Asesinato de calidad de John Le Carré:
El examen del cadáver demuestra que la joven fue víctima de un brutal asesinato. Pero el examen de la habitación, la casa y los alrededores demuestra, sin ningún género de dudas, que nadie estuvo allí. Y que, por tanto, nadie pudo asesinarla. George Smiley descubre además otra incongruencia: nadie querría hacer el menor daño a Stella Rode. Era la insignificante esposa de un profesor novato, recién llegado a uno de los colegios más exclusivos y tradicionalista de Gran Bretaña, y era una mujer abnegada, caritativa y piadosa. Pero al parecer estas virtudes eran otros tantos defectos en el intrigante mundo del profesorado, un mundo de ambiciones tan desmesuradas como mezquinas.
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