En nuestro viaje por la isla de Creta puede llegar a sorprendernos la cantidad de gatos que pululan a sus anchas por doquier, ora durmiendo plácidamente en el césped de uno de los monasterios más conocidos, en Moni Arkadiou, metiéndose entre las faldas de la sotana de un monje ortodoxo; ora buscando caricias a la entrada del yacimiento de Knossos.
En las ciudades los gatos también pasean con tranquilidad entre los turistas, buscando un bocado debajo de las mesas de los restaurantes de Chania, Rethymo y Herakleion.
En la Creta minoica los gatos y los perros formaban parte de los animales preferidos por la nobleza, y en ocasiones aparecen representados en esculturas y mosaicos.
Además de un carácter muy amistoso que presta a acercarse a ellos, los gatos cretenses son uno de los símbolos que se reproducen en camisetas y postales.
Hoy en día siguen siendo un animal muy apreciado, que la gente alimenta de forma altruista y que gracias al envidiable clima de Creta tiene en las calles un “ecosistema” ideal.
Así que si os cruzáis con alguno de los miles de gatos aprovechad a sacarles fotos que os publicaremos con mucho gusto.
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