10.232 kilómetros separan a
Roma de la localidad californiana de
Malibu, a orillas del
océano Pacífico. Pero cuando entras a
Getty Villa, cerca de la ciudad de
Los Ángeles, esa distancia se desvanece, y retrocedes un par de milenios en el tiempo.
Getty Villa es un centro dedicado a las artes y culturas de la Antigua Grecia, Roma y Etruria. Depende del Museo J. Paul Getty, que tiene su sede principal (Getty Center) en Los Ángeles, otro lugar muy recomendable de visitar si estás por el sur de California.
El empresario y filántropo norteamericano Jean Paul Getty aportó los fondos necesarios y una mansión en Malibu a un fideicomiso que lleva su nombre, junto con las obras de arte que coleccionó desde la década de 1930.
En este lugar, a pocos metros del océano Pacífico, inauguró en 1974 el Museo J. Paul Getty, que luego trasladó su sede principal al Getty Center.
El centro es una recreación de las villas de veraneo del Imperio Romano, en especial de la Villa de los Papiros de Herculano. Tras su reforma reciente, fue reabierta como sede de colecciones arqueológicas.
Visité Getty Villa el 13 de enero pasado junto a mi amigo Luis Durruty. El paseo es fascinante, por el entorno y por las obras excepcionales del museo.
Te comparto aquí algunas fotos que tomé en ese paseo:
Estanque y jardines de Getty Villa, California.
Bustos de mujeres romanas en el museo de Getty Villa, California.
Rodete de oro egipcio en el museo de Getty Villa, California.
Estatua en jardín exterior de Getty Villa, California.
Algunas recomendaciones: utiliza la audio guía, muy completa. Si vas en automóvil, reserva con antelación tu lugar en el estacionamiento. El ingreso al centro es gratuito, pero el estacionamiento cuesta 15 dólares y debes solicitar tu lugar a través de la web del museo.
Puedes ver más fotos propias del museo
aquí y de sus exteriores
aquí.
La súbita erupción del Vesubio el 24 de agosto del año 79 sepultó en lava las poblaciones de Pompeya, Herculano, Estabia y Oplontis, en el golfo de Nápoles.
Resulta que en el planeta del principito había, como en todos los planetas, hierbas buenas y hierbas malas. Por lo tanto buenas semillas de hierbas buenas y malas semillas de hierbas malas. Pero las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una se le antoja despertarse. Entonces se estira, y extiende tímidamente hacia el sol una encantadora ramita inofensiva. Si se trata de una ramita de rábano o de rosal, se la puede dejar crecer como quiera. Pero si se trata de una maleza, hay que arrancarla en seguida, en cuanto se la pudo reconocer. Ahora bien, había unas semillas terribles en el planeta del principito... eran las semillas de baobab. El suelo del planeta estaba plagado de ellas. Y de un baobab, si uno se deja estar, no es posible desembarazarse nunca más. Obstruye todo el planeta. Lo perfora con sus raíces. Y si el planeta es demasiado pequeño, y si los baobabs son numerosos, lo hacen estallar.
