Cuando lo feo es hermoso | LANACION.com
Hegel señaló que el dolor y la fealdad no pasaron a formar parte de las representaciones artísticas hasta el advenimiento del cristianismo, porque no se podrían usar las formas de la belleza griega para retratar a Cristo azotado, coronado con espinas y crucificado. Estaba equivocado, porque el mundo griego no fue solamente un lugar poblado con Venus de mármol blanco: también fue el escenario del desuello de Marsas, la angustia de Edipo y la letal pasión de Medea. Pero la escultura y pintura cristianas abundan en rostros contorsionados por el dolor, aun cuando no se hayan aproximado al sadismo de Mel Gibson.
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