Érase un reino feliz en el que todos disfrutaban de paz y armonía. El rey vivía en el castillo que dominaba el pueblo desde la cima del monte rodeado de bosques. En el valle todos se afanaban pastorilmente a sus quehaceres y no faltaban juegos y fiestas que alegraban la vida de los ciudadanos.
Pero como en todo cuento, había una bruja que acuñaba en su espíritu todos los malos pensamientos y acciones. Una noche la bruja bajo al pueblo y envenenó el agua del pozo.
Al día siguiente todos los habitantes del pueblo, niños, ancianos, hombres y mujeres, todos enfermaron al beber el agua y se volvieron locos.
El rey tenía su propio pozo en el castillo y su agua no estaba envenenada y el no sufrió la enfermedad.
Pasaron los días y todos los habitantes empezaron a pensar que el rey se comportaba como un loco, el disgusto cundió, la indignación corrió por todos los rincones y empezaron las revueltas contra el rey loco.
El rey no entendía nada de lo que estaba pasando, pensaba que todos se habían vuelto locos.
Y donde hay una bruja hay un hada.
El hada bajó a visitar al rey y le relató lo que había pasado, el envenenamiento de la bruja y la enfermedad y locura de todos sus súbditos.
Mientras, crecían los altercados y las revueltas y el rey veía en peligro su monarquía y su reino.
Entonces una noche el rey bajó disfrazado y embozado al pueblo, y así, oculto para que nadie le descubriera, se acercó al pozo y bebió su agua hasta hartarse.
A la mañana siguiente y ante el asombro del pueblo, descubrieron que el rey había recuperado la cordura, y todos se regocijaron y lo celebraron con una gran fiesta porque el rey no estaba loco.
Y el rey siguió reinando por muchos, muchos años, ya que desde entonces bebía el agua del pozo del pueblo.
http://www.jesusmartinsanz.com/2012/04/22/y-el-rey-bebio-el-agua-del-pozo/
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