaron realmente el
problema y conocen la vida -hombres educados que viven en el East End -adelantándose e
implorando a la comunidad para que restrinja sus impulsos altruistas de caridad, benevolencia y
otros parecidos. Se basan en la afirmación de que la caridad degrada y desmoraliza. Están
perfectamente en lo cierto. La caridad crea una multitud de pecados.
También debe decirse esto al respecto. Es inmoral usar la propiedad privada a fin de aliviar los
terribles males que resultan de la misma institución de la propiedad privada. Es a la vez inmoral
e injusto.
Bajo el Socialismo todo esto, naturalmente, se modificará. No habrá gente viviendo en fétidas
pocilgas, vestida con hediondos andrajos, criando niños débiles, acosados por el hambre, en
medio de circunstancias absolutamente imposibles y repulsivas. La seguridad de la sociedad no
dependerá, como sucede ahora, del estado del tiempo. Si llega una helada no tendremos a cien
mil hombres sin trabajo, deambulando por las calles miserablemente, o pidiendo limosna a sus
vecinos, o apiñándose ante las puertas de detestables albergues para tratar de asegurarse un
pedazo de pan y un sucio lugar donde pasar la noche. Cada miembro de la sociedad compartirá
la prosperidad y felicidad general, y si cae una helada, prácticamente nadie estará peor.
Continúa en: http://www.infocentro.gob.ve/_galeria/archivo/2/documento_678_El_alma_del_hombre_bajo_el_socialismo.pdf
http://www.infocentro.gob.ve/_galeria/archivo/2/documento_678_El_alma_del_hombre_bajo_el_socialismo.pdf

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