martes, 19 de marzo de 2013

Conferencia de Todorov en Buenos Aires


Todorov en Buenos Aires

Tzvetan Todorov dictó una conferencia en el auditorio de la Fundación OSDE.
Por Matías Fernández.

               Espacio de cultura en primera persona.

Ayer estuve en la primera de dos conferencias que va a dar el lingüista y filósofo Tzvetan Todorov en Buenos Aires. El lugar elegido fue el auditorio OSDE, un lugar excelente, de gran capacidad y comodidad.
Antes algunas palabras para la organización. La cita era para las seis de la tarde, salí de mi trabajo y llegué pocos minutos después. Había una fila larga que ocupaba todas las escaleras hasta el segundo subsuelo, donde está el auditorio. La entrada fue relativamente rápida, toda la demora se producía porque a la entrada del auditorio era necesario dar nombre y apellido; la asistencia era con registro previo. Aquí aparece lo negativo. A pesar de estar registrado desde el día 24 de septiembre, no aparecía en la base de datos. Eso significó en un primer momento que no podría entrar, así de simple, gracias a un error ajeno. Por suerte no era el único y un grupete de señoras hicieron fuerza suficiente como para que nos dejaran pasar. Superado el mal trago.
El locutor Ricardo “Tero” Martínez Puente fue el encargado de presentar el encuentro. Después el sociólogo Luis Alberto Quevedo hizo un resumido repaso por la carrera del invitado antes de darle la palabra. Una vez que Todorov empezó a hablar, ya no paró durante casi dos horas. Se explayó sobre las ideas de civilización, barbarie y culturas. Dejo claro que “civilización” lo usaba como término opuesto a barbarie y culturas para referirse a los diferentes pueblos y no confundirse con “civilizaciones”. El recorrido fue extenso, empezó con los bárbaros y la vulgata sobre qué eran los bárbaros y llegó hasta Mao.
Cuando vienen intelectuales de semejante porte, pasa algo raro. Todos asistimos como encandilados, a ese hombre lo leímos decenas de veces e impregnó todo nuestro saber desde antes de que naciéramos, en mi caso. Pero cuando lo escuchamos, no recibimos nada nuevo, parece todo un gran refrito. Es lo mismo que pasa cuando vemos los sketches de los Hermanos Marx, todo parece conocido y aburrido, precisamente porque ellos inventaron cada uno de los chistes que vimos desde aquel entonces. Algo similar pasó con Todorov. Lo leímos tanto que ya no siquiera tenemos un conocimiento consciente y detallado de sus tesis, pareciera que lo que dice es “natural”, sabido, corriente. Evidentemente no es así.
Había en el auditorio mucha gente que tengo vista de la Universidad, seguro asistieron con el mismo espíritu que yo. Cuando Todorov terminó con su exposición (que pudimos escuchar los que no hablamos francés gracias a una buena traducción simultánea con auriculares provistos por la organización) se hizo lugar a preguntas que el público debía entregar en papelitos para que Quevedo seleccione. Se le preguntó por el tema de Merkel (Canciller alemana) y su postulado multiculturalismo, por la política exterior de Estados Unidos, por el conflicto con las ropas que pueden o no llevar las mujeres musulmanas en Francia y por la bajada de su libro que menciona al choque de culturas, título de un libro de Samuel
Huntington. Sin embargo la pregunta que hizo reir a muchos fue si había leído el Facundo. No fue un acto de vanidad por parte del público, como podría pensarse en un primer momento, el título de la conferencia era “Civilización, barbarie y culturas”. Bien podría tratarse de una cita a Sarmiento en ocasión de la primera visita de Todorov a nuestro país. Bueno, no, no fue así. Quevedo comentó que durante un café que habían tomado esa misma tarde, le preguntó si había leído el libro y Todorov le confesó que no. Esto no significa nada, ni bueno ni malo. Quizás solo una pista de que uno de los pilares fundamentales de nuestra literatura no sea tan fundamental en los países centrales, como alguna vez nos animamos a imaginar.

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