“Rocas audazmente colgadas y, por decirlo así, amenazadoras, nubes de tormenta que se amontonan en el cielo y se adelantan con rayos y con truenos, volcanes en todo su poder devastador, huracanes que van dejando tras de sí desolación, el océano sin límites rugiendo de ira, una cascada profunda en un río poderoso … su aspecto es tanto más atractivo cuanto más temible, con tal que nos encontremos nosotros en lugar seguro y llamamos gustosos sublimes a esos objetos porque elevan las facultades del alma.”
Tempestad (Immanuel Kant)
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