sábado, 29 de agosto de 2015
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miércoles, 26 de agosto de 2015
Mi vida con la ola. (Octavio Paz)
mayo 9, 2007 in Escritores y sus obras, Libros
"Cuando dejé aquel mar, una ola se adelanto entre todas. Era esbelta y ligera. A pesar de los gritos de las otras, que la detenían por el vestido flotante, se colgó de mi brazo y se fue conmigo saltando. No quise decirle nada, porque me daba pena avergonzarla ante sus compañeras. Además, las miradas coléricas de las mayores me paralizaron.
Cuando llegamos al pueblo, le expliqué que no podía ser, que la vida en la ciudad no era lo que ella pensaba en su ingenuidad de ola que nunca ha salido del mar. Me miro seria: “Su decisión estaba tomada. No podía volver.” Intente dulzura, dureza, ironía. Ella lloro, grito, acaricio, amenazo. Tuve que pedirle perdón. Al día siguiente empezaron mis penas. ¿Cómo subir al tren sin que nos vieran el conductor, los pasajeros, la policía? Es cierto que los reglamentos no dicen nada respecto al transporte de olas en los ferrocarriles, pero esa misma reserva era un indicio de la severidad con que se juzgaría nuestro acto.
Tras de mucho cavilar me presente en la estación una hora antes de la salida, ocupé mi asiento y, cuando nadie me veía, vacié el depósito de agua para los pasajeros; luego, cuidadosamente, vertí en él a mi amiga.
El primer incidente surgió cuando los niños de un matrimonio vecino declararon su ruidosa sed. Les salí al paso y les prometí refrescos y limonadas. Estaban a punto de aceptar cuando se acerco otra sedienta. Quise invitarla también, pero la mirada de su acompañante me detuvo. La señora tomo un vasito de papel, se acerco al depósito y abrió la llave. Apenas estaba a medio llenar el vaso cuando me interpuse de un salto entre ella y mi amiga. La señora me miro con asombro. Mientras pedía disculpas, uno de los niños volvió abrir el depósito. Lo cerré con violencia.
La señora se llevo el vaso a los labios: -Ay el agua esta salada. El niño le hizo eco. Varios pasajeros se levantaron. El marido llamo al Conductor: -Este individuo echo sal al agua. El Conductor llamo al Inspector: -¿Conque usted echo substancias en el agua? El Inspector llamo al Policía en turno: -¿Conque usted echo veneno al agua? El Policía en turno llamo al Capitán: – ¿Conque usted es el envenenador? El Capitán llamo a tres agentes. Los agentes me llevaron a un vagón solitario, entre las miradas y los cuchicheos de los pasajeros. En la primera estación me bajaron y a empujones me arrastraron a la cárcel. Durante días no se me hablo, excepto durante los largos interrogatorios. Cuando contaba mi caso nadie me creía, ni siquiera el carcelero, que movía la cabeza, diciendo: “El asunto es grave, verdaderamente grave. ¿No había querido envenenar a unos niños?”. Una tarde me llevaron ante el Procurador. -Su asunto es difícil -repitió-. Voy a consignarlo al Juez Penal. Así paso un año. Al fin me juzgaron. Como no hubo víctimas, mi condena fue ligera. Al poco tiempo, llego el día de la libertad. El Jefe de la Prisión me llamo: -Bueno, ya esta libre. Tuvo suerte. Gracias a que no hubo desgracias. Pero que no se vuelva a repetir, por que la próxima le costara caro… Y me miro con la misma mirada seria con que todos me veían.
Esa misma tarde tome el tren y luego de unas horas de viaje incómodo llegue a México. Tome un taxi y me dirigí a casa. Al llegar a la puerta de mi departamento oí risas y cantos. Sentí un dolor en el pecho, como el golpe de la ola de la sorpresa cuando la sorpresa nos golpea en pleno pecho: mi amiga estaba allí, cantando y riendo como siempre. -¿Cómo regresaste? -Muy fácil: en el tren. Alguien, después de cerciorarse de que sólo era agua salada, me arrojo en la locomotora. Fue un viaje agitado: de pronto era un penacho blanco de vapor, de pronto caía en lluvia fina sobre la máquina. Adelgace mucho. Perdí muchas gotas. Su presencia cambio mi vida. La casa de pasillos obscuros y muebles empolvados se lleno de aire, de sol, de rumores y reflejos verdes y azules, pueblo numeroso y feliz de reverberaciones y ecos.
¡Cuántas olas es una ola o como puede hacer playa o roca o rompeolas un muro, un pecho, una frente que corona de espumas! Hasta los rincones abandonados, los abyectos rincones del polvo y los detritus fueron tocados por sus manos ligeras. Todo se puso a sonreír y por todas partes brillaban dientes blancos. El sol entraba con gusto en las viejas habitaciones y se quedaba en casa por horas, cuando ya hacia tiempo que había abandonado las otras casas, el barrio, la ciudad, el país. Y varias noches, ya tarde, las escandalizadas estrellas lo vieron salir de mi casa, a escondidas. El amor era un juego, una creación perpetua. Todo era playa, arena, lecho de sábanas siempre frescas. Si la abrazaba, ella se erguía, increíblemente esbelta, como tallo liquido de un chopo; y de pronto esa delgadez florecía en un chorro de plumas blancas, en un penacho de risas de caían sobre mi cabeza y mi espalda y me cubrían de blancuras. O se extendía frente a mí, infinita como el horizonte, hasta que yo también me hacia horizonte y silencio. Plena y sinuosa, me envolvía como una música o unos labios inmensos. Su presencia era un ir y venir de caricias, de rumores, de besos. Entraba en sus aguas, me ahogaba a medias y en un cerrar de ojos me encontraba arriba, en lo alto del vértigo, misteriosamente suspendido, para caer después como una piedra, y sentirme suavemente depositado en lo seco, como una pluma. Nada es comparable a dormir mecido en las aguas, si no es despertar golpeado por mil alegres látigos ligeros, por arremetidas que se retiran riendo.
Pero jamás llegue al centro de su ser. Nunca toque el nudo del ay y de la muerte. Quizá en las olas no existe ese sitio secreto que hace vulnerable y mortal a la mujer, ese pequeño botón eléctrico donde todo se enlaza, se crispa y se yergue, para luego desfallecer. Su sensibilidad, como las mujeres, se propagaba en ondas, solo que no eran ondas concéntricas, sino excéntricas, que se extendían cada vez mas lejos, hasta tocar otros astros. Amarla era prolongarse en contactos remotos, vibrar con estrellas lejanas que no sospechamos. Pero su centro… no, no-tenia centro, sino un vació parecido al de los torbellinos, que me chupaba y me asfixiaba.
Tendido el uno al lado de otro, cambiábamos confidencias, cuchicheos, risas. Hecha un ovillo, caía sobre mi pecho y allí se desplegaba como una vegetación de rumores. Cantaba a mi oído, caracola. Se hacia humilde y transparente, echada a mis pies como un animalito, agua mansa. Era tan límpida que podía leer todos sus pensamientos. Ciertas noches su piel se cubría de fosforescencias y abrazarla era abrazar un pedazo de noche tatuada de fuego. Pero se hacia también negra y amarga. A horas inesperadas mugía, suspiraba, se retorcía. Sus gemidos despertaban a los vecinos. Al oírla el viento del mar se ponía a rascar la puerta de la casa o deliraba en voz alta por alas azoteas. Los días nublados la irritaban; rompía muebles, decía malas palabras, me cubría de insultos y de una espuma gris y verdosa. Escupía, lloraba, juraba, profetizaba. Sujeta a la luna, las estrellas, al influjo de la luz de otros mundos, cambiaba de humor y de semblante de una manera que a mí me parecía fantástica, pero que era tal como la marea.
Empezó a quejarse de soledad. Llene la casa de caracolas y conchas, pequeños barcos veleros, que en sus días de furia hacia naufragar (junto con los otros, cargados de imágenes, que todas las noches salían de mi frente y se hundía en sus feroces o graciosos torbellinos) ¡Cuantos pequeños tesoros se perdieron en ese tiempo! Pero no le bastaban mis barcos ni el canto silencioso de las caracolas. Confieso que no sin celos los veía nadar en mi amiga, acariciar sus pechos, dormir entre sus piernas, adornar su cabellera con leves relámpagos de colores. Entre todos aquellos peces había unos particularmente repulsivos y feroces, unos pequeños tigres de acuario, grandes ojos fijos y bocas hendidas y carniceras. No sé por que aberración mi amiga se complacía en jugar con ellos, mostrándoles sin rubor una preferencia cuyo significado prefiero ignorar. Pasaba largas horas encerrada con aquellas horribles criaturas.
Un día no pude más; eche abajo la puerta y me arroje sobre ellos. Ágiles y fantasmales, se me escapaban entre las manos mientras ella reía y me golpeaba hasta derribarme. Sentí que me ahogaba. Y cuando estaba a punto de morir, morado ya, me deposito en la orilla y empezó a besarme, y humillado. Y al mismo tiempo la voluptuosidad me hizo cerrar los ojos. Porque su voz era dulce y me hablaba de la muerte deliciosa de loas ahogados.
Cuando volví en mi, empecé a temerla y a odiarla. Tenia descuidados mis asuntos. Empecé a frecuentar los amigos y reanude viejas y queridas relaciones. Encontré a una amiga de juventud. Haciéndole jurar que me guardaría el secreto, le conté mi vida con la ola. Nada conmueve tanto a las mujeres como la posibilidad de salvar a un hombre.
Mi redentora empleo todas sus artes, pero, ¿qué podía una mujer, dueña de un número limitado de almas y cuerpos, frente a mi amiga, siempre cambiante – y siempre idéntica a sí misma en su metamorfosis incesantes? Vino el invierno. El cielo se volvió gris. La niebla cayo sobre la ciudad. Llovía una llovizna helada. Mi amiga gritaba todas las noches. Durante el día se aislaba, quieta y siniestra, mascullando una sola silaba, como una vieja que rezonga en un rincón. Se puso fría; dormir con ella era tirar toda la noche y sentir como se helaba paulatinamente la sangre, los huesos, los pensamientos. Se volvió impenetrable, revuelta. Yo salía con frecuencia y mis ausencias eran cada vez mas prolongadas. Ella, en su rincón, aullaba largamente. Con dientes acerados y lengua corrosiva roía los muros, desmoronaba las paredes. Pasaba las noches en vela, haciéndome reproches. Tenía pesadillas, deliraba con el sol, con un gran trozo de hielo, navegando bajo cielos negros en noches largas como meses. Me injuriaba. Maldecía y reía; llenaba la casa de carcajadas y fantasmas. Llamaba a los monstruos de las profundidades, ciegos, rápidos y obtusos. Cargada de electricidad, carbonizaba lo que rozaba. Sus dulces brazos se volvieron cuerdas ásperas que me estrangulaban. Y su cuerpo verdoso y elástico, era un látigo implacable, que golpeaba, golpeaba, golpeaba.
Huí. Los horribles peces reían con risa feroz. Allá en las montañas, entre los altos pinos y los despeñaderos, respire el aire frió y fino como un pensamiento de libertad. Al cabo de un mes regresé. Estaba decidido. Había hecho tanto frío que encontré sobre el mármol de la chimenea, junto al fuego extinto, una estatua de hielo. No me conmovió su aborrecida belleza. Le eché en un gran saco de lona y salí a la calle, con la dormida a cuestas. En un restaurante de las afueras la vendí a un cantinero amigo, que inmediatamente empezó a picarla en pequeños trozos, que depositó cuidadosamente en las cubetas donde se enfrían las botellas."
martes, 25 de agosto de 2015
Noches blancas de Colette
NUIT BLANCHE |
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NOCHE BLANCA
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No hay en nuestra casa más que un lecho, demasiado ancho para ti, un poco estrecho para nosotros dos. Es casto, blanco del todo, desnudo del todo; ningún cubrecama oculta, en pleno día, su honesto candor. Los que vienen a vernos lo miran tranquilamente, y no vuelven los ojos con un aire cómplice, porque está marcado, en medio, por un solo valle, como el lecho de una muchacha que duerme sola. No saben, los que entran aquí, que cada noche el peso de nuestros cuerpos juntos ahonda un poco más, bajo su mortaja voluptuosa, ese valle no más amplio que una tumba. | |
¡Oh, nuestro lecho desnudo! Una lámpara deslumbrante, inclinada sobre él, lo desviste más todavía. No buscamos, en el crepúsculo, la sombra sabia, de un gris de araña, que filtra un dosel de encaje; ni la luz rosa de una lamparilla color de conchas marinas... Astro sin alba y sin ocaso, nuestro lecho no cesa de irradiar más que para hundirse en una noche profunda y aterciopelada.
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Un halo de perfume lo aureola; - embalsama, rígido y blanco como el cuerpo de una bienaventurada difunta. Es un perfume complicado que sorprende, que se respira con atención, con la preocupación de distinguir el alma rubia de tu tabaco preferido, el aroma más rubio de tu piel tan clara, y ese sándalo quemado que se exhala de mí; pero este agreste olor de hierbas aplastadas, ¿quién puede decir si es mío o tuyo?!
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¡Acógenos esta noche, oh nuestro lecho, y que tu fresco valle se ahonde un poco más bajo la somnolencia febril con que nos ha embriagado una jornada de primavera, en los jardines y en los bosques
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Yazgo sin movimiento, la cabeza sobre tu dulce hombro. Voy a descender, seguramente hasta mañana, al fondo de un negro sueño, un sueño tan obstinado, tan cerrado, que las alas de los sueños vendrán en vano a golpearlo. Voy a dormir... Espera tan sólo que busque, para la planta de mis pies que hormiguea y arde, un sitio fresco del todo... Tú no te has movido. Respiras con largas aspiraciones, pero siento tu hombro todavía despierto, atento a ahuecarse bajo mi mejilla... Durmamos... Las noches de mayo son tan cortas... A pesar de la oscuridad azul que nos baña, mis párpados están todavía llenos de sol, de llamas rosas, de sombras que se mueven, balanceadas, y contemplo mi jornada con los ojos cerrados, como se inclina una detrás del abrigo de una persiana, sobre un jardín de verano deslumbrante.
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¡Cómo palpita mi corazón! Oigo también el tuyo bajo mi oreja. ¿No duermes tú? ¿No duermes? Levanto un poco la cabeza, adivino la palidez de tu rostro caído hacia atrás, la sombra salvaje de tus cortos cabellos. Tus rodillas son frescas como dos naranjas... Vuélvete hacia mi lado, para que las mías les roben ese liso frescor.
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¡Ah! ¡Durmamos...! Mil hormigas corren mil veces, con mi sangre, bajo mi piel. Los músculos de mis tobillos palpitan, mis orejas tiemblan, y nuestro dulce lecho, ¿está sembrado de agujas de pino, esta noche? ¡Durmamos! ¡Lo quiero!
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No puedo dormir. Mi insomnio feliz palpita, alegre, y adivino, con tu inmovilidad, el mismo abatimiento tembloroso... Tú no te mueves. Tú esperas que yo me duerma. Tu brazo se aprieta, a veces, en torno de mí por tierna costumbre, y tus pies encantadores se entrelazan con los míos... El sueño se acerca, me roza y huye... ¡Lo veo! Es semejante a esa mariposa de pesado terciopelo que yo perseguía en el jardín inflamado de iris... ¿Recuerdas? ¡Qué luz, qué impaciente juventud exaltaba toda aquella jornada...! Una brisa ácida y apresurada lanzaba sobre el sol una humareda de nubes rápidas, ajaba al paso las hojas demasiado tiernas de los tilos, y las flores del nogal caían convertidas en orugas enrojecidas sobre nuestros cabellos, con las flores de las paulonias, de un morado lluvioso de cielo parisiense... Los brotes de las grosellas que tú magullabas, la acedera salvaje en forma de rosa en medio del césped, la menta tierna del todo, todavía morena, la salvia vellosa como una oreja de liebre, todo desbordaba un jugo fuerte y pimentado, del que mezclaba en mis labios el gusto de alcohol y de licor de limón.
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Yo no sabía más que reír y gritar, pisoteando la larga hierba jugosa que manchaba mi vestido... Tu alegría tranquila velaba sobre mi locura, y cuando he tendido la mano para alcanzar aquellas gavanzas, ¿sabes? de un rosa tan conmovedor, la tuya ha roto la rama antes que yo, y has quitado, una por una, las espinitas curvadas, color de coral con forma de garras... Me has dado las flores desarmadas...
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Me has dado flores desarmadas. Me has dado, para que descanse jadeante, el mejor sitio a la sombra, bajo el árbol de lilas de Persia con racimos maduros. Has recogido para mí las anchas azulinas de las canastillas, flores encantadas cuyo corazón velloso emana olor a albérchigo... Me has dado la nata del botecito de leche, en la hora de la merienda; cuando mi hambre feroz te hacía sonreír... Me has dado el más dorado pan, y veo todavía tu mano transparente al sol, alzada para arrojar la avispa que se ahogaba, cogida en los rizos de mis cabellos... Has colocado sobre mis espaldas una ligera capa cuando una nube más larga ha pasado lentamente, hacia el fin del día, y he temblado toda sudorosa, ebria del todo, de un placer sin nombre entre los hombres, el placer ingenuo de los animales, felices en la primavera... Me has dicho: «Vuelve... Párate... ¡Regresemos!» Me has dicho...
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¡Ah! Si pienso en ti se acabó mi descanso. ¿Qué hora acaba de sonar? He aquí que las ventanas azulean. Oigo palpitar mi sangre, o tal vez es el murmullo de los jardines, allá lejos... ¿Duermes? No. Si acercara mi mejilla a la tuya sentiría temblar tus cejas como el ala de una mosca cautiva... Tú no duermes. Espías mi fiebre. Me guareces contra los malos sueños; piensas en mí como pienso en ti, y fingimos, por un extraño pudor sentimental, un apacible sueño. Mi cuerpo entero se abandona distendido, y mi nuca pesa sobre tu dulce espalda pero nuestros pensamientos se aman, discretamente, a través de esta alba azul, tan presta a crecer.
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Pronto la barra luminosa, entre las cortinas, va a avivarse, a tornarse rosa... Unos cuantos minutos más, y podré leer en tu hermosa frente, en tu mentón delicado, en tu boca triste y tus párpados cerrados, la voluntad de aparecer dormido... Es la hora en que mi cansancio, mi insomnio enervador no podrán ya callarse, en que sacaré los brazos fuera de este lecho febril y mis talones malvados preparan ya su andar astuto...
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Entonces, fingirás que te despiertas. Entonces podré refugiarme en ti, con confusas quejas injustas, con suspiros exagerados, con crispaciones que maldecirán el día llegado ya, la noche tan tarde en terminar, el ruido de la calle... Porque sé que entonces apretarás tu abrazo, y que, si el acunamiento de tus brazos no es suficiente para calmarme, tu beso se hará más tenaz, tus manos más amorosas, y que me concederás la voluptuosidad como un socorro, como el exorcismo soberano que expulsa de mí a los demonios de la fiebre, de la ira, de la inquietud... Me darás la voluptuosidad, inclinado sobre mí, los ojos llenos de una ansiedad maternal, tú que buscas, a través de tu amiga apasionada, el hijo que no has tenido...
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lunes, 24 de agosto de 2015
TEXTOS PARALELOS - PARALLEL TEXTS
Audiolibros y libros en español francés e inglés
http://albalearning.com/audiolibros/textosparalelos.html
jueves, 20 de agosto de 2015
Leer o releer: ¿cuántas veces leíste tu libro favorito?
Sin ninguna muestra de culpa o de frustración los niños adoran las historias que ya conocen de memoria. Nunca se cansan de oírlas. Saber lo que ocurrirá, cómo y cuándo, no es un obstáculo para el goce que la historia les produce.
Los adultos, en cambio, a menudo olvidamos el placer de releer. Después de todo, hay tantos libros para leer, tantos que culposamente ponemos en lista de espera junto con otros que han acabado de editarse, que sentarse a releer un viejo libro parece una pérdida de tiempo.
Este último razonamiento es matemáticamente inaplicable: aunque uno pudiese leer un libro por día durante un año no llegaríamos ni siquiera al 1% de las obras que se publican anualmente.
Por eso el lector inteligente, es decir, el lector que sabe lo que quiere y lo que detesta, suele ser también un relector furioso.
La relectura de nuestras novelas favoritas es una especie de ritual. Los ritmos y cadencias de ese rito no tienen nada que ver con la lectura, sino más bien con el reencuentro y el placer de redescubrir pequeños matices y detalles que nos siguen asombrando.
Para muchos la relectura de sus libros favoritos es una ceremonia que se cumple rigurosamente todos los años. Ese hábito, creo, es el mejor elogio que se le puede hacer a una obra.
Si captar la atención de un lector es difícil, cuánto más lo es lograr que regrese una y otra vez a las mismas páginas, que nunca parecen ociosas ni congestionadas; solo para advertir que la relecturaes un sutil engaño al que nos entregamos con devota satisfacción.
Porque los libros no cambian.
Pero las personas sí.
Y nunca somos los mismos la segunda vez que abrimos un libro.
Quizás por eso es imposible releer el mismo libro. El que lo leyó antes fue otro, muy parecido a nosotros, casi idéntico, indistinguible para los demás, pero irreversiblemente otro.
http://elespejogotico.blogspot.com.ar/2015/08/leer-o-releer-cuantas-veces-leiste-tu.html
10 novelas victorianas mejores que 50 sombras de Grey
10 novelas victorianas mejores 50 sombras de Grey.
Es fácil caer en la presunción de que las personas de la era victoriana cultivaban el recato como estilo de vida, pero lo cierto es que eran tan exquisitamente depravadas como nosotros, solo que ejercían con excelencia el hábito de la prudencia.
Desde luego, este sutil ocultamiento se derrumba cuando examinamos de cerca algunas novelas victorianas. Recién ahí podemos darnos cuenta de qué materia estaban construidas sus fantasías
1) El romance de la lujuria (The Romance of Lust)
Relata las picantes aventuras de Charlie Roberts, un jóven que atraviesa su despertar hacia un mundo lleno de tentaciones; la mayoría de ellas, naturalmente, bajo la máscara de oscuras perversiones.
Sus escenas de encuentros grupales enrojecerían incluso al marqués de Sade.
2) Los pecados de las ciudades de la planicie (The Sins of the Cities of the Plain)
También publicado como Los recuerdos de Maryanne (The Recollections of a Maryanne), inaugura un tipo de ficción victoriana de avanzada que admite la diversidad sin caer en ningún tipo de censuras.
La mayoría de los personajes de la novela, publicada por entregas, están basados en personas de la vida real, como Ernest Boulton y Frederick Park, pioneros de las personas trans. De hecho, la palabra Maryanne del título era parte del slang que se empleaba para discriminar a los homosexuales.
Los pecados de las ciudades de la planicie incorpora escenas realmente sórdidas, donde se mezcla la necesidad de expresar y experimentar el deseo con las severas prohibiciones que pesaban sobre las clases bajas victorianas.
3) Historias de convento (The Nunnery Tales)
Menos destacable por su estilo, Historias de convento relata algunas sacrílegas historias de amor entre jóvenes e inocentes monjas con voraces sacerdotes. No posee un valor literario de gran consideración, aunque vale admitir su valentía al abordar un tema tan polémico y, a la vez, estereotipado.
¿Qué cosas ocurren en un convento?
No lo sabemos, pero el erotismo victoriano jugaba con la idea de la flagelación, el castigo, el lesbianismo, el abuso de poder; todo ello a través de una prosa exagerada, ligeramente humorística, que recuerda en cierto modo los panfletos incendiarios de la Francia del siglo XVII sobre la vida en los conventos de reclusión.
4) La perla (The Pearl)
La perla es una pequeña excepción que nos permitimos en esta lista, ya que no se trata de un libropropiamente dicho, sino de una revista que solo alcanzó a distribuir dieciocho entregas antes de que las autoridades la prohibieran por promover la obscenidad.
Podemos pensar en ella como una confusa recopilación de historias calientes, supuestamente reales, que involucran a personajes reconocidos de la vida pública europea.
Si bien el tratamiento era más bien explícito, se destaca más por sus sátiras que por su tratamiento de la literatura roja; de todos modos, cualquiera de sus relatos sería capaz de empalidecer aChristian Grey.
5) Venus en pieles (Venus in Furs, Ritter von Leopold Sacher-Masoch)
Esta famosa novela victoriana, en cierto modo autobiográfica, da inicio al término masoquismo.
Su protagonista, Severin, se enamora perdidamente de una hermosa mujer, a tal punto que para satisfacerla decide convertirse en su esclavo.
Esta obsesión por alcanzar la sumisión total se ensambla perfectamente con la personalidad de Wanda, quien descubre un peculiar y hasta entonces desconocido placer en humillarlo y degradarlo de forma cada vez más cruel a medida que la historia avanza.
6) Autobiografía de una pulga (The Autobiography of a Flea)
Básicamente se trata de una sátira social, pero que retrata una cifra increíble de escenas escandalosas, todas ellas presenciadas por una indiscreta pulga.
Este insecto no solo se permite las mayores indiscreciones, sino que viaja saltando de mujer en mujer, a veces en sus ropas, otras en sitios menos accesibles, recopilando así la vida subterránea de aquellos entalcados victorianos.
Resulta imposible detallar los aspectos más perversos que anota la pulga. Baste decir que la obra abunda en castigos de toda clase y grupos de reunión (y no precisamente para tomar el té).
7) El turco lujurioso (The Lustful Turk)
Otra excepción en nuestra lista, ya que la obra es pre-victoriana, aunque su trama y su desarrollo invitan a incluirla en este verdadero festival del desenfreno.
Podemos pensar en El turco lujurioso como una versión victoriana de los Found Footage Films, es decir, películas como Actividad paranormal, por ejemplo, que se nos presentan como cintas supuestamente reales. Aquí, en cambio, lo que se encuentran son cartas, reales y notoriamente salvajes.
Estas cartas, dirigidas a sus amigas en Inglaterra, proceden de una educada dama que ha sido secuestrada por un lujurioso sultán durante un viaje por Turquía. Inmediatamente se convierte en la favorita del harem, lo cual la coloca a la cabeza de las perversiones más audaces que puedan siquiera concebirse.
Lo que esa abnegada dama inglesa debe vivir a manos del sultán resulta indescriptible.
8) Los misterios de la Casa Verbena (The Mysteries of Verbena House)
Menos osada, aunque igualmente audaz, esta obra se convirtió en un verdadero clásico de la novela victoriana.
Posee una desarrollada fascinación por la disciplina, hábito que los lectores victorianos cultivaban con piadosa rigurosidad.
Naturalmente, la historia se desarrolla en un internado donde todo el mundo disciplina a los demás: alumnas que castigan a sus compañeras pero que a su vez son castigadas por profesores e institutrices, mientras estos últimos se corretean por los pasillos al amparo de la noche con látigos y otros utensillios imprescindibles para la depravación reglamentada.
9) Los papeles de Wippingham (The Whippingham Papers)
Tal como se desprende del nombre Wippingham, la novela elabora un delicado culto a la flagelación, algo que por entonces se conocía como el vicio inglés.
La sublimación del castigo corporal en la novela victoriana inglesa acaso se debe al constante castigo que sus habitantes recibieron durante la etapa escolar, donde era parte esencial del proceso educativo.
Además de explorar el costado más nefasto de estas actividades, que solo deberían ser legítimas en un ámbito de intimidad y consenso, la novela recupera una buena porción de la poesía maldita de Algernon Charles Swinburne; hombre muy enfrascado en el tema.
10) Ginecocracia (Gynecocracy)
Tanto la clase aristocrática inglesa como otras de menor poder económico conocían a la perfección los diabólicos castigos propinados por niñeras e institutrices. Este conocimiento público, que rara vez comentado en voz alta, dio paso a una vasta pero también prohibida literatura.
Ginecocracia es su ejemplo más descarnado.
Aquellos castigos institucionalizados se transforman aquí en un secreto deseo de sumisión, donde infernales niñeras obligan a los muchachos a vestir ropa de mujer y realizar todo tipo de prácticas inadecuadas para el correcto gentelman.
Es, sin dudas, una de las mejores novelas victorianas donde las mujeres toman el mando y reducen a los hombres a una servidumbre absoluta, humillante, por momentos incluso ridícula; donde los incidentes descritos son verdaderamente irreproducibles fuera de su contexto.
miércoles, 19 de agosto de 2015
Guerrilla de la comunicación
Guerrilla de la comunicación
El término guerrilla de la comunicación se refiere a formas no-convencionales de comunicación e intervención en procesos convencionales de comunicación. Incluye un conjunto de prácticas de subversión política que buscan visibilizar las relaciones sociales de dominio de las sociedades capitalistas contemporáneas, tales como el nuevo y el viejo nacionalismo, el sexismo/patriarcado, el especismo, el racismo y las formas de producción capitalista vinculados a ellos.
Se analiza la normalización de estas relaciones de dominio a nivel de los discursos sociales y de las formas de Gramática Cultural y se formulan propuestas de cómo cuestionarlas. Así pues, la forma de acción de las guerrillas de la comunicación pretende socavar la normalidad y supuesta naturalidad de estas relaciones sociales de dominio abriendo, temporalmente, nuevos espacios liberados y de cuestionamiento hacia ellas.
Se diferencia de otras clases de acción política en que son intentos de criticar los discursos dominantes no basados en la argumentación y la agitación, sino en la utilización e interpretación discordante y disidente de los signos. Su proyecto es la crítica de la no-cuestionabilidad de lo existente. Los actos de comunicación de guerrilla se valen de la manipulación de representaciones, signos o identidades para visibilizar y/o cuestionar estas relaciones de dominio. Siguiendo el clásico esquema de la teoría de la comunicaciónlo que se propone es intervenir el mensaje del discurso dominante para que el receptor lo reciba distorsionado a fin de despertar la crítica a la cultura dominante.
Los conceptos como Hegemonía cultural o habitus, consideran que las relaciones de poder no están fundamentadas en la fuerza bruta sino que somos nosotros mismos quienes producimos, reproducimos y normalizamos estas formas de dominio en nuestras acciones del día a día. Lo hacemos a veces inconscientemente pero muchas veces también lo hacemos conscientemente ya que esta manera de funcionar nos puede beneficiar al proporcionarnos guías de acción en determinadas situaciones y también una posición de poder en otras.
Debido a sus características y a lo inhabitual de estas acciones, a menudo las acciones realizadas por los guerrilleros de la comunicación son o pretenden ser placenteras y divertidas para quienes las desarrollan y para quienes las ven o viven.
Índice
[ocultar]Origen del concepto[editar]
El término ha sido acuñado por el grupo autónomo a.f.r.i.k.a con el fin de dotar de cuerpo teórico a un conjunto de prácticas que si bien ya hace tiempo que se encuentran en el repertorio de acción de la izquierda radical (y otros grupos) a menudo han sido menospreciadas. Los motivos que hacen necesario valorizar y desarrollar estas prácticas son, desde el punto de vista de sus autoras:
1. Una postura irreconciliable con las formas de producción capitalista, con las estructuras de poder y las formas de socialización.
2. El hartazgo respecto las formas tradicionales de acción política de la izquierda radical que anda dando tumbos entre la militancia estricta, la política realista pragmática y la pura crítica ideológica. Este malestar ha aumentado últimamente en la sociedad ante la incapacidad de todas las izquierdas y especialmente la parlamentaria de presentar un proyecto sólido y que los diferencia de la derecha. La denominada "crisis de la izquierda".
3. La conciencia de que los contenidos políticos no se aceptan exclusivamente por su veracidad. Hay que tener en cuenta las condiciones de recepción política y social y acompañar de otros objetivos, además del esclarecimiento, las acciones de la izquierda. En este sentido la guerrilla de la comunicación es un método mas que no entra en contradicción con otras iniciativas sino que más bien las complementa.
En gran parte retoma aportes de crítica cultural radical del situacionismo, entre otros. Así pues actualiza las técnicas del detournement o la creación de situaciones y elhappening.
Comunicólogos, semiólogos y críticos literarios, como Umberto Eco ("Hoy, un país pertenece a quien controla los medios de comunicación") o Roland Barthes han desarrollado importantes aportes teóricos.
Técnicas de la guerrilla de la comunicación[editar]
Pese a que la guerrilla de la comunicación pretende escapar de los recetarios de técnicas de acción puesto que la innovación es su principal arma es interesante ejemplificar ciertos tipos de acciones de los que lleva a cabo y que se podrían llegar a considerar como paradigmáticos de la forma de actuar de dicha guerrilla. Aun así cabe destacar que muchas veces estas técnicas aparecen juntas en una misma acción.
Distanciamiento[editar]
Esta técnica, consiste en pequeños cambios sutiles en la representación que tenemos de las cosas. Podríamos pensar, por ejemplo, en la representación que se tiene habitualmente de como tiene que ser un leñador y cambiar entonces ciertos aspectos de esta representación (un leñador con medias de seda) para promover la reflexión. El problema de esta técnica es que, como sucederá también con otras, no es subversiva por si sola, el contexto y la aplicación de la misma determinaran su efecto.
Collage y Montaje[editar]
Esta técnica se deriva de la anterior, se trata de un tipo de distanciamiento en el que, como si de un collage artístico se tratara, se extraen fragmentos de diversos contextos para crear un contexto nuevo. Pensemos en este caso en ciertos discursos de personajes públicos que se encuentran en la red y que han sido creados juntando y cambiando el orden de otros discursos.
Tergiversación[editar]
Derivada también del distanciamiento, se trata de una versión de este en el que mediante collages o montajes se saca algo de su estética o contexto original para ponerlo en otro contexto. Imaginemos en este caso cualquier imitación en la que se saque al personaje de su contexto (poner un político de derechas en un mitín comunista). En este caso no se crea un contexto nuevo como sucedía con el collage y el montaje.
Sobreidentificación[editar]
Esta técnica consiste en hacer referencia a aquello que es conocido pero es un tabú para el sistema. Un ejemplo histórico es el de Gianfranco Sanguinetti miembro de laInternacional situacionista quién escribió un Rapporto veridico sulle ultima opportunita di salvare il capitalismo in Italia (Esp: Relación verídica sobre las últimas oportunidades de salvar el capitalismo en Italia). En este artículo exponía que la última oportunidad de salvar el capitalismo en Italia pasaba por la entrada en el gobierno Partido Comunista Italiano.
Fake[editar]
El fake es la invención de hechos falsos para crear situaciones verdaderas. Desde la guerrilla de la comunicación el proceso de elaboración de un fake podría pasar por los siguientes pasos:
- Producción de la falsificación (El paro ha bajado)
- Descubrimiento de que algo no funciona por parte de las autoridades (El paro sigue igual)
- Desmentir la falsificación por parte de las autoridades (El paro no ha bajado)
- Reconocimiento de la acción por parte de la guerrilla (Hemos dicho que el paro había bajado pero no era verdad)
Aunque existen distintas versiones del fake en todas ellas la importancia capital recae en obligar a las autoridades a desmentir la información.
Afirmación subversiva[editar]
En este caso se trata de exagerar el discurso del opositor ya sea para hacerlo caer en el ridículo (reducción al absurdo) o para impedir que este pueda realizar un discurso. Vitoreamos a nuestro adversario político durante un mitín para que no pueda realizar su discurso.
Véase también[editar]
Referencias[editar]
Grupo autónomo a.f.r.i.k.a., L. Blisset, S. Brünzels, Manual de guerrilla de la comunicación. Editorial Virus, ISBN 8488455844.
Enlaces externos[editar]
Fake
Fake ('falso' en inglés y en el mundo de la internet) se refiere en general a una falsificación. Se utiliza particularmente en el mundo de Internet y en especial entre los usuariosde programas de descargas (como los P2P), para referirse generalmente a un archivo o un servidor falso, que no es lo que aparenta. También se puede utilizar para describir un montaje fotográfico, un anuncio falso, etc.
Archivos falsos[editar]
Es común que la palabra fake se refiera a un archivo falso, generalmente debido a que realmente no corresponde al nombre o la función que tiene, o que realmente es un archivo dañado o corrupto. Éste es uno de los principales problemas que se puede presentar al momento de usar los programas de intercambio P2P como el eMule. Para evitar esto, se han diseñado diversos sistemas para evitar los fakes. Generalmente el más útil es observar los comentarios que pueden indicar que se trata de uno (o en caso de saber que dicho archivo es falso, agregar un comentario y denunciar este hecho). También es posible realizar un escaneo del archivo y generar un número que intenta identificar cada uno de los archivos en la red, usando un checksum.
Ej: Buscas una película, Titanic, al terminar de descargarla resulta que es otra, la mayoria de las veces resulta ser una película porno. En musica suele pasar más de lo mismo buscas una canción y acaba saliendo otra o en mal estado.
Fake como acción política subversiva[editar]
El fake es una técnica subversiva utilizada por la guerrilla de la comunicación, en este ámbito un fake es una buena falsificación, evitación o engaño que pretende imitar la voz del poder (sociología) lo más perfectamente posible para estar vigentes durante un tiempo limitado, por ejemplo: documentos falsificados, ataques a vallas publicitarias, etc. Su objetivo es desencadenar un proceso de comunicación en el que se cuestione la estructura misma de la situación de comunicación falsificada.
Teoría del fake[editar]
Los fakes surgieron en relación con el movimiento ecologista y pacifista.[cita requerida] No cuestionan la estructura fundamental del poder, sino que, pretenden contradecir la afirmación del poder que garantiza la seguridad. En las sociedades actuales el poder se ejerce y se legitima, en gran parte, por medio del discurso. El fake intentará alterar este sistema de funcionamiento del poder y dañará su legitimación difundiendo en su nombre informaciones falsas, modificadas o sin sentido. En estos procesos de comunicación el fake pretende hacer vislumbrar al "otro" de lo existente, lo que el discurso dominante suele condenar al silencio, sin conseguir nunca hacerlo desaparecer.
Funcionamiento del fake[editar]
Su funcionamiento se basa en una paradoja: por un lado, el fake debería ser lo menos reconocible posible, por otro, debería desencadenar un proceso comunicativo donde quede claro que se trata de una información falsa. Tiene que quedar claro que desde la guerrilla de la comunicación un fake que no se descubre es un fake fallido, pudiendo duplicar el refuerzo del discurso de poder que se pretendía imitar. Tanto el fake como otras técnicas subversivas pretenden crear una distancia respecto a las formas o enunciados que nos vienen desde las estructuras de poder socialmente aceptadas. Las afirmaciones subversivas constituyen una posibilidad para intervenir en debates actuales y desacreditar posiciones hegemónicas.
Véase también[editar]
Bibliografía[editar]
- Grupo Autónomo a.f.r.i.k.a. Luther Blissett/ Sonja Brünzels (2000) Manual de Guerrilla de la Comunicación: cómo acabar con el mal. Barcelona: Virus
https://es.wikipedia.org/wiki/Fake
https://es.wikipedia.org/wiki/Fake
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